El 2010 Ignacio Casale Catrachia corrió el Dakar. Lo hizo en el único camión chileno que participó en esa edición de la prueba. Fue copiloto de su padre, Francisco.

Conoció de cerca la aventura y se puso una meta: Correrlo, pero en motos, su pasión de toda una vida.

Sin ni siquiera pensarlo, la oportunidad le llegó, luego de adjudicarse el wild card que la organización entrega para un chileno en motos.

“Se lo daban al mejor ubicado en el campeonato nacional, pero que no haya corrido antes el Dakar. Yo fui tercero tras Felipe Prohens y Rodrigo Caballero. Ambos ya con participación en la carrera”, analiza Casale.

Pero esta invitación paga sólo la inscripción, el resto de los gastos ha corrido por el propio piloto y es ahí donde pone una alarma. “Me tuve que endeudar, pedirle plata a mi papá, acá en Chile nadie te apoya. Pienso el próximo año competir por Argentina, allá es mucho más fácil”, lanza el estudiante de administración de empresas.