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La enfermedad de la eterna duda

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01 de Marzo de 2005 | 10:14 |
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Durante todo el tiempo transcurrido entre el momento en que nos despertamos cada mañana y nos dormimos al finalizar el día, nuestra mente ha estado trabajando; esta labor extremadamente compleja incluye actividades tales como reconocimiento y procesamiento de información, identificación de potenciales peligros, planificación y toma de una amplia gama de decisiones, que incluyen, por ejemplo, la elección de un alimento para almorzar, una pareja, el colegio de un hijo, una profesión, un lugar en donde vivir, etc. El objetivo final es satisfacer una serie de necesidades y lograr adaptarnos a nuestro medio.

Pero ¿qué ocurre cuando falla algún eslabón de este proceso y el pensamiento es interferido y paralizado por el surgimiento de ideas de tipo involuntarias y repetitivas?

Por ejemplo, si surgiese en nuestra mente una idea que insistiera en señalarnos que la llave del lavamanos o la válvula del gas de la cocina están mal cerradas o la puerta de la casa quedó abierta o que nuestras manos están siendo contaminadas permanentemente por gérmenes extremadamente dañinos o que algo terrible le ocurrirá a nuestros seres queridos o que contrajimos una enfermedad grave sin una base objetiva para sospecharlo.

Estos son algunos ejemplos de las denominadas obsesiones, definidas como ideas o representaciones recurrentes, persistentes, intrusivas e inapropiadas que causan gran malestar y deterioro en el funcionamiento laboral, familiar y/o social en las personas que las sufren. Además, tales ideas son percibidas como producto de la propia mente (a diferencia de aquellas que son vividas como impuestas por teceras personas o desde afuera del individuo, como ocurre en otros trastornos mentales como la esquizofrenia).

Estas ideas, que son más que preocupaciones excesivas por problemas de la vida real, generalmente van acompañadas de intentos por ignorarlas, suprimirlas o neutralizarlas con otros pensamientos (rezar, contar, repetir palabras silenciosamente, etc.) o acciones (conductas relacionadas con el control y la verificación, la limpieza e higiene, la necesidad de preguntar y confesar, el orden, la simetría y la perfección).

A estas conductas o actos mentales que buscan controlar a las obsesiones se las denomina compulsiones o rituales, los cuales generalmente son excesivos e irracionales, sin embargo si el afectado no los realiza la angustia aumenta a niveles intolerables. En muchos casos estas conductas son múltiples y pueden ir cambiando a través del tiempo.
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