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“Cuando era chico me gastaba la mesada en ostras”

05 de Mayo de 2005 | 11:13 |
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Su pasión por la comida le brota por todas partes. Para él es un juego de sensaciones; la creación culinaria, un experimento y una forma de agradar a los amigos y las parejas. Tanto se le nota que no deja de saborear su plato, mientras contesta todas las preguntas.

Le gusta ir a restoranes, pero no lo hace tan seguido. Como su idea es alucinar, si lo hiciera constantemente, perdería la magia de los sabores. “Cuando comes o tomas mucho, empiezas a matar el gusto”, dice.

-¿Desde que eras chico te gustaba cocinar?
“Siempre. Lo que pasa es que mi papá es como un chef aficionado; en mi casa el evento de la comida ha sido siempre muy importante. Mi papá me contaba hace poco que, cuando era chico me gastaba la mesada en comprar queso camembert u ostras. ¡Cachai!”.

Pocos lo saben, pero de pequeño, este actor de pelo negro y ojos azules, era “rucio”, tanto, que algunos podrían llegar a pensar que hoy se tiñe. Eso lo diferenciaba de su hermano mayor, Juan, paisajista (la jardinería es la otra gran afición de su padre), que vive en México y tiene dos niñitas; la primera es su ahijada.

Su fascinación con la comida es tal que se asoció con el “Rumpy” para hacer un programa culinario del mundo; la idea era ir a un lugar, probar el sabor de algo típico, pero sus numerosas actividades no le han permitido llevarlo a cabo. Ahora está trabajando con la gente de “Chile corto” para ver si por fin se hace realidad.

Se ríe mucho con las preguntas sobre su lado desconocido, pero las responde y hasta busca explicaciones sicológicas. En verdad, es un tipo muy afable y nada de divo.

-¿Eres trapero?
“¿Qué es trapero? Ah ropa, no. De repente me da por alguna tienda que me gusta y me puedo comprar varias cosas, como Diesel ahora, pero en general no”.

-¿Guapo?
“Tiene que ver con el ego de uno; entonces, si un día ando bien y estoy contento, me miro y me encuentro bien. No es que uno se encuentre guapo, pero se ve de buen color, contentito, ni flaco ni…”

-Te estás corriendo, ¿sí o no?
“No, no, ¿cómo uno se va a encontrar guapo a uno mismo?”

-¿Por qué no?
“Déjame decirte lo que yo pienso, uno se encuentra bien o mal, no tengo ojeras, no tengo doble pera…”

-O sea eres pretencioso.
“No, no, no pongas palabras en mi boca que no son ésas; sólo que uno se ve depende del estado de ánimo con que esté. Tiene relación directa con tu ego, si estás bien, te ves bien y, si no, al contrario. Es raro, no creo que nadie se encuentre siempre guapo”.

-Hay.
“Bueno, en la vida, no podría decir que me encuentro un hueón feo, pero tampoco que soy regio”.

-¿Has sentido acoso de las mujeres?
“Si, poh, sí, sí”.

-¿Te dan agarrones, te rajan la ropa y todo el cuento?
“Por supuesto, y el pelo, ¡muchas veces!”

-¿Qué sientes?
“Es raro, hay que bloquearse no más. Tengo varios recuerdos increíbles. Hace mucho tiempo, cuando estábamos haciendo “Rompe corazón”, fuimos a un evento al Plaza Vespucio; era tanta, tanta mujer, que no se podía hablar por los gritos; estábamos varios y fue tal la cagá, que se suspendió y nosotros arrancamos por el techo, porque no podíamos salir… ¡Una locura!”

-¿Qué te pasa con ese tipo de cosas?
“Es entretenido igual, porque es una experiencia que poca gente la vive; es divertido, pero es raro”.

En todo caso, sus experiencias en estas lides no siempre han sido en buena onda. Una vez, en un restorán, un caballero lo llamaba insistentemente a la mesa en que estaba comiendo con su familia. Felipe estaba un poco molesto, porque pensaba que si el señor en cuestión quería un autógrafo debía aproximarse él. Tanto lo llamó, que al final el actor se acercó, para escuchar, anonadado, que le dijera no me gusta nada como actúas. No supo qué decirle y se retiró a su mesa”.

-¿Los hijos están incluidos en tu proyecto de vida?
“Por supuesto, me encantan los niños, no depende de uno, pero espero tener dos”.

-¿Y en cuestión de roles?
“Es obvio que el mundo ha cambiado demasiado y todos hacemos los roles de todos. Es lo mismo que te digo que cocino; las mujeres trabajan muchísimo, a veces más que nosotros; todo se comparte”.

Respecto a sus hobbies, aclara que no es un fanático de la música, que le gusta lo que le suene bien, pero que “en este momento está rayando con Queen”. Le gusta leer; cuenta que el año pasado leyó mucho de Alessandro Barico; en novelas “Sin Sangre” y “Desgracia”. “Me encanta leer, creo que son las mejores horas invertidas”, dice. También practica racquetball y va al gimnasio todos los días.

-¿Deseos no cumplidos?
“Deportivos, yo jugaba mucho rugby en una época, es un deporte como de la familia, y lamento no haber podido seguir; casi no voy a ver partidos, porque me siento mal de no jugar. Estoy esperando cumplir 35 para inscribirme en los Old Gold, del Country, para jugar un partido con los viejos”.

-¿Y frustraciones?
“No tengo; mi carácter es bastante positivo; soy un gallo que siempre me las arreglo para estar bien”.

-¿Vicio privado?
“Cocinar y cocinar solo. Es mi vicio. No hay nada que me entretenga más que empezar en la mañana a pensar en el plato que voy a preparar en la noche. Mi caso es grave, casi enfermo: entro a grabar a las 8 de la mañana, generalmente tengo ensayo de teatro en la noche, entonces me escapo a la hora de almuerzo al supermercado y compro cosas que dejo en el auto hasta que llego del ensayo, porque me dieron ganas de pollo relleno, por ejemplo. Y estoy pensando en eso todo el día, hasta que lo hago y si me falta algo, salgo a comprarlo”.


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