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El rey de los rituales

El productor de eventos más conocido de Chile y el sobrio entrevistador, siempre caballero y pausado, es, en su vida real, un maniático de los ritos y las costumbres y muchísimo más acelerado de lo que aparenta en televisión.

23 de Agosto de 2005 | 10:45 |
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Los tonos y velocidades de su voz marcan su conversación; cuando quiere hacerla más íntima, más cómplice, la baja, la endulza y fija sus grandes ojos azulcelestes en el otro. Cuando la pasión por su trabajo o las cosas que ha hecho en su vida son el tema, entonces, se acelera, se endereza en la silla, gesticula, sube el tono y, a veces, hasta se emociona.

Así como cuando recuerda que casi inventó el nicho de la producción de eventos en Chile y que su primer evento “fue para Watt’s Alimentos, con dos modelos y veinte sándwiches preparados por mí, en una citroneta y acarreados en una bandeja… ¡y a mucha honra! Hasta los cientos y miles de eventos públicos, privados y protocolares que he hecho en estos años. Además de todos los matrimonios de famosos y cerca de 165 más”.

-¿Todos los matrimonios de famosos?
“Cecilia Bolocco y Michael Young, el evento social más importante del siglo XX en Chile. Estuvo 6 meses en portada de todos los medios. El de Marcelo Salas, el de Ríos; la venida de Sofía Loren, la de Margaux Hemingway, y tatatatatá”, dice enumerando con los dedos.

-¿No te pareció curioso el traje de Marcelo Ríos para su matrimonio?
“Dos reflexiones: uno, el cliente siempre tiene la razón y, dos, como la familia de Giuliana es costarricense y su cultura es extrovertida y alegre, el blanco daba luz; yo lo encontré fantástico… marcó la diferencia. Cierto es que yo había propuesto azul y gris, además, pero eligieron ellos. En esta sociedad castellano- vasca- mapuche- hipócrita y pacata, se atrevieron.
"En el mundo de los eventos, tengo un axioma irrenunciable: control total de la operación y tolerancia cero al riesgo. Yo no hago algo si es riesgoso; he descolgado lámparas colgadas por mi tramoyista, porque mi estómago me dice que puede caerse”.

-¿Intuición?
“Intuición femenina”.

- Me parece que dejas fluir tu lado femenino.
“Claro que sí, crié a mis hijos grandes, fui mamá y papá de ellos, de los de mi primer matrimonio”.

Dice tener una vida muy ordenada, porque se considera tímido y no muy sociable, paradojalmente. Explica que hace lo que tiene que hacer en los eventos y después se va para su casa y no se queda pegado en ninguna parte.

Su nivel de orden es enorme, tanto, que parece obsesión. Apenas recibe una agenda a finales de un año, la programa con los días y las horas en que hará radio, televisión o clases. Cada evento se va agendando con meses de anticipación y cada detalle está escrito en el día que corresponde, también las tres veces al año que recorre Chile; sólo febrero aparece en blanco, que es el mes que le dedica a la familia, en la playa, en Algarrobo, como ha sido desde siempre.

-¿Eventos sólo en Santiago?
“Donde me llamen, funciono por agenda: si puedo, quiero y debo, allí estoy. Si digo sí, me juego la vida en eso”.

-¿Y los precios de Cox Producciones?
“A huevo, por dos razones; primero, porque la excelencia siempre es barata, hacer las cosas con brillantez es siempre barato…”

-¿Barato para ti o para el cliente?
“Para el cliente. A mi nadie me paga lo que yo valgo, porque si me pides que haga tu próximo cumpleaños, que esté cinco horas antes dirigiendo la operación, esté en vivo en la cocina 10 horas y a las 11 de la mañana del día siguiente, sin haber entrado a la cocina –porque tengo pura tecnología outside-, retire y todo haya sido brillante y perfecto… ¡Eso es impagable!
“Además estoy en precio de mercado, porque si no, no me llama nadie”:

-¿Pero cuánto es eso en plata?
“Hago matrimonios por 17 mil pesos más IVA por persona, con todo incluido. Lo que pasa es que si yo cobrara lo que debiera, no me llamaría nadie y mi vida es hacer, no ser”.

A propósito de ello, cuenta que volver a hacer periodismo no fue fácil, estuvo varios meses golpeando las puertas de Red Televisión para hacer “Cara a cara”; el primer año lo hizo gratis, el segundo por ochenta mil pesos y así se ha mantenido los diez años que lleva ahí.

-¿Por qué tanta perseverancia?
“El 'Cara a cara' es un ejercicio de ir contra la corriente: no decir ni preguntar estupideces, no ser vulgar, llegar al fondo, mirar sin casi pestañear, no tener sonopropter ni un cuaderno de 40 hojas con las preguntas, ni cuando llega el momento clave apelar a las imágenes; nada de eso”.

-Escuchar para preguntar… una conversación más que una entrevista.
“Es la pasión de la comunicación. Es un directo, porque mi programa no se toca ni se edita; entonces si lo logro, lo logro; si no, es un fracaso.
“Entrevisto de abajo para arriba y así (se acerca y mira a los ojos), a esta distancia te olvidas de las cámaras y la conversación es entre nosotros. Eso me ha salvado y me ha permitido estar tanto tiempo en pantalla haciendo las entrevistas vestido y sin decir garabatos, lo que en la TV de hoy es una dificultad”.

Es gracioso y dice cosas fuertes o divertidas sin inmutarse, sólo un pequeño brillo en los ojos advierte que sabe que está diciendo una maldad. A ratos parece un niño chico y en otros, un correcto caballero de principios del siglo pasado.

No es partidario del cambio, por eso usa el mismo reloj hace 15 años y se viste de azul, completamente, hace 10: “Es cómodo, no es agresivo, es práctico, es sentador, me sirve para la mañana y la tarde; el azul es flexible, es profundo, es elegante; entonces, el ¿qué me pongo? está desterrado de mi vida hace una década. Tres o cuatro ternos iguales, 15 camisas iguales, cinco corbatas iguales y tres pares de zapatos iguales. Además es una señal y es muy barato”.

-Supongo que para ir a un matrimonio te cambias.
“Nunca, voy exactamente igual que al “Cara a cara”. Es un símbolo, así como escribo desde los 15 años con lápiz negro… ¿Por qué cambiar lo bueno? Equipo ganador repite, dicen los entrenadores.
“Tengo demasiadas presiones, angustias, aprehensiones, debilidades y defectos para
agregarme un problema. Está resuelto. ¿Me entiendes?, las dudas para lo que viene”.

-Para lo que importa.
“La vestimenta por cierto que importa, entonces, definámosla y lo hice a los 40 años. Hay varios personajes que lo hacen o lo hicieron, Berlusconi, Churchill.
“Te voy a contar una anécdota, hace tres años me cambié la corbata para el programa; tenía cinco fax el lunes de personas que se fijaron y dijeron que vuelva a su corbata”.

Tampoco ha cambiado el logo de su empresa desde que la creó hace 30 años. “Lo que pasa es que a estas alturas Cox es sinónimo de evento como Coca Cola de bebida”. El número de su celular es el mismo desde que lo tiene y aparece en la guía telefónica y nadie jamás lo ha llamado para hacerle una broma. “Chiquillas enamoradas me llaman, a veces; pero, bueno, la televisión tiene su magia”, dice pícaro.

No usa tarjeta de crédito, tiene la misma cuenta corriente desde hace años, no se compra la ropa (la recibe por canje en el canal). Dice ser muy sencillo, como toda persona que viene de una familia de muchos hermanos y que, además, se crió en el campo.

Y no es pose, tiene un auto como cualquiera, lo cambia cuando es necesario, se viste con una sobria camisa celeste, un polar azul y, por supuesto pantalones del mismo color, Zapatos negros y anteojos de sol, también negros.

-Trabajas a base de íconos.
“Pero obvio, de eso se trata. En esta especie de colitis permanente de cambios en que vivimos, el que no cambia, hace la diferencia. De partida es creíble, esa es mi lucha. Me cuesta mucho, pero lo hago. Digo muchos no y muy pocos sí”.

Dice que “después de ducharse, mi única meta es mantenerme, porque en este mundo que sobrevalora a los jóvenes, es un tremendo esfuerzo mantenerse”.

-¿Ha influido en algo que seas Cox y que seas buenmozo?
“Te aseguro tener muchas debilidades, limitaciones y aprehensiones, te aseguro ser un luchador como no hay otro. Esa es la diferencia. Te hablo de lo que he generado, no de lo que me llegó gratis”.

-¿Pero eso abrió alguna puerta?
“Hablar de corrido, ducharse y tener una presencia de normal para arriba, probablemente, pero no sé si alguien va 350 veces a un canal de televisión a pedir una oportunidad.
"A mi nada me ha llegado porque sí, yo vivo por lo que hago y he podido criar a una familia, educarme, salir adelante, tener un equipo estable, vivir. Siempre les digo a mis hijos que yo soy producto de un milagro”.

-¿De un milagro?
“Vivo de ilusiones, proyectos, realidades y amo lo que hago. Mi mejor regalo es tener trabajo y dar trabajo. Soy un diablo para trabajar; soy absolutamente ególatra, en el sentido que yo la llevo y aquí se hace lo que yo digo, porque para bien o mal, ha dado resultado. Vivo en el mundo real: un país lejano, aspiracional, con presupuestos chicos, donde hay que ser servidor, un trabajador hasta el último día”.

"Mientras más vivo, mejor pregunto

"Me considero inolvidable"


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