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La educación de mala calidad en todos los estratos sociales

03 de Febrero de 2005 | 10:07 |
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Años al frente de la división de Educación Superior le dan autoridad para hablar del tema. Por eso, sus juicios parecen drásticas y desesperanzadoras sentencias.

Dice que se angustia cuando las personas toman palco frente a las dificultades de la educación. “Es súper fácil poner las responsabilidades en otras partes y esto es una empresa colectiva. Pretender que un ministerio puede cambiar la calidad de la educación es una entelequia, tenemos que hacerlo todos juntos. En la medida que ponemos la responsabilidad en otra parte, la educación se atrasa”, reclama.

También advierte que “las elites que educan a sus hijos en colegios carísimos tienen que saber que esa educación no es buena. Tenemos una mala educación en Chile, en general; a nuestros hijos no los están educando bien, pero no le echemos la culpa sólo a los profesores, no los estamos educando bien entre todos, en comparación a los países desarrollados”.

“En Chile, la elite tiene ingresos de país desarrollado y educación de país en vías de desarrollo”, agrega.

-¿Y comparado a otros países de Latinoamérica?
“Nosotros nos medimos con los grandes. Si nos comparamos con nuestros semejantes nos iría bien o igual, no quiero decir que la educación chilena sea mejor que la latinoamericana. Si queremos ser un país desarrollado tenemos que tener las herramientas y una educación de país desarrollado, y tenemos que ser concientes de cual es nuestra brecha y cuales son nuestras falencias para llegar a eso, y una de esas es la educación”.

-¿Se llegará a un modelo educativo más igualitario?
“Creo que las diferencias económicas, que son enormes en este país, se resuelven a través de la educación superior. Por eso me gustan las universidades integradoras, gente que viene de distintos niveles, de regiones, con ideas distintas. Allí las personas son iguales, comparten aprendizaje y experiencia común en 5 años y además el título tiene un valor en el mercado que hace que puedan ganar mucho más. No se gasta en educación, se invierte”.

Reconoce que el acceso a la educación está limitado por el nivel de ingreso familiar, pero desecha que algunos temas como el alza de los aranceles en las universidades sea un problema sólo de Chile.

“Eso es un hecho mundial, porque el conocimiento cambia y mantenerse exige fuerza e inversión. Hay que ser capaces de generar los recursos suficientes para que los estudiantes puedan acceder a la universidad. Existen aranceles que son racionales y otros que no; debe haber una relación entre éstos y los costos, se debe recordar que la educación superior es sin fin de lucro. En este sector no debe haber utilidades, eso es ilegal”, plantea.

-¿Habrá universidad gratuita de nuevo?
“No hay nada gratis, es una falsedad total porque la pagan todos los habitantes, incluso los que nunca han asistido. La pagan con sus impuestos y no es justo que beneficien a un joven que no tiene necesidad. Hay que recordar que en el sistema de educación chilena, el 72% de los impuestos de las personas que tienen mayores ingresos van a la educación superior, en cambio, en los países con universidad gratuita sólo el 14%”.

-Sigue habiendo bajo interés por las carreras técnicas. ¿Por qué?
“Por falta de información. Los médicos siempre han sido bien pagados, pero ahora estamos empezando a encontrar ciertas carreras que son interesantes, tecnológicas y de investigación, como la geología y la minería que son mucho mejor pagadas. En la página web del Observatorio Nacional la gente consulta sobre la rentabilidad de las carreras, para qué sirve un determinado cartón, en qué se puede trabajar y cuál es el stock de profesionales”.
“Decirle a un joven que si estudia una carrera técnica de dos años, va a ganar más que un ingeniero que estudia cinco, es un buen dato”.

-¿Pero no por eso bajaría la demanda de carreras tradicionales?
“Va a diversificarse. Estamos ad-portas de aprobar una ley que crea un sistema de crédito para los centros de formación técnica y los institutos profesionales. Que con dos años de estudio se pueda aumentar la renta y seguir estudiando. Nuestro mayor objetivo es que la formación técnica no sea el fin de la carrera, si no que el inicio y que con la experiencia laboral se pueda seguir estudiando”.

-Los institutos profesionales cada vez se asemejan más al modelo europeo de universidad. ¿A que se debe?
“Más que nada a que han sido muy ágiles y han sabido mirar el mercado del trabajo. Las universidades son ciegas al mundo laboral, les dan la espalda a sus egresados y los jóvenes universitarios no encuentran trabajo. Los institutos y centros han hecho muchos cambios y se han sintonizado mucho más con las necesidades del mundo del trabajo para entregarles a las personas que educan las competencias que requieren. Generan profesionales que las empresas demandan, así, cuando los jóvenes hacen la práctica, se quedan trabajando”.
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