Antuco
La desesperación de sus parientes:

Buscando al soldado Bustos

 

Pedro Lezaeta, enviado especial
Martes, 24 de Mayo de 2005

Familiares de Jonathan intentaron subir al sitio de la tragedia para realizar su propia búsqueda.

Gloria Bastías dice que todavía tiene esperanzas. Que no le importa la nieve. Que no quiere más explicaciones.

Por eso ayer subió a la montaña para buscar a su hijo con sus manos. "El Jonathan es inteligente, le gusta el Ejército, puede que esté en un rinconcito esperando que lo salven", dice.

El padre, Eduardo Bustos, la hace callar. Le dice que él también quiere hablar. Su rabia no le da espacio a la esperanza de su esposa. "Nos han dado puros calmantes. No se olviden que son 45 niños los que sufrieron esto. Se han encontrado 21 cuerpos, pero son 45 en total. No se olviden de eso", enfatiza.Ambos junto a un grupo de familiares llegaron ayer cerca de las 13 horas hasta el puesto de Conaf situado entre Los Barros y Antuco.

Allí un sargento de Carabineros terminó con los ánimos del grupo familiar. "No, no, no...no se puede subir el camino y el clima es malo", dijo el funcionario policial.

Gloria no le creyó. Y de nada valió que la mujer le repitiera lo mismo que ha dicho incluso al propio Cheyre: "Quiero encontrar a mi hijo". Unos ocho kilómetros más arriba las faenas de búsqueda proseguían. Pero ahora, a diferencia del domingo, estaba lloviendo. Corría viento. Los socorristas vieron un poco más complicada la misión de buscar a las víctimas del Antuco.

Dos maquinarias de Vialidad mantenían el camino habilitado ante un agua nieve persistente. Toda la vía, hasta el sector de la tragedia, ayer estuvo perfecta y transitable. El dato lo entregó casi orgulloso un funcionario de MOP, que pasó por el puesto de Conaf.

Con ello se fue a pique la excusa que el carabinero entregó a la madre de Jonathan. Gloria otra vez supo de contradicciones. "Unos dicen algo, otros todo lo contrario... y una espera y espera", señaló la residente en el poblado de Barranca.

Apenas terminó de hablar la madre de Jonathan, llegó al lugar una camioneta roja. De ella descendió un hombre que no venía con ropa de alta montaña. Ni bufanda. Ni gorro. Sólo un libro en la mano.

"Soy el padre Andrés Lacalle, de Cobquecura. Vine a rezar con ustedes... aquí más cerca de los niños", dijo.

Tras un breve diálogo con los familiares de Jonathan, los invitó a un responso. "Ahora sí puedo estar más tranquilo... igual que las familias de las víctimas", dijo Lacalle. "Conozco esta zona -añadió- por más de 30 años... por eso entiendo la magnitud de la tragedia".

Luego del rito señalado, el padre Lacalle se marchó. Antes se despidió de todos.

De los funcionarios de Conaf. De los carabineros. También de la montaña.

La familia de Jonathan, sin embargo, permaneció un buen rato más.

A la madre del recluta le pareció que era una señal la visita del padre Lacalle. "Curioso... pero habíamos quedado de ir de vacaciones con el Jonathan cuando vajaran... Íbamos a ir precisamente a Cobquecura", indicó.

Inician interrogatorios

En los planos administrativo y judicial se realizan las investigaciones ordenadas por el general Cheyre. Tanto el general Tulio Hermosilla, jefe de la Contraloría General del Ejército, a cargo del sumario interno, como el Fiscal Militar Iván González, que instruye la causa judicial abierta por el Ejército, han tomado declaración a los tres oficiales relevados de sus mandos: el coronel Roberto Mercado, el teniente coronel Luis Pineda y el mayor Patricio Cereceda, quienes permanecen en el regimiento de Los Ángeles, mientras se decide su nueva destinación.

COINCIDENCIA

JONATHAN y su familia pensaban veranear en Cobquecura, la misma localidad desde donde vino el padre Lacalle.

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El padre Andrés Lacalle reza junto a los padres de Jonathan Bustos en las cercanías del refugio de Conaf. La familia pretendía seguir subiendo para ayudar en el rastreo.
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