Descubrimiento de América

Claramente no fue Colón el descubridor de América. Antes que él están Mernoc, San Brandan y Erick el Rojo y su hijo, Leif Erickson, el príncipe galés Madec, Hui Xian, entre otros. Lo que sí logró el navegante fue la colonización del continente que.

Cuna y sepulcro, conocimientos científicos y náuticos, inspiración espiritual de su empresa, seguridad de propósitos, descubridor cabal, intérprete de la intención de los Reyes Católicos o simple ejecutor interesado, sigiloso predescubridor de las Antillas, todos estos temas encuentran motivo de debates y controversias cuando se estudia a Cristóbal Colón y sus viajes entre 1492 y 1504.

Más allá de que el constante investigar que provocan estos acontecimientos produzca correcciones y eche luz sobre ellos, el largo camino transcurrido permite afirmar que el 12 de octubre de 1492 se fundó Hispanoamérica, iniciándose un proceso que ensanchó el mundo, proyectó a España en las míticas comarcas de las Indias Occidentales y sumó a la historia universal una genial empresa de difusión y afianzamiento de la fe católica, de un nuevo orden jurídico y una lengua que, afirmándose en el siglo XV con la gramática de Nebrija, dio unidad a un inmenso territorio.

Cristóbal Colón permitió la concreción del inicio de ese gran capítulo histórico. Su mundo había sido el Mare Nostrum de la antiguedad clásica, aunque habíase internado también en las aguas atlánticas en extremos nortes o en la ruta portuguesa que rodeaba al Africa. Para Paolo Emilio Taviani, este ``genio del mar'', Colón, es genovés de origen y la lista interminable de autores que lo prueban y sostienen, desde los cronistas de la época hasta los historiadores más eminentes del presente, es contundente. Al servicio de Portugal, nación que impulsada por Enrique el Navegante pugnaba por viabilizar la ruta a la India, Colón se familiarizó con las travesías riesgosas por el Mar Tenebroso.

Rómulo D. Carbia recuerda la existencia en la Catedral de Sevilla de libros de navegación con sus márgenes ``llenos de anotaciones, de puño y letra de Colón''. Son obras escritas después de 1477 y esos comentarios parecían corresponder a épocas posteriores al descubrimiento. Colón había contraído matrimonio con Felipa Moniz, hija de Bartolomé Perestrello, capitán de Porto Santo, a través de cuya familia se vinculó con gente de experiencia marinera, familiarizándose con sus conocimientos.

El rey de Portugal, Don Juan II, no aceptó su proyecto de viajar por el oeste hacia la India, inspirado en documentación y versiones que en muchos casos no eran convincentes. Sin poder afirmar que Colón propusiera esa aventura indica a Génova, Venecia, Inglaterra o Francia, lo cierto es que emprendió viaje a España, viudo ya, con su hijo Diego y el ánimo contrito.

La Corte residía en Córdoba, próxima a emprender la definitiva recuperación del territorio peninsular, del que sólo Granada restaba en poder del invasor árabe. Corría 1485 cuando al parecer establece contacto con los franciscanos de La Rábida fray Antonio de Marchena y fray Juan Pérez, llamados a tener más tarde preponderante influencia en el éxito de las ideas colombinas. Los duques de Medina Sidonia y Medinaceli fueron entrevistados por Colón y es en casa del último de ellos, en el puerto de Santa María, donde reside casi dos años, a la vista de la bahía de Cádiz.

Sus proyectos logran mover el interés del contador de los reyes, Alonso de Quintanilla; del prominente cardenal Pedro González de Mendoza y del legado pontificio Antonio Geraldini.

La audiencia con los Reyes Católicos, el 20 de enero de 1486, en Alcalá de Henares, no significó avance apreciable. Retorna a Portugal dejando a su hijo Diego en el convento de La Rábida, pero vuelve a España quizá nuevamente desilusionado. En Salamanca entabla relación que sería valiosa con el dominico fray Diego de Deza. Ya por 1491 retorna a La Rábida. En 1488 había nacido su hijo Hernando, su futuro biógrafo, y los acontecimientos llenos de dilaciones habían minado su espíritu. Creyó entusiasmar al Rey Fernando en su pretendida empresa, que financiaría la recuperación del Santo Sepulcro de manos infieles, y flotaba en su derredor ese clima burlón y despectivo de filósofos, astrónomos, expertos en náutica, que le habían dado la sensación de que la ciencia y la política se oponían a apoyarlo.

Es en La Rábida donde, en el marco austero en que flota el Santo de Asís, con que se hallaba firmemente enfervorizado, dialoga con fray Juan Pérez en términos propios de una confesión sacramental. De esa intimidad surgió el entusiasmo con que el fraile, de confianza de la Reina Isabel, se transforma en su providencial pregonero. Resultado de esa intercesión fue su entrevista con la reina en el campamento de Santa Fe, en la vega de Granada.

La culminación de la guerra de la reconquista llegaba a su fin. Colón participa de la entrada triunfal en La Alhambra, símbolo enaltecido del califato que entregaba el débil Boabdil. Quizás ese marco de entusiasmo y las amarguras pasadas impulsaban a Colón ya su apellido ha quedado así después de su etapa de Colombo a exigir dignidades y proporciones económicas de gran envergadura. Virrey, almirante, gobernador de las tierras por descubrir, diez por ciento de los beneficios por obtener, un ocho por ciento de las empresas comerciales por establecerse y supremo arbitraje en cuestiones mercantiles. Isabel rechaza sus pretensiones y el navegante emprende su regreso a La Rábida al tranco de su mula. A seis kilómetros, en la aldea de Pinos, un mensajero real alcanza su triste viaje y le comunica la buena nueva de un retorno al diálogo. El camino de América abre su paso desde aquel momento.

Luis de Santángel, abogado y financista de la monarquía hispánica, soluciona el costo de la expedición. Colón aportaría 250.mil maravedíes provenientes de comerciantes genoveses y florentinos; Santángel, como tesorero de la Santa Hermandad, sumaría 1.140.mil maravedíes, cuyo préstamo la Corona aceptaba en base a tiempo e interés concertados. No fue necesario aceptar el gesto de Isabel de hipotecar sus joyas, que la historia un tanto romántica de esta época ha difundido inspirando estatuas como la que el escultor argentino Arturo Dresco levantó en Buenos Aires, con la reina entregando al descubridor un cofre cuajado de alhajas.

De todas formas, las Capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492 documentan el pacto triunfal de Cristóbal Colón. El 20, las dignidades que se le otorgaron fueron declaradas hereditarias. De los tres navíos que integrarían la expedición, dos podrían requisarse en el puerto de Palos y otro se obtuvo de Juan de la Cosa, navegante y cartógrafo, que lo cedió.

Martín Alonso Pinzón y su hermano Vicente fueron claves para la obtención de los navíos prometidos por la Corona, y conocedores de las inquietudes e intereses de los moradores de Palos, Moguer y Huelva, equiparon convenientemente la Pinta y la Niña. La Gallega, de De la Cosa, fue rebautizada como Santa María y desde ella comandó la travesía Colón.

La monumental ``Raccolta Colombina'', publicada con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América, nos dio las dimensiones de las embarcaciones precursoras. La Santa María: puntal 4,48 m; manga: 8,40; eslora: 26,30; quilla: 19,4 m. Pinta, puntal: 3,36 m; manga: 7,28 m; eslora:

25,20 m. Niña, puntal: 3,36 m; manga: 7,28 m; eslora: 24,08 m. El tonelaje aproximado era de 150 a 200 para la Santa María y de poco más de 100 para las otras dos naves. La tripulación sumaba noventa hombres, sin precisión comprobable de esta cifra. Aragoneses, castellanos, vascos y andaluces de Palos, Moguer y Huelva integraban el rol, aunque algunos extranjeros se citan.

Luis de Torres actuaría como intérprete de lenguas orientales. Los mercedarios afirman haber participado con algún fraile. Se sustituyeron las velas de la Santa María por lienzos cuadrados, reduciéndose a tres. En el palo mayor lucía un estandarte con las iniciales coronadas de Fernando e Isabel y con una cruz verde sobre campo blanco. ``En el amanecer del 3 de agosto de 1492, luego de haber oído misa en la iglesia de San Jorge, bajaba las aguas del Tinto y el Oder la flota de Colón. Sorteada la isla o barra de Saltés, una ventosa corriente se embolsó en los velámenes y se puso en el rumbo que conduciría al descubrimiento trascendental''.

Corresponde tomar conciencia de aquel esfuerzo ciclópeo, más allá de la minuciosa consideración de las debilidades humanas, que muestran en su fragilidad al navegante del Almirantazgo de Indias. El logró, sin duda, concretar un momento histórico de España que puso al orbe cristiano más allá de las Columnas de Hércules, para cumplir una proyección espiritual y material que aún hoy perdura. Sobrepasando hondas crisis de crecimiento, pero con una presencia universal propia, Hispanoamérica se halla presidida por una fe que no sucumbe, una lengua ricamente integradora y una armazón jurídica que tiene su raíz en la libertad cristiana que tanto bien ha dado al mundo.

Por Carlos María Gelly y Obes, historiador argentino.

  La conquista  
 

La manera de proceder de los españoles para la conquista de América ha sido un tema muy criticado, debido a la violencia, imposiciones religiosas y enajenación de bienes y tierras por parte de la corona española.

Si bien la intención de Isabel fue siempre la de igualar los derechos de los indios a los de los españoles –tal como lo exhortó en su testamento- la Casa de Contratación de Sevilla se ocupaba en España de legislar y reglamentar para monopolizar la riqueza en provecho propio.

Sin embargo, figuras como la de Bartolomé de las Casas destacan dentro del buen trato a los aborígenes y el uso de la no violencia en la evangelización.

Hasta el día de hoy, 500 años después de la llegada de los españoles a estas tierras, organizaciones aborígenes siguen repudiando el llamado Día de la Raza y exigiendo una reivindicación de lo que históricamente les pertenece.

 

  El origen de Colón  
 

Navegante genovés al servicio de Porugal. Oriundo de Mallorca. Judío perseguido por la inquisición. El verdadero origen del navegante se conocerá en mayo de 2006 gracias a un estudio de ADN financiado por Discovery Channel.

La productora ejecutiva del programa que estudia su vida, Piluca Baquero mencionó a El Mercurio que "si fuera hijo del Príncipe de Viana (como se cree), Colón sería sobrino de los Reyes Católicos, motivo por el cual le habrían pagado el viaje a las Indias para ocultar su identidad".