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“Las personas tienen derecho a escrutar a quienes ostentan el poder”

El 2005 trae novedades para esta joven periodista. Su mundo profesional se remeció con los cambio de canal y de radio y el personal lo hará, próximamente, con su matrimonio.

14 de Abril de 2005 | 10:44 |
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Carolina Urrejola Scantlebury a sus 29 años ya tiene en el cuerpo cuatro programas de televisión, dos de radio, un paso por una ONG, un matrimonio, una hija de 10 años, una separación y otra boda por venir. Experiencia suficiente que la avala para desenvolverse segura en diversos temas.

Esta periodista, codiciada tanto por lo medios como por sus seguidores, se confiesa tan analítica y crítica en la vida cotidiana como se muestra en la pantalla.

Desde que egresó de la Universidad Diego Portales, su obsesión han sido los temas relacionados al poder, los políticos y los ciudadanos, por su legado familiar. Hoy, despliega su artillería en los programas “En boca de todos” de Canal 13 y “Todos contra el muro” de radio Horizonte, aunque hasta hace unos meses lo hacía en “Medianoche” de TVN y radio Concierto.

-¿Cuál es tu visión del periodismo de hoy? ¿Qué le criticas?
“Ha habido un cambio cualitativo enorme en cuanto a lo que se están atreviendo los periodistas. Me da lata que el de investigación sea visto como canalla, según algunos columnistas. Hay que distinguir entre las cosas que proceden de las que no y eso no va en la formación ética que enseñan en la universidad. Es una cosa de sentido común y del derecho que tienen las personas de escrutar a quienes ostentan el poder. En ese sentido, el periodismo va bien encaminado. Es una pena que el de farándula esté tan protagónico, creo que es un protagonismo que otras ramas deberían tener, hacer un equilibrio entre los distintos estilos periodísticos. Pero tengo fe de que eso está avanzando”.

-¿Qué ocurre con el de farándula? ¿Ha suplido algo?
“No, creo que se generó un espacio que éste ha sabido aprovechar bien. El hecho de que algunos suplementos de TV y revistas del corazón vendan, habla de que la pega la han hecho bien. Cuando se puede conocer a una figura pública, que es lo que le interesa a la gente, en otras facetas, se enriquece más la apuesta. Hay cosas que se le pueden criticar, pero en ningún caso que no lo han hecho bien para posesionarse y visibilizarse”.

Se confiesa absolutamente televita y por ende, también critica a la TV, pero es optimista y su apuesta es por mejorar los contenidos y enemistarse del raiting: “creo que vamos camino a hacer la TV que nos merecemos. Hay una tendencia a uniformar los contenidos, a creer que la gente quiere algo facilista. Todavía somos víctimas de la dictadura del raiting, cosa que en otros países no ocurre, y a medida que vayamos siendo menos dependientes de los puntos vamos a poder hacer apuestas más arriesgadas y de calidad. Con mi humilde programita (“En boca de todos”) y la apuesta de canal 13, vamos en esa dirección”, concluye enfática.

No se hace mala sangre con aquéllos, que sin ser profesionales, trabajan como periodistas, ya que asegura que la TV también tiene un lado que “es sólo show”, pero reconoce que son pocos los casos en que alguien que no es periodista destaque realmente en este ámbito. “Hay grandes comunicadores que no son periodistas y que lo han hecho bien, pero cada vez es más difícil moverse en esas aguas, pese a que la formación del periodista está en la práctica, el paso por la escuela y por ciertas materias es bastante importante”.

-¿Cómo ves la tensión entre la vida privada de los personajes públicos y el periodismo que quiere informar?
“Es legítima y ocurre en todas partes, pero los actores en esa pelea debieran tener muy claro cuál es su lugar. Las autoridades públicas y la gente que es democráticamente elegida, necesariamente tienen menos privacidad. Si la persona es correcta en la casa, lo mínimo es que la gente le exija un comportamiento similar a quienes tienen posiciones de mayor privilegio y poder y el periodismo está llamado a indagar para que esa relación positiva y virtuosa se dé, y si no es así, lo siento, uno tiene que dar cuenta de eso”.

-¿Se debería dar a conocer más la vida privada de los personajes públicos?
“No, porque todas la personas tienen derecho a su intimidad, a hacer lo que se les parezca, en el contexto de legalidad y de protección de su privacidad. Pero eso, en ningún caso, puede superar ámbitos grises y cuestionables en que necesariamente tiene que prenderse un foco. Si se prende y no hay nada que sea irregular, es totalmente antiético levantar acusaciones falsas y construir historias donde no las hay. Si esa luz da cuenta de algo que es turbio, bienvenida sea”.

-¿Qué opinas del “boom” del periodismo de denuncia?
“Lo encuentro buenísimo, sano. Si hay que limpiar las grasas y se pasa a llevar a algunas personas se debe ver como se repara eso; pero eso difícil cuando la honra es injustamente atacada. El periodismo de denuncia para muchos es un mal necesario y para la mayoría, un bien”.

-¿Te consideras una crítica del poder?
“Sí, en general desconfío, sobre todo de esferas chicas en las que de repente uno, por distintas circunstancias de la vida, participa. Entonces se me prende una alarma, soy bien maniática con respecto al poder. No por el hecho de que una persona tenga mucho dinero, éxito y fama van a ser malas personas, sería una estupidez, pero lamentablemente en algunos casos la acumulación de poder lleva a una distorsión de las cosas”.

-¿Qué hay de la política, es turbia?
“Yo creo que hay que candidatearse o meterse en el comité político de algún partido para conocer realmente cómo es, pero lo que yo veo de la gente que está en política es una ambivalencia entre una pasión enorme y una apretura de guata permanente. Hay unos que tienen más guata y otros que dan cuenta de esta tensión, pero el estado de la política hoy día no pasa sólo por la turbiedad, también va por la planura, por la falta de pensamiento crítico, de ideas y de propuestas. Un político que propone una idea chora, brilla y así debiera ser la mayoría”.

Carolina reflexiona que el fracaso del “2+2 son 5” un programa político en el que participó y que fue abruptamente sacado de las pantallas por su escaso raiting, se debe a esa falta de ideas en la política: “Un programa político se justifica cuando es un líder de opinión el que lo lleva adelante, cuando es un líder validado por las audiencias y para eso tiene que tener una exposición permanente en los medios, no sólo haciendo conferencias de prensa o anuncios que a la gente no le importan. “El 2+2 son 5” habla de la política desconectada del interés de la gente, a pesar de la buena intención que tenían todos quienes lo hacían, fue una gran lección. No creo que la política esté sólo en los políticos, si no que en todas partes, en todas las actividades humanas”.

-¿Pero, entonces, los políticos no enganchan a la gente?
“Hay una instancia de tiempo grande para que la opinión pública reaccione, según lo que indique el sentido común y en cómo reaccionan las instituciones y las autoridades. Ha habido cambios notorios, la nueva justicia está dando prueba de acortar esas distancias y hay políticos que tienen un buen censor, lamentablemente no la mayoría”.

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