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Matorral entrega detalles de su nuevo disco: "Es el trabajo más 'de estudio' que hayamos hecho"

El cuarteto presenta un elaborado trabajo que se fue construyendo a partir del ensamblaje de diversas partes, casi como si de un proyecto de laboratorio se tratase. El resultado, no obstante, confirma a Matorral como una banda que maneja un lenguaje sonoro propio.

29 de Noviembre de 2015 | 07:17 | Por Felipe Kraljevich M.
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A pesar de ser un elaborado trabajo de estudio, en el que se juntaban y pegaban partes, las diez canciones que forman Gabriel poseen una vitalidad que se contrasta con su trabajada génesis.

Gabriel del Favero.

SANTIAGO.- Si existe una constante dentro de la historia de Matorral, es que su música se elabora bajo parámetros que escapan a las definiciones. Si en un comienzo el grupo estuvo más cercano a la mixtura de elementos entre la música de raíz y los códigos del rock, más de una década de historia ha hecho que la banda que conforman actualmente Felipe Cadenasso, Gonzalo Planet, Antonio del Favero e Ítalo Arauz, desarrollara un lenguaje propio.

Este proceso de crecimiento, tortuoso en algunos casos y lleno cambios, encuentra en Gabriel, la nueva producción de la banda, un capítulo que los confirma como una de las agrupaciones más desprejuiciadas a la hora de abordar su propia música. El primer sencillo de este nuevo trabajo, "Caen", muestra hasta dónde Matorral fue capaz de construir una nueva sonoridad sin que esto signifique, por ejemplo, perder la identidad que el grupo ha construido a pulso. s

"La mecha inicial del disco fue que Felipe compusiera en teclado más que en guitarra. Eso marca una pauta muy clara respecto a lo que viene después", explica Antonio del Favero.

Para encontrar nuevas formas, Matorral, de la mano de Felipe Cadenasso y el mismo Antonio del Favero, realizó un complejo trabajo de estudio en el que se abandonó eso de grabar versiones previas para armar las canciones. "Quizás salvo en un par de temas", recuerda Gonzalo Planet. "'Boleta de cambio', me acuerdo que tenía un demo, creo que otra más pero en general no tenían demos entonces, digamos que la situación en el estudio era de no saber exactamente cuál era la canción, porque la canción no existía”, asegura.

Esta situación llevó a que Gabriel se planteara mucho más como un trabajo "de estudio", es decir, armado en base situaciones específicas que Cadenasso y del Favero propiciaban. Sin embargo, para Planet "el disco tiene mucho de cortar y pegar, pero un cortar y pegar orgánico, por así decirlo, porque está todo muy tocado, muy interpretado", e Ítalo Arauz añade: "Fue como experimental. Probamos baterías de varios tipos, se insertaron cosas".

-¿Con esta forma de trabajar buscaron una intencionalidad en el sonido que presenta Gabriel?
Felipe Cadenasso: Yo creo que estábamos buscando cómo hacer sonar las canciones. O sea, tener, por ejemplo, los pianos, las letras, la melodía. Igual teníamos cosas abiertas, no todo tan cerrado al momento de decir "ya, empecemos a grabar" y entonces sabíamos que las estructuras de seguro iban a ir cambiando en el estudio, porque vas escuchando y vamos decidiendo cosas.

Eso, por ejemplo, se puede apreciar en el trabajo vocal de Gabriel. "En el uso de las voces –explica Cadenasso– también dejamos hartas texturas, tampoco están con tanto efecto. Entonces eso hace que uno escuche hasta las suciedades de la garganta o cosas así y ese era, no sé si decir un pie forzado, algo que queríamos del sonido".

A pesar de ser un elaborado trabajo de estudio, en el que se juntaban y pegaban partes, las diez canciones que forman Gabriel poseen una vitalidad que se contrasta con su trabajada génesis. "Yo creo que esa frescura quedó porque no habían demos", asegura Gonzalo Planet.

-¿No hubo temor de que en medio de esta forma de trabajo, de este cortar y pegar, se perdiesen con las infinitas posibilidades que eso presenta a la hora de seleccionar las partes de una canción?
Antonio del Favero: Hay mucho de aprendizaje en esto. Efectivamente, tenemos mil opciones pero todo el mundo las tiene, no sólo nosotros. Las opciones están ahí pero al buscar algo, uno identifica cuando encuentra lo que quiere. O sea, al aparecer el elemento o la estructura que uno está buscando, sí tenemos la lucidez de decir "sí, eso es" y entremedio podemos probar dos o tres cosas, "parece que por aquí no, por aquí sí" y de repente, ahí estaba. Y el aprendizaje está en eso: en saber detectar cuándo nos llegó lo que queríamos y no decir "bueno, tenemos diez mil opciones, probemos las diez mil". Esa lucidez creo que es parte de ese aprendizaje como banda.

De la misma forma, el hecho de conocerse como grupo también influyó en el sonido final de Gabriel. "Entendemos que cada uno sí está involucrado en el proceso y hay una idea común del tipo de timbre y sonoridad que estamos buscando como banda. Entonces, eso facilita mucho las cosas, lo hace realmente fácil la baja resistencia que hay a probar cosas y dejarse dirigir", dice Antonio.

Con Gabriel, Matorral lleva su sonido a nuevos puertos. "Quedé súper satisfecho con el resultado final de todo esto", dice Ítalo Arauz. "Todas las sonoridades que tiene, los detalles, me encantan".

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