Esta película de Woody Allen, que estuvo en el Festival de Cannes 2010, es una graciosa e inteligente mirada del neoyorquino hacia un grupo de personajes cruzados por la muerte en el Londres actual. Anthony Hopkins y Noami Watts, entre otros, dan pie a una comedia de enredos que pone de manifiesto el deseo de Allen de volver a rodar en Inglaterra tras su maravillosa obra maestra "Matchpoint" y la menor "El sueño de Casandra". "El tono y humor inglés creo que me ayudaron para hablar con más sorna de la muerte", dice el veterano director sobre una trama coral y en donde el fondo europero aún no le puede quitar su inteligente influjo neoyorquino.