Roosevelt, récords y preocupaciones: La exitosa vida del parque más antiguo de Chile

Hay personas que nacen para hacer historia. Gente condenada al éxito desde que abre los ojos. Hombres y mujeres que no conciben una vida en el anonimato, un pasar por el mundo simple y sin mayores repercusiones, un futuro sin grandes proyectos y mejores resultados. En el caso de los parques nacionales pasa algo parecido. Los hay pequeños y con promedios de visitas que no llenan la hoja de un cuaderno, hay otros gigantescos pero con senderos que no avanzan más allá del kilómetro. Para ellos la vida es simplemente conservar su ecosistema; así vivirán eternamente hasta que las autoridades digan lo contrario. Pero hay otros que se lucen a diario, que reciben a miles de visitantes por jornada, que tienen récords, lideran rankings y pueden presumir que grandes personalidades se han fotografiado con ellos. Son los parques mimados.

Dentro de esa lista está el Vicente Pérez Rosales. Si bien su éxito internacional está lejos del de Torres del Paine y Rapa Nui, a nivel local es el indiscutido rey. Los últimos números entregados por Conaf lo alzaron como el parque más visitado del 2014 con más de 400.000 mil personas controladas. Y en el verano de 2015, las cifras preliminares hablan de una media de seis mil tickets cortados por día. Para Mario Maturana, administrador del parque, la razón de ese éxito no solamente recae en la majestuosidad de los paisajes. Él asume que son privilegiados con respecto a los contextos en que se ven envueltos otros parques

“Es el más visitado de Chile porque las vías de acceso son fáciles. Tiene una carretera que es de alto estándar, basta con compararla con la de otros países de Latinoamérica. Es de los pocos parques en que no hay que meter el auto en caminos de ripio para llegar. Además aquí tenemos lugares icónicos que todos quieren visitar. También, a nivel país, se ha desarrollado poco a poco la promoción del turismo local”, explica.

Además de la cantidad de personas que diariamente admiran los Saltos del Petrohué –atractivo que concentra el 70% del total de visitas- la historia de esta zona le otorga al parque otra razón para que el Volcán Osorno y el Lago Todos los Santos inflen el pecho. Cuando el 17 de agosto de 1926 se oficializó la creación del VPR, solamente se habían creado trece parques nacionales a nivel mundial, dos en Sudamérica y uno en Chile: el Benjamín Vicuña Mackenna, que luego de nacer en 1925 dejó su categoría cuatro años para décadas después pasar a ser parte del Huerquehue. De esta forma el VPR pasó a ocupar el flamante puesto del más antiguo del país, el segundo del continente y el decimotercero a nivel mundial, donde los precursores fueron los estadounidenses Yosemite y Yellowstone, proclamados parques nacionales en 1872 y 1890 respectivamente.

Antes de consagrarse hace 89 años como área silvestre protegida, las 253 mil hectáreas que forman el parque ya tenían una larga historia. Por sus tierras, por ejemplo, se paseó en 1913 el ex presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt. Luego de dejar el mandato en su país, viajó a recorrer las tierras sudamericanas donde intentó sembrar las ideas conservacionistas. Así conoció al perito argentino Francisco Moreno (famoso por representar a su país en los problemas limítrofes con Chile) con quien trabajó para comenzar a aplicar la protección de zonas verdes en esta parte del mundo.

Gran parte de esas anécdotas, personas, tragedias, cambios y objetivos del parque fueron reunidos en el libro “Breve historia del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales” de Michel Parra, Carmen Angulo y Sebastián Quezada. La obra fue lanzada en diciembre del 2014 y es distribuida por la Conaf en distintas bibliotecas y escuelas de las regiones cercanas. Es un volumen cuidado, con valiosas fotos de principios del siglo XX y con una prosa que invita al lector a trasladarse a los inicios de las políticas de conservación de áreas naturales.

El coordinador del proyecto que culminó con 55 páginas de un libro que calza perfecto para adornar un living, fue el mismo Maturana, quien no se conforma con haber ayudado a escribir la historia. “Este año estamos comenzando algo que llamamos “Camino al centenario”, para el 2026. Entonces vamos a revisar una serie de mejoras, tanto a nivel de infraestructura, recursos humanos, y todo lo que se requiera para que el parque pueda alcanzar un nivel óptimo, a lo menos a la altura de Torres del Paine y Rapa Nui, porque siendo un parque tan antiguo merece tener esos estándares”, dice.

Maturana se refiere principalmente a las condiciones en que viven y trabajan los guardaparques. Las construcciones que predominan en la zona más visitada del VPR distan mucho de un lugar que en verano recibe 10 millones de pesos al día solamente por concepto de venta de entradas. El problema es que ese dinero no es reinvertido en el mismo parque: la recaudación va a las arcas generales de la Conaf para luego ser redistribuidas según un presupuesto anual que está previamente asignado.

“Justamente se está trabajando en un cambio de modelo que obliga a reinvertir en los parques. Por ejemplo, si tú lo piensas esta es una oficina pobre, tú vas al área de Bariloche y te encuentras con estándares totalmente distintos. Nosotros esperamos que el sistema de financiamiento cambiara y es una de las mejoras que está incluida en el plan del centenario. La idea es que hubiese más recursos para mejorar las casas de los guardaparques y potenciar los vehículos, entre varias otras cosas”, dice Maturana.

Otro de los proyectos que se añora en el VPR es el cambio de la administración a la zona de Ensenada. Se quiere construir una oficina de alta tecnología, que cuente con modernos sistemas de calefacción, donde el agua lluvia sea reutilizable, que esté conectada fluvialmente al Lago Llanquihue. Y así una serie de modificaciones que lo devuelvan al primer plano mundial, porque alguien que nació ganador no concibe otro futuro. Maturana lo tiene claro: “Yo no sé si siga aquí para el 2026, pero eso da lo mismo, lo único importante es el parque”.

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