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“Tienen un trato lo más sano que hay con el desnudo”

13 de Enero de 2005 | 11:22 |
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María Gracia vive en un amplio departamento del Parque Forestal hace más de once años. Ahí nacieron sus hijos, de nueve y siete años, Augusta y Pedro. La mayor estudia en La Maisonette (en Vitacura) y el más chico, en el San Ignacio de El Bosque (en Providencia), o sea “en el poto del mundo”, según ella misma dice.

Considera que el barrio es muy interesante, “el museo está ahora con una exposición de Cartier-Bresson , de Hockney y de Emin, hay restoranes, arte: la vida alrededor del Parque es un deleite, a pesar de estar en el centro mismo de la ciudad”.

-¿No se complica la vida en el Parque Forestal con niños?
“Mis hijos lo pasan chancho, tienen amigos ahí, juegan a la pelota, andan en bicicleta en el parque. Sí creo que podría tener problemas con ellos cuando crezcan, pero no les voy a dar la opción: el departamento es mío y no existe la posibilidad de vivir en un lugar tan grande.
“Soy sola, con dos niños y no me atrevo a vivir en casa, porque les tengo pánico: cuando era chica me desperté con los ladrones adentro varias veces. Es un tema que no contemplo”.

-¿Qué ventajas, fuera del espacio, le ves al parque?
“Creo que soy afortunadísima, porque despertar en la mañana, levantar la cortina y encontrar el parque más grande, más lindo que hay en Santiago, es un privilegio que no tiene límites. Veo pasar las estaciones del año y el paisaje cambia completamente, el otoño es maravilloso, los árboles frondosos de esta época…”

-¿Y el ruido?
“Bueno, tengo ventanas dobles. No pasan micros por la calle misma del edificio, y además el parque hace como de colchón de la bulla , y las ventanas hacen como de chupón. No, para mí es increíble, es el paraíso, lo más lindo. Ante, teníamos una casa en la playa, entonces era la mezcla perfecta”.

-Pero ¿los colegios no te quedan muy lejos?
“Ya lo resolví, es la única forma, porque no los iba a meter a un colegio por ahí cerca, ya que ninguno me gustaba. Sé que tengo que destinar más tiempo en las idas a buscar y a dejar, pero ¡bueno! No es tan terrible, me las he ingeniado”.

-¿Los llevas y traes siempre tú?
“No, yo vivo con una pareja de peruanos, ella es mi nana y él tiene otro trabajo, pero vive conmigo (es fantástico tener un hombre en la casa) y los va a dejar en las mañanas.

-¡¿El único hombre de la casa?!
“También mi hijo Pedro, pero te juro que adoro al marido de la nana, me casaría con él, porque me soluciona todos los problemas. Claro que ella no se preocupa de que diga esto, porque sabe que los quiero mucho a los dos. Él arregla todo antes que yo me dé cuenta siquiera de que estaba malo; de verdad es lo mejor del mundo. Viven hace cinco años conmigo y son una pareja maravillosa”.

-¿Qué opinan tus hijos de las fotos de la mamá?
“Es un tema que no sé si en algún momento irá a tener repercusiones de algún tipo, pero ellos nacieron con la mamá haciendo fotos; en mi casa hay miles de libros de desnudos y ellos lo tienen sumamente asimilado, es cotidiano, está dentro de lo normal, de lo que les tocó vivir.
“Puede ser que algún día alguien les diga algo o los moleste y tengan alguna reacción, porque son sumamente pudorosos, pero hasta ahora tienen una relación preciosa con mis fotos. Tienen un trato con el desnudo lo más sano que hay y eso me gusta”.

-Dices que ellos son sumamente pudorosos… ¿Encuentras impúdicos tus desnudos?
“Para nada, pero me da risa porque el otro día un amigo que me va a hacer los pies vio a Pedro pilucho y mi hijo casi se murió de vergüenza; claro que creo que es la edad, me lo dijo una vez una sicóloga”.

-No será que de padres liberales, a veces, salen hijos conservadores.
“Mis hijos son bien libres de cabeza y todo. No tengo idea como irán a evolucionar, pero encuentro que ellos son unos exquisitos que no tienen rollos con muchos temas, por ejemplo con la homosexualidad, es algo que han vivido hace mucho tiempo. A veces les da risa, pero el tema ya está sobre la mesa, aunque un poco sobreexpuesto”.

-¿Cómo así?
“Por ejemplo, los dejé ver “Machos”, pero no “Destinos Cruzados” ni “Tentación”, porque ya es mucho el sobre estímulo. No sé, las rarezas, las infidelidades, las mezclas, las mentiras, los dobleces en las relaciones”.

-¿Un tema de valores?
“Claramente, no les puede parecer normal tanta mentira, tanta cosa turbia; me empecé a angustiar un poco y decidí que no la vieran más, porque tampoco yo podía estar cerca para explicarles, así que cambiamos y vemos “Animal Planet” a esa hora".

-La mamá ¿es liberal o conservadora?
“Los niños son chicos y, aunque los educo con la mente muy abierta, los crío en la disciplina: hay horas para acostarse, para levantarse, para jugar…¡es la única manera de educar!
“Soy una convencida, eso sí, que los hijos necesitan saber verdades de acuerdo a su edad. Siempre es mejor la verdad, que el ocultamiento, que siempre se descubre”.

-¿Y el papá qué papel juega?
“Tenemos una relación muy adulta, hemos privilegiado la salud mental de nuestros hijos. Hemos funcionado siempre con el motor de que los niños estén bien. Nos apuntalamos en la crianza: es fundamental llevarse bien para la felicidad de ellos.
"La premisa fundamental es que se separaron los papás, pero no la familia y todavía funcionamos juntos los cuatro para todas las cosas de colegio o que tienen que ver con los niños, a pesar de que él tiene una nueva pareja”.

-¿Estás sola?
“Sí. Tuve una pareja el año pasado, un argentino, que fue bien importante, muy fuerte y bonita y después de eso no he encontrado nada que le haga el peso. Además no se ha dado”.

-No te quita el sueño, tampoco.
“O sea, de repente qué rico estar con alguien, terminar el día y que te hagan un cariñito… ¡exquisito lo encuentro!, pero soy tan feliz con mis niños, que ese amor lo suple; si estuviera sola, no podría”.

-¿Qué te pasó cuando Bonvallet hizo pública tu relación con Felipe Bianchi?
“¡Ay! No quiero hablar de eso”.
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