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Estar más con nuestros hijos; darle más tiempo a la pareja; organizar mejor el trabajo en la oficina; hacer ese curso que hemos postergado. Si hablamos de desafíos podríamos establecer tantos como cada mujer chilena tenga en sus planos privado y público. Y, por experiencia, podríamos señalar que no serían pocos, porque la media es exigente, no cabe duda.

En un año que ha sido denominado “el año de las mujeres”, la definición de cuáles son los desafíos de la chilena hoy, resulta motivante. Y que mejor que plantearnos el tema con ocasión de la celebración del Día Internacional de la Mujer.

Nadie pone en duda que hace ya dos décadas la mujer salió de la casa y se abrió, paso a paso, un espacio en el mundo de los hombres, ése del trabajo, de la política, de la cultura y las ciencias.

La década que pasó, la de los ´90, tuvo como gran desafío demostrar que podíamos ir más allá del mundo del hogar y la familia, que podíamos estar en las empresas, las universidades y las oficinas.

Hoy, el desafío es otro. Ya no es demostrar que somos capaces, si no que asegurar esos espacios alcanzados. La socióloga Natacha Molina lo grafica en forma simple: “Tenemos que asegurar la igualdad en el acceso a los espacios públicos, sobre todo, en los núcleos más duros como son los cargos de dirección”.

La tarea no es fácil, persisten una serie de obstáculos que hacen el camino cuesta arriba. La mujer necesita alcanzar mayores niveles de autonomía en la toma de decisiones (no depender de la opinión de sus parejas) y mayores grados de autonomía en el plano económico.

La brecha salarial entre el hombre y la mujer se presenta aquí como un punto importante a enfrentar. No sólo por esa mayor independencia financiera, si no por que su acortamiento redundará en el desafío de sacar de la pobreza a un grupo significativo de mujeres.

Incrementar considerablemente la tasa de participación laboral de la mujer igualmente debe concentrar nuestros esfuerzos. Sin una red de apoyo real y extendida, difícilmente avanzaremos en este aspecto, especialmente, entre los sectores más populares.

La directora del Instituto Carlos Casanueva, Josefina Bilbao, cree firmemente en esto y asegura que la energía también debe canalizarse hacia aquéllas que alcanzaron una buena educación, pero que debieron hacerse cargo de la familia. Hoy, cuando desean reinsertarse en el mundo laboral, enfrentar la desactualización en varios ámbitos.

Nada de esto será fácil de conseguir sin un equilibrio entre el mundo privado y público de la mujer. Mientras ella vea sobrecargada su jornada, los avances serán costosos para todos, especialmente su familia.

Nadie duda de que mientras los hombres no se hagan responsables de su paternidad, la balanza seguirá inclinada. Pero Josefina Bilbao es certera: “La mujer debe pasar del discurso al hecho, el machismo y todo lo que ello implica se preserva porque la mujer no cede espacios y porque persiste en conductas que lo afirman”.

Los desafíos son grandes y de largo plazo. Más, se debe tener claro que lo que le pase a la mujer chilena afectará a la sociedad en su conjunto y de ahí, que esto debe importar a todos.

A los que ya les importa, les hemos dado tribuna; la ministra del Sernam y las máximas directivas de ComunidadMujer, Fundación Chile Unido, Instituto de la Mujer y Corporación Humanas tienen la palabra en Puntomujer.