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Primero, los hijos; después, la profesión; la pareja... al tarro de la basura

19 de Mayo de 2005 | 09:53 |
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A mediados de mayo, cuando las celebraciones del “Día de la Madre” estaban en pleno desarrollo, la revista “Hacer Familia” y Mori sacudieron el ambiente con una encuesta que reveló una cruda realidad: las mujeres chilenas mantienen como prioridad en sus vidas ser madre, pero tienen claro que ello lo asumirán con poca ayuda de parte de sus maridos o, lisa y llanamente, sin pareja.

Ese estudio también registró que el número ideal de hijos es sólo dos, porque no hay tiempo para educarlos y la situación económica es determinante.

Marta Lagos cree que a futuro la tensión entre la mujer madre y la mujer trabajadora se mantendrá y, finalmente, se va a producir lo que ha pasado en otras sociedades, donde la mujer termina optando.

-La encuesta señala que el hombre mantiene como prioridad su profesión, su rol de proveedor. Así, difícil que dejemos de ser una sociedad machista.
“El problema no es lo que piensa el hombre, el problema es lo que piensa la mujer. Mientras el patrón de esta sociedad siga siendo que, a pesar de tener profesión, la mujer tiene que cumplir con los patrones tradicionales (de madre y dueña de casa), la sociedad no va a cambiar.
“En la medida que el patrón no se transforme y se reconozca que la mujer no puede ser delgada, andar arreglada, tener hijos, ser buena profesional, ser estupenda amante, o sea, la mujer 10, las cosas no van a cambiar. Mientras esto no pase, las cosas van a ser igual porque las expectativas de las mujeres respecto de si mismas son iguales a las de generaciones pasadas”.

A mayor abundancia de la responsabilidad de la mujer en lo que ocurre, Marta Lagos plantea que cuando una mujer anda despeinada, sin arreglarse, las primeras que la asesinan son las mismas mujeres, no sólo los hombres.

“Las mujeres nunca se ponen en el lugar de yo soy sólo esto”, dice.

-¿O sea, mientras las mujeres tengan como prioridad ser madre, las cosas no van a cambiar?
“Esto muestra una contradicción intrínseca; por una parte la mujer quiere ser profesional y por otra, ser madre. Ella mantiene esta dualidad casi en forma paralela, sin darse cuenta que tiene que transformar la sociedad.
“Cuando uno plantea esto, siempre hay alguna que dice yo lo resolví, pero qué importa que lo haya resuelto; lo importante es que la sociedad lo resuelva, porque la estructura no está dada para eso”.

-0 sea, ¡mujeres, más que palabras, vamos a los hechos! ¡ Tú eres la que está perpetuando el patrón machista!
“Exactamente, lo construye y, sin embargo, tiene un deseo no machista. Y cuando se pone en primer lugar a los hijos y después, la profesión, lo que se tiene que ir al tarro de la basura es la pareja”.

-La pareja sale perdiendo en esta ecuación. ¿Es decir, hay más quiebres o no se apuesta a una relación?
“Creo que la pareja queda relegada al producto de lo que resulte, ¿por qué?, porque todo el esfuerzo de vida está puesto en los hijos y la profesión”.

-¿Y cuáles serán los efectos?
“Tendrá el efecto perverso de producir una sociedad terriblemente atomizada, con una mujer que no es capaz de construir sociedad. Tanto en las sociedades tradicionales como en las modernas, la mujer debe ser el gran aglutinador y está mujer está mostrando un grado de incapacidad alto de poder hacerlo.
“La chilena está actuando con toda su energía para tratar de resolver un problema que es insoluble, por eso es la más dura en la calle, es la que quita el estacionamiento, es la que para en los cruces, es la que pasa con la luz amarilla. No es una persona que produzca sociedad, sino que está en el límite de lo que la sociedad le permite”.

-¿Se está haciendo su espacio?
“Sí, está tratando de alcanzar su meta y hay mucha presión, sobre todo de la clase media. Y esto está llevando a una sociedad individualista y con una contradicción entre modernidad y tradición”.

-¿Qué explica que la chilena tenga como primer valor ser madre?
“Un fenómeno revolvente, la presión de la sociedad tradicional lo mantiene ahí, y por eso, en vez de elegir el matrimonio, elige los hijos”.

-¿Esto va a derivar en un stress en la pareja, en el hombre?
“Va a dar paso a una generación completa de familias entremezcladas. A medida que disminuye la edad es cada vez más usual encontrarse con mujeres que tienen varios hijos de varias parejas.
“La paternidad, aquí, queda destruida como símbolo social, porque es el padre el que migra o el hijo puede tener varias figuras como padre a lo largo de su vida. ¿Qué significa esto en una sociedad? Un montón de traumas para las generaciones que vienen, hasta que esto se decante en algo más estructurado”.

La economista señala que el patrón que el estudio detectó, de una mujer que privilegia a los hijos y la profesión y en donde la pareja queda relegada, puede explicar porqué Michelle Bachelet tiene hoy liderazgo.

“Aunque Michelle Bachelet pertenece a una generación más vieja, a ella le sucedieron todas las cosas que le suceden a quienes intentan tener una profesión y ser mamá. Hay una identificación muy fuerte, porque a ella se le fue su primer marido, después tuvo otra pareja y hoy está sola a cargo de sus hijos y le terminó yendo bien en su profesión. Ella me va a entender dicen”.

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