Una chilena fue la causante de que Rodolfo Valentino se convirtiera en el “sex symbol” más grande de los años 20. Según la biografía aparecida en mayo de 2003 –“Amante oscuro: vida y muerte de Rodolfo Valentino”-, los celos del marido de ella obligaron al actor a dejar Nueva York y trasladarse a Hollywood, donde encontró la fama en el cine mudo.

Una dama

Blanca Elena Errázuriz Vergara es recordada por dos hechos muy dispares de su vida, pero que la reflejan plenamente como la gran dama de tesón y empuje que deslumbró a la elite de su tiempo.

Su empeño le permitió poner en pie, después del terremoto de 1906, el Palacio Vergara de Viña del Mar, gran casona familiar que aún se conserva en la Ciudad Jardín. Y su fuerza la sacó del oscuro pasaje que la marcó por siempre… el asesinato de su esposo en defensa de su hijo.

Hija de Guillermo Errázuriz y de Blanca Vergara, nieta de don José Francisco Vergara, ministro de Guerra y héroe de la Guerra del Pacífico, llamaba la atención en los salones de la aristocracia viñamarina por su belleza y encanto.

Hermosa, rica y concertista en piano, tuvo una extensa lista de pretendientes; sin embargo, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, se casó con un millonario norteamericano, cuyos negocios incluían el tráfico de caballos de guerra.

Su marido, un apuesto caballero bastante mayor que ella, era un alcohólico empedernido que llevó a la joven a un túnel de desesperación que tuvo como desenlace un escandaloso y sangriento asesinato: un caso tristemente célebre en los anales de la policía estadounidense que, entre otros importantes periódicos, ocupó las principales páginas de “The New York Times”.

El hecho, publicado el 6 de agosto de 1917, estremeció a la opinión pública y afectó de manera especial a muchos viñamarinos.

A los vecinos de la Quinta Vergara les parecía mentira que la niña Blanca Elena (cuya belleza atrajo hasta al mismísimo Rodolfo Valentino) estuviera involucrada en tan penoso suceso. No podían creerlo. No algo semejante. Pero era cierto.

Los detalles del caso están narrados en el libro “Blanca Elena. Memoria indiscreta de la Quinta Vergara'', obra de Luz Larraín, de Editorial Sudamericana.

Meses antes del crimen, en 1916, Rodolfo Valentino – en esa época, sólo Rodolfo Pietro Filiberto Raffaele Guglielmi- había sido uno de los testigos del divorcio de Blanca.

Llegado cuatro años antes a Nueva York con un boleto de segunda clase comprado por su madre, este italiano del sur se había enamorado fulminantemente de la esposa sudamericana del millonario John de Saulles, uno de aquellos políticos y magnates que dominaban la sociedad neoyorquina de comienzos del siglo 20.

Sin embargo, cuando la relación marital entre John y Blanca comenzó a desintegrarse, la chilena no dudó en llamar a algunos de sus mejores amigos para atestiguar y justificar el inminente divorcio. Uno de ellos fue este bailarín de tango, con fama de gigoló y ojos adormecidos.

La historia es sólo una de los muchos relatos que aparecen en el libro “Amante Oscuro: Vida y Muerte de Rodolfo Valentino”, de Emily W. Leider, que recibió elogiosos comentarios en The New York Times y The Washington Post, entre otros periódicos norteamericanos. La obra es considerada la más exhaustiva biografía sobre el ícono del cine mudo hasta ahora publicada.

Dueña de una belleza impresionante, la chilena Blanca Errázuriz pertenecía a una de las más rancias familias de Viña del Mar. Aunque la autora del libro aclara que la relación con Rodolfo Valentino no fue un amor de características épicas, asegura que el actor -en ese entonces un perfecto don nadie- estuvo profundamente enamorado de ella.

"Se conocieron en uno de estos salones de danza y bailaron juntos en varias ocasiones", explica la escritora, al recordar que Valentino era un gran bailarín y que antes de ser famoso frecuentaba las salas de baile neoyorquinas. "Así se ganaba la vida Valentino, que entonces era sólo Rodolfo Guglielmi. No creo que llegaran a ser amantes, pero por lo menos él se sentía muy atraído por ella", revela la biógrafa.

Según Emily W. Leider , la principal razón por la que el primer y más grande latin lover del cine dejó Nueva York, estuvo muy relacionada con este episodio de su vida. Cuando Blanca logró divorciarse de su esposo -quien tenía fama de mujeriego-, el hombre comenzó a perseguir a Valentino por todos los rincones de Nueva York, convencido de que éste había sido el causante de la ruptura.

"Puso avisos en la prensa y consiguió que lo arrestaran. Valentino salió rápidamente en libertad, sin cargos. Sin embargo, no quería saber nada de De Saulles y dejó Nueva York para ir a California, donde comenzó su carrera como actor. En otras palabras, en parte gracias a Blanca Errázuriz, Rodolfo Valentino logró ser el mito que actualmente es", explica Leider.

 
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