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Alumna agredida en U. de Chile recurre a Superintendencia: Dice que su universidad no le da "garantías"

Polette Vega presentó un reclamo ante la entidad fiscalizadora y le solicitó intervenir ante la situación. Asegura que ha sentido "poca empatía" de parte de las autoridades de la universidad.

10 de Octubre de 2019 | 16:41 | Por Natacha Ramírez, Emol
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La alumna asegura que "éste problema es sistemático" y "no puede resolverse por la Universidad caso a caso".

El Mercurio
SANTIAGO- La alumna de Trabajo Social de la Universidad de Chile, Polette Vega, presentó un reclamo ante la Superintendencia de Educación Superior y le solicitó "intervenir", tras haber sido agredida por un grupo de compañeros durante una clase, en el campus Juan Gómez Millas.

"No puedo confiar en que mi universidad vaya a darme garantías de poder volver alguna vez a clases en las condiciones que todo alumno puede hacerlo y respetando mis derechos"

Polette Vega, alumna de Trabajo Social
En el documento la alumna –que milita en la Centro Derecha Universitaria– afirma que "con todo lo que ha pasado, no puedo confiar en que mi universidad vaya a darme garantías de poder volver alguna vez a clases en las condiciones que todo alumno puede hacerlo y respetando mis derechos".

Asegura que "he recibido poca empatía por parte de sus autoridades, incluso algunas siendo mujeres, y lo que es más grave, con los agresores que permanecen yendo a clases sin ninguna sanción, conociéndose sus caras, con la impunidad y el riesgo que significa para cualquier otro estudiante de la universidad que piense como yo".

Por eso, solicita al Superintendente "intervenir, ya no tanto por mí, sino por todos los alumnos de la Universidad de Chile que hoy están en riesgo por pensar distinto a una minoría que hace de la violencia su forma de resolver las disputas". Agrega que "éste problema es sistemático" y "que no puede resolverse por la Universidad caso a caso".

"Sentí que nadie iba a hacer algo por mí"


En el texto, Polette Vega –quien ya había sido increpada por encapuchados en julio pasado– relata el episodio, ocurrido el 24 de septiembre, el mismo día que había regresado a la universidad tras estar varias semanas fuera, afectada por una depresión.

"Fui nuevamente agredida en la Universidad, esta vez, al interior de mi propia sala de clases, cuando a los diez minutos de haberse iniciado, una de mis compañeras interrumpió al profesor, se levantó de su puesto y solicitó a viva voz que me retirara de la sala, increpándome y preguntándome que hacía ahí. A esto, respondí que estaba en clase y ella dijo que se iba a retirar del lugar porque no podía estar en clases con alguien que pensara como yo", señala.

"Nadie se acercó a apoyarme, hasta que apareció la jefa de carrera (...) pero ante mi sorpresa, les dijo que si se sentían vulnerados por mi presencia en la sala, existían procedimientos para que hicieran valer su postura (...) Esto para mí fue el momento decisivo en que sentí que nadie iba a hacer algo por mí"

Polette Vega, alumna de Trabajo Social
Agrega que "luego, otro compañero hizo lo mismo y se levantó de su puesto y un tercer hombre dijo que quien debía salir de la sala era yo. Esta situación se agravó cuando otros compañeros emplazaron al profesor diciéndole que debía tomar una decisión sobre quién debía permanecer en la sala, momento en el cual empecé a llorar sin percatarme que detrás mío se ubicó una compañera que derramó una botella completa de agua sobre mi cabeza, mojándome la ropa y mis apuntes".

La estudiante asegura que "nadie se acercó a apoyarme, hasta que apareció la jefa de carrera, quien intentó dialogar con mis compañeros, pero ante mi sorpresa, les dijo que si se sentían vulnerados por mi presencia en la sala, existían procedimientos para que hicieran valer su postura, no mostrando empatía alguna por la situación de abandono e indefensión en la que me encontraba". "Esto para mí fue el momento decisivo en que sentí que nadie iba a hacer algo por mí", afirma.

Desde la Universidad de Chile explicaron que, al día siguiente del hecho, se instruyó separar del aula de clases a la persona sindicada como agresora (quien le lanzó agua), como una medida cautelar con el fin de proteger a la víctima y garantizar que pueda asistir a clases. También se inició un sumario para determinar las responsabilidades por lo ocurrido, el que podría establecer sanciones contra la agresora.

También señalaron que luego de la primera agresión que sufrió –en julio– le ofrecieron la flexibilidad académica que necesitara; y además le entregaron un número telefónico para que llamara en caso de que se sintiera insegura o necesitara protección.
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