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La historia del carabinero de Fuerzas Especiales que donó un riñón a su hija: "Ella va a tener una vida normal"

La joven universitaria se enfermó cuando tenía poco más de un año con la conocida como "bacteria asesina" lo que la llevó a padecer de una insuficiencia renal y dializarse.

26 de Agosto de 2016 | 08:54 | Emol
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El trasplante se realizó en la Clínica Alemana en Santiago y ahora ambos retomarán su vida normal.

Carlos Valverde, El Austral de Temuco
SANTIAGO.- El suboficial de Carabineros Marco Fernández, de 50 años, efectivo de la Primera Comisaría de Fuerzas Especiales de Temuco, desde el 20 de julio vive con solo un riñón. No porque sufriera alguna enfermedad, sino porque una de sus hijas gemelas padecía una grave insuficiencia renal y él decidió ser donante.

Débora Fernández Zúñiga (22) estudiante de Nutrición y Dietética de la Universidad de La Frontera, cuando tenía un año y medio enfermó gravemente junto a su hermana Camila tras ser afectadas por la conocida como bacteria asesina, relata hoy El Austral de Temuco.

Mientras Camila se recuperó, Débora debió luchar para mantenerse con vida y la enfermedad la dejó con secuelas que hicieron crisis hace un año cuando una insuficiencia renal crónica que padecía la obligó a dializarse cuatro horas diarias tres veces a la semana.

Al decidirse que era un trasplante lo que se necesitaba, sus padres Sandra y Marco se hicieron todos los exámenes de compatibilidad, y él resultó con todas las condiciones de salud para ser el donante.

"Fue una gran noticia cuando nos dijeron que el trasplante se realizaría y que se había completado el proceso de los estudios médicos y que era compatible. Así que pura felicidad, porque esto significa un cambio importante para la vida de mi hija por el cansancio de la diálisis. Por eso es una gran felicidad porque vemos que ella va a tener una vida normal de aquí en adelante", relató el suboficial.

Asimismo Marco relató que en los próximos días volverá a su trabajo policial "en perfectas condiciones".

Débora en tanto contó que en un principio se preocupó por la salud de su donante. "Yo pensaba qué va a pasar con mi papá y si después se enferma, me voy a sentir culpable, pero después uno se da cuenta que es parte del proceso y que todo el tiempo del estudio de trasplante en mí y en él era para que saliera todo perfecto".

"Es un acto de amor muy lindo, a mí me cambió la vida, llevo un mes y estoy feliz...No es solamente donar un órgano, es donar vida, calidad de vida y regalar la libertad que la diálisis no otorga", relató.
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