SANTIAGO.- El martes, Estados Unidos y los países miembros del Grupo de Lima lograron que
la 48° Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobara una resolución que endurece la postura del bloque con el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, la que abre una puerta para iniciar el proceso de suspensión del país caribeño del organismo continental,
invocando la Carta Democrática.
La estrecha aprobación de este documento, que también declara ilegal la victoria de Maduro en las pasadas elecciones presidenciales del 20 de mayo, fue considerada como un triunfo por los países promotores, los cuales aseguraron que con esto insistirán hasta lograr la salida de Caracas de la OEA.
Y si bien la votación de ayer marca un nuevo camino, ahora se inicia un proceso bastante complicado y que no augura la suspensión de Venezuela,
país que de todos modos ya anunció su salida del organismo, la que se materializará en abril de 2019.
Primero, cualquier Estado Miembro deberá convocar a una sesión del Consejo Permanente de la OEA, que reúne a los embajadores de cada país ante el organismo. Esto, bajo la premisa de que en Venezuela hay una ruptura del orden democrático o una alteración del orden constitucional, como establece la Carta Democrática.
Este Consejo Permanente tiene que abogar por si se hicieron las gestiones diplomáticas necesarias para solucionar el conflicto en Venezuela. Si estima que éstas no han dado resultado -como afirman los países promotores de la salida de Caracas-, deberá convocar a un periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General, donde participan los cancilleres de cada Estado miembro.
La Asamblea deberá, entonces, debatir la suspensión del país cuestionado. Para lograr su salida, se requiere el voto a favor de dos tercios de los miembros de la OEA, es decir, 24 sufragios.
Se trata de un quórum bastante alto, considerando el respaldo que aún tiene Venezuela en cierto sector del continente y la decisión de abstenerse de la votación que han tomado países como Ecuador y Nicaragua.
Con todo, esta historia podría tener un desenlace en mucho tiempo más, por lo que el mensaje que ha dado el propio secretario general de la OEA, Luis Almagro, es a tomar otras medidas en paralelo.
"Los plazos de la gente no son los plazos de la diplomacia, así que lo primero será abrir el canal de ayuda humanitaria", sostuvo.
De este modo, si es que no se materializa antes su renuncia involuntaria de la OEA, Venezuela podría convertirse en el tercer país suspendido del organismo, tras Honduras en 2009 y Cuba en 1962.
