EMOLTV

Los desafíos de las madres

Nos declaramos sobreexigidas, cansadas y agotadas. Soltar un poco las riendas, tratar de no controlarlo todo, delegar y ponernos en disposición de escuchar puede ser la solución. La revista YA nos hizo reflexionar del tema en su tercera charla a mujeres.

01 de Diciembre de 2005 | 14:08 |
Una actitud menos controladora y más de cercanía, de “estar ahí” escuchando, no sermoneando, pareciera ser el camino que las madres modernas deben seguir en su difícil tarea de criar a sus hijos.

Aunque las recetas no se pueden generalizar, las psicólogas Paula Serrano y Neva Milicic, ambas columnistas de la revista YA, coinciden en que la actitud de las madres hacia sus hijos debe ser más de crear espacios de confianza que de control o de “hacerse cargo de todo”.

La maternidad moderna es vivida con angustia por muchas madres, que ven que la falta de tiempo las hace correr, presionar, cansarse y enojarse tanto con el padre como con sus niños. Muchas viven en permanente crisis entre la prioridad de ser madre y ser profesional.

Esa sensación, las dudas que genera el desafío de ser madres fue debatido por Paula Serrano y Neva Milicic en el ciclo de charlas organizado por la revista YA y el Club de Lectores de El Mercurio.

Ambas profesionales concordaron en la necesidad de modificar esa acción de controlar todo lo que le pasa a los hijos y que se refleja en un estar siempre condicionando, criticando y sermoneando cómo deben actuar o qué deben hacer.

A su juicio, las madres deben asumir una postura de “cuidado” del hijo, lo que según explicó Paula Serrano implica comprender que él es una persona distinta y no la extensión de uno.

“A los niños que les va bien en la vida son aquéllos que recibieron confianza de sus padres y eso implica que los dejaron ser alguien diferente a ellos”, dijo.

La psicóloga explicitó que la actitud de cuidado es tener la disposición de esperar que los hijos vengan a uno, es estar ahí y mostrarse disponible. Aclaró, en todo caso, que estar ahí no es tomar distancia. “No es estar lejos, es estar viendo. No se interviene, pero se está. Si uno está sermoneando, controlando, no se está viendo que les pasa”, aseguró.

Para la profesional seguir este camino rebaja significativamente las exigencias del mundo de hoy y que muchas madres se imponen. “No es mejor mamá la que sabe todo de sus hijos”, indicó.

Además, hizo ver que las madres sobreexigidas, que quieren hacerlo todo perfecto, se mueven en el fondo por un profundo miedo a todo y esto siempre hace crisis. Aunque reconoció que tener miedo es natural, postuló hacer un acto de humildad, reconocer que no somos omnipotentes porque de lo contrario la vida se vive con angustia.

Paula Serrano apuntó también al hecho de que cuando una madre quiere controlarlo todo, excluye al padre del proceso de crianza. El pensar que uno lo hace mejor termina perpetuando el modelo machista y por ello, abogó por que los papás sean incluidos en la crianza.

Sobre la culpa que cargan las madres frente a sus hijos, señaló que éste tiene que ver con las expectativas nuestras y del medio en que vivimos y por ello, hay que combatir ese sometimiento y hacer lo que uno quiere.

Esfuerzos de autocontrol

Neva Milicic aseguró que las madres perfectas no existen, pero si las buenas madres y son aquellas que dan espacios de libertad, mantienen el apego y escuchan más que sermonean.


“Los niños nos ven como somos, pero nosotros tenemos la ilusión que nos ven distinto… los niños tienen una visión objetiva de sus madres”, dijo.

Si somos exigentes, criticonas, enojonas, lo más probable es que ellos sean iguales y tengan, por ende, altos índices de intolerancia.

Por ello, la profesional planteó que hay que “hacer esfuerzos sinceros de autocontrol”, lo que significa que muchas veces es mejor tomarse un tiempo, declararse “fuera de servicio” y en vez de negar los sentimientos, expresarlos y buscar la descompresión. “Decirles estoy muy enojada así que me voy a ir a calmar un rato”, graficó.

Neva Milicic explicó que para ser buena mamá se requiere sentido del humor y del juego y aunque uno tenga una personalidad fome, debe proveerse espacios de encuentro. También dijo que el ocio en la maternidad es fundamental, “uno pierde el tiempo con la gente que quiere”.

“Se debe mirar la maternidad más que como una tarea como una oportunidad para relacionarse con otro ser humano”, aseguró y en ese camino sostuvo que se debe mantener el apego con los hijos, pero darles autonomía para que puedan hacer sus cosas solos.

“El aprendizaje por modelo es fundamental”, insistió y recomendó expresar más emociones positivas que negativas. “En el afán de corregir nos equivocamos; la crítica permanente no modifica conductas y no ayuda a formar imágenes personales”, precisó.

Al igual que Paula Serrano, Neva Milicic señaló que funcionar desde los miedos con los hijos es un pésimo negocio; hay que relacionarse desde el amor. “El tener miedo nos está quitando la posibilidad de disfrutar la maternidad y eso los niños lo perciben”, acotó.

La falta de tiempo

Para las madres que trabajan la falta de tiempo es la sensación más apremiante. Neva Milicic recomendó, primero que todo, darles a los hijos el mensaje de que estamos apasionadas con lo que hacemos, que nos gusta.

Es más, postuló que es pésima señal que los hijos nos vean como víctimas, porque eso significa que dejamos que nos convirtieran en víctimas.

Pero aún así, ante una realidad de la falta de tiempo, la psicóloga dijo que con organización y delegando cosas eso se puede revertir en parte. “Ponerse límites, a lo mejor que la casa no esté tan perfecta”, dijo.

Recomendó también hacer “de cada cosa un episodio mágico, establecer relaciones de complicidad. Son los qué y los cómo y eso significa ponerse creativa”.

Insistió en la necesidad de escuchar lo que los niños nos dicen: Si dicen que la mamá está muy catete es probable que así sea. “Hay que escuchar más en vez de dar tantos sermones, los niños se quejan de que no los ven, de que andamos apurados, dando órdenes como generales en jefe”, acotó.

Además, la psicóloga aseguró que hay una incondicionalidad del vínculo y del afecto y eso los hijos lo sienten aunque ande uno corriendo. “En el apego lo único que importa es la disponibilidad”, insistió.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?