Parque Nacional Isla Magdalena

El último intento de Puerto Gaviota

Después de los tiempos de bonanza en los ’80 debido a la fiebre de la merluza y la posterior debacle, este caserío adosado al parque nacional busca reinventarse y convertirse en una eco-caleta. Aquí, una historia más ligada a la supervivencia que a la conservación.

por José Pablo Harz - Fotos: Andrés Gómez Espinosa
LUNES 27 DE ABRIL DE 2015
Así es la Isla Magdalena en la Región de Aysén

Si se hace el ejercicio de googlear “Isla Magdalena”, el parque nacional aparecerá recién en el décimo quinto lugar, en la segunda página. Antes, todo el protagonismo se lo llevará otra isla que tiene el mismo nombre, que también está en Chile y que al igual que su tocaya pertenece al grupo de áreas silvestres protegidas por la Conaf. Y esa ventaja no se da solamente en el mundo digital: el Monumento Natural Los Pingüinos, ubicado en la XII Región y afincado en las islas Magdalena y Marta, recibió en 2014 a casi treinta mil visitantes según cifras oficiales, mientras que el parque nacional ni siquiera figura en los registros. No hay senderos ni guardaparques. Tampoco un letrero de bienvenida. Son 157 mil hectáreas de espeso bosque dominado por coigües, canelos, arrayanes y quilas en abundancia, ríos, lagunas perdidas y el volcán Mentolat. Sin embargo, hay un pequeño sector ubicado en el sur de la isla en que el panorama cambia: cinco hectáreas, 100 casas, 45 personas y una larga pasarela de madera en forma de herradura, que tienen una historia mucho más ligada a la supervivencia que a la conservación.

En la década de los 80, la fiebre de la merluza se apoderó de la Región de Aysen y cientos de pescadores comenzaron a buscar las mejores zonas para extraerla. Uno de estos lugares estaba precisamente al sur de la Magdalena (como le llaman los lugareños). En un día era común pescar entre 200 y 300 kilos de mercadería fresca. En ese tiempo, específicamente en 1983, el Ministerio de Agricultura decidió declarar a la isla como parque nacional y abrió una disputa que duraría por muchos años. Recién en 1997 y tras la continua y reconocida ayuda del sacerdote Antonio Ronchi, el Estado decidió desafectar del parque esta pequeña franja de tierra para fundar oficialmente Puerto Gaviota. La alegría no duró demasiado y como todo boom, el de la merluza comenzó a decaer. El pequeño colegio pasó de tener veinte niños a contarlos con los dedos de una mano y lentamente la población empezó a disminuir por la migración y la muerte de varios de sus habitantes. El fin se veía muy cerca.

Datos del parque
  • Ubicacion: Una hora navegando hacia el oeste desde Puerto Cisnes
  • Superficie: 157.616 hectáreas
  • Cuándo: Todo el año/No hay sendesros habilitados por Conaf
  • Atracción: Isla Magdalena
Actividades

“Nosotros tenemos una desventaja, porque nuestra población era mayormente femenina. A diferencia de otras caletas de la zona donde la mayoría eran hombres que se profesionalizaron y volvieron a su pueblo a entregar otra visión, acá las mujeres se casaron y los maridos de ellas no tenían relación con lo que hacemos nosotros, entonces en lugar de volver, el pueblo se fue quedando vacío”, relata Juan Ruiz Vásquez, el Mosca, presidente de la Junta de Vecinos de Gaviota. Sin embargo, más que echarse a morir y con la claridad de que la merluza no los iba a sacar de esta situación, los habitantes comenzaron buscar alternativas que les permitan sobrevivir a esta crisis y lograr de una vez por todas la consolidación que aleje el miedo a la desaparición total.

“Estamos en proceso de darnos a conocer, porque no aparecemos ni en el mapa. Por eso, por ejemplo, este año hicimos la segunda fiesta costumbrista la cual arrojó números positivos: el año pasado vinieron como 90 personas y este alrededor de 150. De hecho gente del Sernatur vino a ver porque hay un interés de levantar la zona y convertirla en una alternativa para la época estival”, explica Ruiz, quien además adelanta que esperan aprovechar el hecho de estar adosados al parque nacional para impulsar un nuevo concepto: “La idea es lograr el plus por el hecho de estar inserto en el parque, pero para eso también hay que demostrar que se está conviviendo de buena forma con él. Nosotros estamos buscando darle el plus a Gaviota y constituir una eco-caleta. Nosotros tenemos dos senderos que son atractivos para la gente. Cuando se construyeron Conaf no apareció, aunque supuestamente para abrir el sendero debía haber ingenieros, pero no llegó nadie. Se informó y como nadie escuchó, tuvimos que hacerlo, porque teníamos la necesidad de hacer esos dos senderos. Tampoco hemos tenido recriminaciones”.

Además de impulsar el atractivo turístico, que ya es inmenso con el solo hecho de desembarcar en el pueblo y darse cuenta que tras pocos metros de cemento -donde se estacionan los vehículos que llegan con mercadería en el ferry que arriba desde Puerto Cisnes- comienza una red de pasarelas que conectan las casas, la iglesia, el colegio, el centro médico y los dos almacenes. Todo alrededor de una bahía que cuida los botes pesqueros con originales nombres. Más allá de todo eso, en Gaviota buscan prevenir que las salmoneras los terminen consumiendo y transformando en una simple zona industrial. Y ese miedo no nace de la nada.

“Ahora, después de estar botados por harto tiempo, ya tenemos agua potable, luz eléctrica al menos por doce horas al día, tenemos internet. Los servicios básicos están para poder comenzar a tomar el camino hacia el desarrollo. La salud es nuestro cuello de botella pero al menos están las voluntades. Sin embargo, uno de los miedos que se tiene es que hace tres años a nadie le importaba Puerto Gaviota. Ahora hay un muelle enorme que no se sabe para dónde apunta la inversión. Aquí hay claramente un polo de desarrollo, que si no es aprovechado por nosotros va a llegar gente con plata y va a disparar la caleta para un lado que no queremos. Van a aparecer salmoneras y todos nosotros vamos a terminar arreglando redes”, dice Ruiz.

La idea que se propone en las reuniones entre los líderes locales es de dejar de obsesionarse con la pesca a gran escala y concentrarse en intentar generar productos terminados y así sacar una ventaja. “Nosotros proyectamos que con los recursos que tenemos podemos construir pequeñas plantas para procesar y envasar nuestros productos: ya sea solamente merluza o también algas, que es otro nicho que está en alza. De esta forma buscamos generar la ventaja necesaria para generar recursos suficientes para Gaviota. Al final lo que buscamos es que el entorno de caleta no se pierda”, recalca Ruiz, quien a sus 49 años quiere dejar de hablar del pasado: “La preocupación de nosotros es como mantenernos”.

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Caminar por Santiago. Recorrer la Alameda entera e inmiscuirse en cada una de las calles que la cruzan. Visitar a pie las comunas de Puente Alto, Colina y Peñaflor. Terminar y darse cuenta que completaste una travesía de 70 mil hectáreas que conforman la capital de Chile.

#Parques2015 es algo así, pero 128 veces más grande. Los edificios y el cemento cambiarán por más de 9 millones de hectáreas conformadas por alerces milenarios, lagunas vírgenes, áridos desiertos, glaciares en peligro, pumas e historias desconocidas hasta ahora.

Serán cinco meses de recorrido por los 36 Parques Nacionales del país. Un viaje que contempla 12 mil kilómetros de trayecto por tierra, además de otros ocho mil kilómetros por mar y cielo.

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