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Lo que deberá enfrentar Rousseff tras la apertura de un "impeachment" en su contra

Con la decisión del Senado, el juicio político en contra de la Mandataria brasileña recién comienza. Primero dejará el poder por seis meses, mientras una investigación determina si es o no culpable de maquillar las cuentas fiscales.

12 de Mayo de 2016 | 08:07 | Emol
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EFE (archivo)
SANTIAGO.- Luego de que el Senado brasileño decidiera por 55 votos a favor y 22 en contra abrir un juicio político, la Presidenta Dilma Rousseff deberá ser investigada y enfrentar una serie de pasos durante el proceso.

En primera instancia, tras la votación de los parlamentarios, la Mandataria será notificada de la decisión y deberá dejar el Palacio Planalto. Así, será separada por un máximo de 180 días de su cargo mientras dura la investigación.

En tanto, durante ese periodo de tiempo, asumirá el poder de forma interina el vicepresidente Michel Temer, quién ha afirmado que ya posee los nombres de quienes conformarán su gabinete. Además, ha sido acusado por el oficialismo de querer dar un "golpe de Estado moderno" en contra de la Presidenta.

En los seis meses, una comisión de la Cámara Alta investigará a la jefa de Estado y procederá a determinar si efectivamente faltó a su responsabilidad política respecto de la acusación de maquillaje de las cuentas fiscales, que según la oposición, habría facilitado su reelección en 2014. En tanto, Rousseff podrá presentar su defensa.

Tras dicho plazo y con los resultados de las indagaciones en la mano, el Senado deberá decidir si da pié a la salida de la Mandataria.

Al igual que lo hicieron los diputados anteriormente, los senadores deberán lograr dos tercios del apoyo para poder destituir a Rousseff.

En caso de aprobarse su salida definitiva, la Presidenta quedaría inhabilitada para ejercer cargos públicos por ocho años y Temer seguiría como jefe de Estado hasta 2018, cuando termina la gestión.

Sin embargo, durante los 180 días previos a la votación, Rousseff podría optar por renunciar al liderazgo del país, para evitar ser inhabilitada en una posible votación desfavorable.

Aquello fue lo que hizo su antecesor en 1992, Fernando Collor de Melo, quien renunció a su cargo por acusaciones de corrupción y por la apertura de un impeachment en su contra.

Así, la ex revolucionaria de izquierda y primera Presidenta de Brasil dejaría el poder definitivamente, tras vivir los peores días de su carrera política.
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