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“La gente se queda con la imagen de drogadicto=delincuente

05 de Abril de 2005 | 10:03 |
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Pablo Egenau no pierde su tono pausado al hablar para el que la música clásica de fondo es un excelente aliado. No por eso, sin embargo, se nota menos su pasión por los temas que afectan a la sociedad y, principalmente, a los sectores más desposeídos. Aclara, eso sí, que no siempre la pobreza es el motivo, sino las carencias de cualquier tipo.

-¿A qué te refieres específicamente?
“Nos ha tocado ver vidas absolutamente destruidas -tanto o más que las de los niños que viven en la calle- , producto de venir de hogares con padres excesivamente narcisistas, centrados en sí mismos y en el autoplacer, en la belleza personal, que sienten que su pega está realizada en la medida que ponen una cantidad importante de recursos en manos de sus hijos –los papás Redbank- y no se dan cuenta que los sumen en situaciones de abandono terribles.
“En la rehabilitación o la terapia debe estar siempre presente la visión de que es un trabajo con una persona que está en una situación de fragilidad y dificultad bastante integral en su vida”.

-¿Por eso las críticas desde el ámbito científico a la Ley de Drogas?
“Por cierto, tiene que ver con eso y en este momento nos tiene muy complicados, a partir del tema de María Luisa Velasco y de Rafael D.J., quienes fueron acusados de microtráfico. Efectivamente, la ley confunde al consumidor con un traficante. Es un error que, en términos de lo que son las modernas políticas en el mundo, no debiera ser”.

-Ustedes plantearon eso en su momento.
“Tratamos de hacerlo ver, de discutirlo y de llamar la atención previo a la promulgación de la ley por parte del Gobierno; lamentablemente no ocurrió así. Creemos que es un retroceso en la política de droga, que descansa en lo punitivo y se aleja de la mirada humanista, social y salubrista con la que debe ser tratado el tema.
“Es un problema existencial, psicológico complejo en la mayor cantidad de los casos; sin embargo, prevalece el dominio de lo penal. Se oferta la cárcel como la manera más rápida y efectiva de resolver casos que tienen una etiología y unas complicaciones históricas que necesitan otro tipo de resolución”.

-¿Qué dice la realidad mundial respecto a esta ley?
“Las estadísticas han dado cuenta de ello. La realidad europea, no punitiva, ha prevalecido sobre la norteamericana, más cercana a lo penal”.

-¿Qué hace la diferencia?
“Sin duda nos enfrentamos al tema de la pasta base y sobre todo en sectores de infancia o juventud excluida, marginal, pobre, violentada, carente, pero ¿se reduce a eso el combate contra a la droga? ¿A tratar violentamente, a través de leyes castigadoras, de llegar a construir una sociedad libre de drogas? Tenemos que entender que muchas veces la droga está ahí porque nosotros como sociedad hemos sido incapaces de proveer de otros placeres o compensaciones que son necesarios para construir una vida con sentido y alejada de las drogas”.

-¿Qué se hace?
“Tenemos que buscar las respuestas en resolver problemas sociales pendientes más que en ofertar meter preso a cualquiera que ose vincularse a estos temas”.

-¿La alternativa es cambiar la ley?
“Si miras cómo se aprobó esta ley, te vas a encontrar que, desde el punto de vista político partidario, el tema es bastante transversal; sectores de izquierda y centro derecha apoyaron el discurso. Básicamente, responde a una importante desinformación científica de los parlamentarios y a que se ha construido mediáticamente esta imagen de la droga relacionada a esta negatividad pura y como la responsable de una serie de males de la sociedad.
“Los parlamentarios deben dar respuesta pública a ello, porque eso los hace aparecer como seres que queremos que nos representen, haciéndose cargo de la sociedad”.

Paulo Egenau recuerda que en el año 2000, cuando se hizo la primera propuesta para la modificación de la ley de drogas, explícitamente se penaba el consumo. “Ahora se hizo una especie de triquiñuela, se penaliza el microtráfico, pero no se define qué es, por eso se confunde con el porte para consumo personal. En teoría, desde el punto de la sanción, a alguien le saldría más barato, comprarse el pito y fumárselo en la calle que llevarlo en el bolsillo para la casa”.

Ese año, una serie de organizaciones ligadas al tema solicitó la colaboración de parlamentarios que sabían, de antemano, que estaban sintonizados con el fundamento y las concepciones del problema y que estaban convencidos de que hubiese sido una brutalidad apoyar la modificación a la ley. “Sin embargo, estábamos a las puertas de las elecciones de diputados y senadores y la respuesta que varios de ellos nos dieron fue que no podían salir diciendo que compartían nuestra posición, porque los hubiera destrozado. Sólo nos ofrecieron su apoyo moral, no su presencia, porque el costo político era muy alto”, sentencia el psicólogo.

Asegura que el tema de la droga se ha instalado, en los medios, asociado a la delincuencia, la cosa policial, el deterioro, la violencia, y la responsabilidad de muchos males, entonces, la ley aparece como un beneficio para la sociedad. “No hemos sido capaces de entregar la información de que la mayoría de la gente que consume droga no se vincula con esos temas y que es una realidad tremendamente compleja desde la perspectiva psicológica, social, de salud y ética. La gente se queda con la imagen de drogadicto=delincuente. Por lo tanto, mano dura, patada fuerte y cárcel, porque así se resuelve el tema”.






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