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La afectividad masculina en problemas

Hombres sobreexigidos por mujeres agresivas y competitivas... todo un desafío para el futuro de las relaciones de parejas.

15 de Septiembre de 2005 | 17:12 |
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Lolas que bailan solas en las discoteque, que consumen más alcohol que los jóvenes y que incluso, toman la iniciativa de conquistarlos y por ello, los acosan con llamados al celular.

Una realidad cada vez más común que revela los rápidos cambios que se están produciendo en los roles que tradicionalmente han desarrollado hombres y mujeres y que plantea un serio cuestionamiento sobre los efectos que esto tiene en ambos, pero especialmente, en ellos que se han visto desplazados.

La afectividad masculina fue el tema debatido por la revista Hacer Familia, que convocó al psiquiatra Pablo Verdier, la filósofa Carolina Dell´Oro, la psicóloga Pilar Sordo y el actor Rodrigo Bastidas a abordar esta temática desde diversas perspectivas.

El grupo coincidió en lo estresante y exigente que se ha vuelto la vida para el hombre que es bombardeado con mensajes tales como “desarrollar su lado femenino” o “la igualdad del hombre y la mujer”.

Para el psiquiatra Pablo Verdier es importante tener presente que ambos sexos son biológicamente distintos y esa particularidad se expresa en la forma cómo viven la vida. Los hombres miran hacia afuera, hacia las cosas y los objetivos y las mujeres miran hacia adentro, hacia los sentimientos y las relaciones humanas.

Ello hace, aseguró, que el hombre habite el mundo “conquistándolo” y la mujer “haciendo habitable lo que el hombre conquista”. Por lo mismo, cada uno se agota en su ámbito y no en el del otro, o sea, hay hombres trabajólicos y madres sobreprotectoras, pero no viceversa.

Verdier apuntó a que éstas son inclinaciones espontáneas de ambos sexos y por lo tanto, esa forma de relacionarse con el mundo es lo que determina la afectividad masculina. “Los hombres hablan de sus cosas y las mujeres hablan de su familia; el hombre ve lo que hay y la mujer ve lo que falta”, ejemplificó.

En la misma línea, la psicóloga Pilar Sordo –autora del libro “¡Viva la diferencia!”- confirmó que la mujer tiene la tendencia de retener cosas y en cambio, los hombres a soltarlas. De ahí que la mujer dé vida reteniendo al feto y el hombre, soltando los espermios.

“El hombre se centra en el objetivo y la mujer en el proceso; los hombres hablan de ellos y las mujeres hablan de los otros”, aclaró.
Macho exigido
Con esa particular forma de graficar los hechos de la vida, el actor Rodrigo Bastidas planteó que hoy los hombres tienen que ser súper hombres, súper papás, súper profesionales, súper trabajadores, súper todos y eso, desgraciadamente no viene en el ADN masculino, sino que femenino, porque son las mujeres buenas en todo.

A su juicio las mujeres siguen controlándolo todo en la casa, que es el lugar donde los hombres pueden vivir su afectividad y eso hace que el hombre se sienta cada vez más inútil cuando trata de ayudar en el hogar. “La mujer se apropia de la casa”, dijo.

Por lo mismo, demandó que la afectividad masculina necesita de mucha ayuda de la mujer para poder desarrollarse. “Se necesita a la mujer, pero no a la mujer-mamá, porque si no para eso recurrimos a nuestra mamá”, acotó.

Bastidas trató de profundizar en los cambios que están experimentando los hombres en este ámbito asegurando que “se les enseñó a no llorar y hoy se emocionan por todo; en cambio, las mujeres no lloran nunca… estamos descompensados”.

Para la profesional, se está produciendo un cambio generacional en donde las mujeres están asumiendo patrones masculinos. La razón: las mujeres de hoy le han transmitido a las adolescentes que es un cacho ser mujer y que si fueran hombres les iría mejor. “Nos hemos convertido en víctimas”, acusó.

Por lo mismo, sostuvo Pilar Sordo, cuando las mujeres transgreden esas cualidades, transgreden la relación de pareja. “Están siendo agresivas, pero siguen necesitando de contención, entonces el hombre debe ser el doble de agresivo”, arguyó.

Borrando la identidad

La filósofa Carolina Dell´Oro afirmó que estamos experimentando una época de cambios sustanciales, donde todos los avances tecnológicos y materiales afectan los modos de vivir y de actuar.

Esto, sumado al fenómeno de la globalización, está haciendo que se borre la identidad femenina y masculina. Ante esto, planteó que hay dos formas de actuar: seguir las estadísticas, o sea, la mayoría, o hacer lo que es natural a cada ser.

“Para que se logre la complementariedad de lo masculino y lo femenino es necesario que la sociedad se detenga y vea cuál es la naturaleza del hombre y de la mujer”, dijo y aclaró que hoy se ha perdido el sentido común social, ya no existen verdades nucleares para poder educar y ello debe ser revertido.

Ante el machismo y el feminismo, enfrentados en una caricaturización extrema, Carolina Dell´Oro sostuvo que el tema hoy no es que la mujer trabaje, si no que cuál es el proyecto de familia que queremos. Explicó que como hoy el trabajo está enfocado al éxito y la competencia y la mujer ha entrado en ese juego, asumiendo patrones masculinos, la competitividad se ha acrecentado y la incorporación de la mujer al mundo laboral no ha implicado aporte desde la femeneidad.

Pilar Sordo acusó al paradigma “la igualdad del hombre y la mujer” como origen de muchos de los problemas actuales, porque dicha igualdad no existe desde la biología. Planteó que los hombres y mujeres tienen la misma dignidad y derechos, cuestión que es muy distinto a pararse en un plano de competencia, que deriva siempre en rabia.

La directora de Hacer Familia, María Ester Roblero, aseguró que la masculinización de la mujer ha cambiado los roles y ambos están actuando como hombres dentro de la pareja lo que lleva al fracaso. “No hay un proyecto en conjunto”, aseguró.

Agregó que se debe defender la incorporación de la mujer al mundo del trabajo porque eso forja la identidad de las personas, y aclaró que los problemas de la familia no se deben a que la mujer haya salido de la casa. Al respecto, postuló que las políticas de conciliación que se plantean entre trabajo y familia dejen de tener una mirada sólo desde la perspectiva de la mujer e incluya al hombre.
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