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Jorge Sampaoli y la sufrida noche en la que alcanzó su quinto título en el Estadio Nacional

Fiel a su estilo, el entrenador de la "Roja" estuvo inquieto durante todo el compromiso, rozó la expulsión de parte del juez Wilmar Roldán y finalizó entre lágrimas una nueva consagración en el recinto de Ñuñoa.

05 de Julio de 2015 | 14:04 | Por Martín Gutiérrez, Emol
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Como de costumbre, el trasandino vivió intensamente la consagración de la "Roja".

Photosport
SANTIAGO.- Lo había reconocido Jorge Sampaoli durante una de sus conferencias en la presente Copa América. El Estadio Nacional es especial para el DT de la "Roja" y aquello quedó refrendado ayer con la consagración del título de la Copa América.

Es que ya son cinco los campeonatos que ha alcanzado el casildense en el recinto de Ñuñoa. La de ayer fue otra jornada memorable, pero también marcada por el histrionismo del trasandino, quien desde el primer minuto no paró de moverse, dar indicaciones y alegar efusivamente cada jugada.

Y como ha sido la cábala durante todo lo que fue el torneo continental, Sampaoli movió los micrófonos de la televisión antes de que arrancara la final ante Argentina.

Pitazo inicial del colombiano Wilmar Roldán y no pasan siquiera 120 segundos y el trasandino ya estaba de pie al borde de la cancha. Alentaba encendidamente a sus jugadores en cada disputa de balón.

A los 8 minutos, Valdivia en vez de rematar desde buena posición, prefirió asistir. Chance perdida y Sampaoli comenzó con su tradicional repertorio. Ese que lo hacen ver como un tipo apasionado y que vive el fútbol a mil revoluciones.

Pero tal como ha acontecido en otras ocasiones, el estratego de la selección pudo ver la expulsión. Y es que el arbitraje de Roldán no lo tenía satisfecho y le hizo ver su molestia durante al juez de línea que corría por el sector del área técnica de la "Roja".

Uno tras otro se fueron repitiendo los descargos de Sampaoli. Una discutida falta de Beausejour sobre Agüero al término del primer tiempo terminó por descontrolar al DT, por lo que Roldán no tuvo más remedio que advertirle que no le iba a aguantar otra más.

Y cuando se iba el lapso inicial, el cielo fue el punto de mira para el argentino, quien pedía explicaciones ante un desvío de Vargas.

En el complemento no bajó las tensiones. Sampaoli seguía viviendo al máximo cada una de las jugadas y el cuarto árbitro, el venezolano José Argote, se convirtió en su especie de socio, ya que apaciguó los ánimos del argentino.

Pero en el alargue la pasión otra vez pudo dejarlo cerca de la expulsión. Lo que más alegó fue el fuera de juego que le cobraron a Ángelo Henríquez, agarrándose la cabeza y gritando con todo al juez de línea. No pasó nada, pese a las amenazas de Roldán.

Emoción sobre el final


En los penales, contrariamente a lo vivido durante el pleito, el casildense optó por la mesura. Incluso cuando Bravo tapó el lanzamiento de Ever Banega, se mantuvo estoico y de brazos cruzados.

Cuando Sánchez liquidó la tanda de penales, vino el desahogo de Sampaoli, quien no pudo esconder su emoción y dejó escapar un conmovedor llanto. Como un chileno más, festejó ante el país que lo vio nacer.

En las celebraciones, mostró su lado más humano cuando se acercó donde un niño en silla de ruedas a abrazarlo muy cariñosamente. Y él también pareció un pequeño cuando fue levantado por Sergio Jadue.

Finalmente, la extenuante y emocionada noche de Sampaoli culminó con una salida digna de una estrella de Hollywood: Entre guardaespaldas, se abrió paso respondiendo a los efusivos saludos de la gente. Sin lugar a dudas, una noche que el argentino atesorará por siempre. Y nuevamente con el Nacional como testigo de otra gesta del casildense...
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