SANTIAGO.- Todas las películas comparten un factor en común que siempre se ve desde lejos: el orgullo de los directores por sus nuevas creaciones... por muy buenas (o realmente malas) que sean. Sin embargo, hay uno que se aleja un poco de esta lógica. Se trata del realizador estadounidense Alfonso Gómez-Rejón, quien para el estreno de "
Yo, él y Raquel" en el Festival de Sundance, quería desaparecer completamente del mapa, ya que tenía "cero fe" a su propia película.
"La verdad, nunca me esperé nada. Pensé que iba a ser un desastre", confiesa desde el otro lado del teléfono desde Estados Unidos. "Llegue a Sundance enfermo, con gripe, no me podía ni levantar de la cama. La noche anterior al estreno me sentí un poco mejor", relata entre risas al recordar su paso por el importante festival.
"Yo, él y Raquel", que llegó esta semana a los cines nacionales, sigue la historia de Greg (Thomas Mann), un adolescente que en su último año de colegio planea pasar desapercibido. Mientras que en sus ratos libres, junto a su amigo Earl (RJ Cyler), hacen parodias de películas clásicas.
Sin embargo, todo cambia cuando su mamá lo obliga a hacerse amigo y pasar más rato con Raquel (Olivia Cooke), una compañera de clase a la que recientemente le diagnosticaron leucemia. Su amistad crece de tal forma, que termina realizándole a ella una película abstracta sobre ambos y de todo por lo que han pasado. Es así como la trama aborda no sólo un tema sensible con una enfermedad terminal, sino que también, la amistad a cierta edad desde otro punto de vista.
Gómez-Rejón cuenta distentididamente que jamás pensó que iba a llegar gente a la proyección de esta historia en Sundance. Pero se llevó una gran sorpresa. La cinta fue ovacionada al finalizar su exhibición e incluso obtuvo el Gran Premio del Jurado y el Premio de la Audiencia.
"Yo sólo veía los errores y fallas de la película, veía todo lo feo. Pero a medida que comenzaba la película, empecé a sentir un cambio en el ambiente del cine. Les estaba gustando", cuenta impresionado.
"Al final ya sentía que nos habíamos ganado al público. Eso fue muy emotivo, porque fue una sorpresa en un 100%, algo que honestamente no esperábamos", agrega.
Y lo que conquistó a la audiencia fue el retrato de la juventud. "Era una especie de celebración de la adolescencia", cuenta. El cineasta explica, además, que el "guión que me llegó en un momento de mi vida en que necesitaba ver el lado bonito de todo esto", relata Gómez-Rejón sobre el por qué aceptó realizar el proyecto.
"Yo en ese momento andaba un poco perdido, con mucho éxito en el mundo de la TV (dirigió algunos episodios de "Glee" y "American Horror Story"), pero me di cuenta es que no estaba haciendo dos cosas: trabajo personal y todavía no superaba la muerte de mi padre", cuenta con tono más serio y reflexivo.
"En esta película tuve la oportunidad de hacer estas dos cosas, y de hacer prácticamente la cinta que le hace Greg a Raquel es mí película que le estoy haciendo a mi padre, el poder llorar y reír otra vez, hacer algo para otra persona. Eso vi yo, el potencial, no sabía si lo iba a lograr, pero sentía que me podía esconder en el guión, en el personaje de Greg y convertirme en él finalmente", confiesa.
Con respecto al éxito que ha tenido "Yo, él y Raquel", Gómez-Rejón sigue sin poder creer la recepción que tuvo la película, no sólo en Sundance, sino que internacionalmente. Es por eso que continúa tratando de descifrar el secreto que la mantiene como una de las últimas grandes producciones.
"No sé por qué llama tanto la atención. Lo único que sé es que la hice con todo mi corazón y que me entregué 100% al guión, y a lo mejor el público siente que puede ser algo abstracto y percibe lo que uno entrega a la película. Hay una conexión algo misterioso, que es lo bonito del cine", asegura.
