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Rodrigo Avilés: "Yo no soy un mártir, esto le pudo y puede pasar a cualquiera"

El joven que fue impactado por un carro lanzaagua el pasado 21 de mayo en una marcha en Valparaíso dio su primera entrevista en profundidad: "Sé que mi caso causó impacto mediático y quiero ayudar en la comprensión de esa memoria", dijo.

06 de Febrero de 2016 | 07:00 | Emol
SANTIAGO.- Hace ocho meses estuvo al borde de la muerte luego de que un carro lanzaagua de Carabineros lo impactara a 4,5 metros de distancia mientras marchaba por la gratuidad en la educación y mayor participación en la discusión de la reforma planteada por el Gobierno el pasado 21 de mayo. Hoy, Rodrigo Avilés dio su primera entrevista en profundidad a la revista "El Sábado" de "El Mercurio".

"Sé que mi caso causó impacto mediático y quiero ayudar en la comprensión de esa memoria", dijo el militante del colectivo político y social Unión Nacional Estudiantil (UNE).

"No quiero que esto que viví vuelva a ocurrir. Yo no soy un mártir. Esto que estoy viviendo le pudo y le puede pasar a cualquiera", añadió, pese a que le cuesta articular su discurso como consecuencia de las secuelas cognitivas que le dejó el traumatismo encéfalo craneano.

Alojado en casas de militantes, la noche del 19 de mayo participó en una marcha por la memoria de los jóvenes muertos a bala tras la marcha de Valparaíso, Exequiel Borvarán y Diego Guzmán, que se hizo por la calle Pedro Montt. Por esa misma transitó dos días más tarde con banderas rojas de la UNE, cuando el chorro de Fuerzas Especiales lo noqueó.

Pero Avilés no tiene recuerdos de ese momento exacto y puede que no los recupere nunca. Según su neuropsicóloga, Marcela Tenorio, "el cerebro es un órgano tan inteligente que borra lo que es extremadamente doloroso y de cierta manera, ante un golpe así, pone en pausa su registro para ocupar toda su energía en sobrevivir".

"Yo tengo conciencia de que estaba en Valparaíso y también de lo que hice anteriormente ese 21 de mayo. Era un momento importante, porque todas las sedes de la UNE de Arica a Puerto Montt y muchísimos otros colectivos estábamos ahí para marchar por la educación", recordó.

"Ese día, Bachelet haría anuncios sobre la gratuidad en su discurso y nosotros queríamos manifestar con fuerza la necesidad ciudadana de cambios ante los que seguíamos esperando una respuesta del Gobierno. Pero del momento mismo... de la agresión de Fuerzas Especiales claramente no recuerdo nada. Es que cuando aterrizas con la cabeza en la vereda, es difícil tener memoria", prosiguió.

El joven de 29 años y padre de una niña, Emilia, nunca había sido detenido en alguna manifestación, pero sí había vivido represión policial física: empujones, golpes de estribos de funcionarios montados a caballo y la había visto muchas veces en otras movilizaciones, donde Fuerzas Especiales, buscando disolver a los manifestantes, la ejercen. Por lo que no era raro que ese día sucediera.

"Lo último que recuerdo previo a la agresión es haber ido caminando mientras la marcha se terminaba. Carabineros había llegado. Luego me fui a negro, no supe nada más", comentó.

Fue trasladado por Carabineros al Hospital Van Buren, inconsciente. Su padre, Félix, contó que la presión intracraneana con la que fue hospitalizado de urgencia ese 21 de mayo era tan alta, que los médicos tuvieron que sacar un pedazo del cráneo de su hijo para descomprimirla e intentar salvarlo. Además, con un coma inducido del que nadie tenía certeza si despertaría.

El pitonero del carro lanzagua fue dado de baja tras conocerse las imágenes del dron.

La recuperación


Cuando Rodrigo Avilés fue trasladado al Hospital Clínico de la UC en ambulancia, para iniciar su neurorrehabilitación, él realmente recuperó algo de conciencia.

"Entonces veo y soy testigo protagónico de que me bajan y un montón de cámaras, flashes y de luces estaban encima mío, apuntándome. Yo no entendía nada. Después de haber estado en coma un tiempo, la sensación fue muy fuerte. Es como cuando uno está durmiendo y abre los ojos, y lo primero que hace es taparse la cara para no encandilarse con la luz", contó.

Desde entonces, comenzó a despertar. Pero tampoco recuerda todo. Reveló que solo tiene destellos: "Sé por registros que, como las guaguas, tuve que aprender a sentarme, porque no tenía control del cuerpo, y luego a gatear. Cuando ya pude caminar vino la parte ruda, la meta era subir siete pisos. De eso sí me acuerdo".

Pero la dimensión de lo que le pasó la supo después. Cuando fue trasladado de habitación en el Hospital Clínico de la UC en ascensor.

"Me vi al espejo en el ascensor y me di cuenta de que me faltaba la mitad de la cabeza. Yo miraba para todos lados. Empecé a buscar gente que me explicara lo que pasó y dónde estaba la parte del cráneo que me faltaba. Además, el brazo izquierdo no respondía con nada", confesó.
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