Nibali, Degenkolb y Froome, durante la etapa de este martes.
AP
CAMBRAI.- El británico Chris Froome (Sky) no lamentó hoy la pérdida del maillot amarillo de líder del Tour de Francia, al contrario, lo consideró "un alivio" porque así sus compañeros no deberán llevar el peso de la carrera y podrán descansar unos días.
"Estamos en una situación perfecta y espero que mis compañeros puedan reposar. Es un gran alivio", dijo el ciclista del Sky al término de la etapa de Cambrai, donde el alemán Tony Martin le arrebató el liderato.
"Estoy contento de que me lo haya arrebatado Tony y no uno de los rivales para la general. Martin es bueno en contrarreloj, pero no creo que en la montaña esté arriba. Queda un largo camino", comentó el británico.
Sobre la aceleración que dio en el último tramo adoquinado, Froome explicó que no trataba de mostrar sus fuerzas "sino estar adelante y evitar problemas".
"Cuando he visto que estaba adelante con un compañero (Geraint Thomas) he pensado que podía intentarlo, pero todo el mundo estaba a mi rueda", indicó.
Otro que quedó conforme con lo realizado en la etapa de pavé fue el italiano Vincenzo Nibali, aunque esperaba más dados los intentos que realizó por marcar diferencias.
"No tengo nada de que lamentarme, no he podido hacer más. Incluso estoy satisfecho porque no he perdido tiempo. Esta primera semana está siendo muy complicada, con mucho nerviosismo", indicó el ciclista del Astana.
A diferencia del año pasado, cuando la etapa de los adoquines se superó bajo la lluvia, Nibali indicó que en esta ocasión el tiempo facilitó la labor de los ciclistas menos especializados en ese terreno.
"Nosotros no hemos cambiado nada, es el tiempo que ha cambiado. En el último sector adoquinado, en ligera subida, he tratado de romper el grupo para ver si podía distanciar a alguno. Pero era muy difícil, todos los favoritos estábamos juntos y había que controlar la presión de este tipo de etapas", comentó.
"Como el piso estaba seco era menos peligroso que el año pasado y más difícil de marcar diferencias. Con las aceleraciones lográbamos estirar el pelotón, pero nada más", agregó.
Una de la cartas francesa aún tiene fe
El francés Thibaut Pinot, tercero de la pasada edición, fue el gran damnificado de la cuarta etapa del Tour, al perder 3:23 por un problema mecánico, pero aseguró que "el Tour no ha terminado" aunque reconoció que "es posible que haya que marcarse otros objetivos".
"Vamos a estudiar la situación con el equipo, para determinar los nuevos objetivos. Pero el Tour no ha terminado, quedan dos semanas y media", dijo el ciclista del FDJ.
Pinot afirmó que su cambio no funcionaba y que su equipo tardó en llegar a asistirle porque estaban en el puesto 13 del rango de coches, marcado por la clasificación de sus ciclistas.
"Creo que este Tour empieza a parecerse para mí al de 2013", dijo el corredor, en referencia a la edición en la que tuvo que abandonar.
