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“Tengo vocación de universalidad”

20 de Julio de 2005 | 12:13 |
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Cuando la tendencia es abrir las puertas y exponer la vida al público, Carolina Dell´ Oro propugna todo lo contrario: revalorizar lo privado, rescatar la intimidad porque ello es clave en la construcción de la persona.

Por eso pide sin preámbulos que no se mencione el nombre de su esposo ni se den más detalles de su familia, a excepción de que tiene 6 hijos. Considera que ellos tienen el derecho de no ser expuestos, ni ser violentados en su privacidad.

A los 45 años, esta filósofa de la Universidad Católica, tiene que, literalmente, repartir su tiempo en una serie de actividades. Hace clases de filosofía en el Colegio Los Andes y también es profesora en las universidades Los Andes y Católica.
Es consejera de la Fundación Chile Unido; directora del centro educacional Paideia que hace diagnósticos de colegios en cuanto a calidad educativa y formación de padres; consejera del Hogar de Cristo y tiene una consultora que hace asesoría en temas de educación, empresa y familia.

Transmite energía por todos los poros y lograr concertar una entrevista con ella es difícil, porque es perpetuo movimiento.

-¿Cómo logras manejar tu agenda?
(Se detiene un poco) “Con mucho esfuerzo y mucha disciplina, y es importante decirlo. Esta cuestión no se da porque Dios me dio la capacidad y punto. No, es esforzado.
“Además, hay un proyecto familiar muy claro, con prioridades clarísimas, con un equipo y un marido que no conoce del machismo. Al principio, las decisiones las tomábamos los dos, y cuando los niños fueron creciendo, los fuimos insertando y hoy opinan”.

Para paliar ausencias, Carolina recurre a todo tipo de estrategias y por eso, cuando tiene que salir de viaje se lleva a uno de sus hijos. Es una convencida de que está cumpliendo una misión humana -no tiene que ver con la religión, aclara-, porque tiene ciertas características que puede y debe aportar a la sociedad.

-¿Estás en la etapa en que tus hijos te impulsan a tomar proyectos?
“No sé si lo entienden así porque son adolescentes. Estoy harto con mis hijos y hay horas que son sagradas, pero yo les digo a mis hijos que en la vida uno no está solo por sí mismo, si no que para aportarles a los demás y ustedes ya tienen bastante; que yo me tenga que ir, no es una cosa tan grave porque hay un mundo que necesita más.
“Hay un concepto de donación, de entrega. Mientras uno se realice dándose, no se enferma. Cuando uno hace este cuento por autorrealización, cuando el centro soy yo y mi éxito, mi lucimiento y sobresalir, ahí empieza a quedar el desastre. Cuando el centro es darse, no se produce conflicto”.

Reconoce que tener una agenda llena “es súper cansador” y demanda “excluir una gran cantidad de cosas y derechos”.

-¿Cómo?
“Yo no tengo derecho a ir a tomarme muchos cafecitos, ni hacer gimnasia, ni ir a la peluquería todas las semanas. El tema de la ropa es una compra eficiente. Y lo digo para ser clara”.

-Apuesto que para ti no es una gran pérdida.
“No, para nada. Cuando uno sabe que está dando, el tema de las culpas ya no es tanto”.

-Viendo tu currículo, llama la atención que estés vinculadas a movimientos que no son cercanos, como el Opus Dei y los jesuitas.
“Es parte de mi proyecto, llegar a toda la gente que pueda llegar. Reconozco haber tenido una muy buena formación y siento que tengo el compromiso de atravesar; no me gusta la idea de centrarme en un solo movimiento o grupo social. Pero esto es una característica personal, tengo vocación de universalidad”.

-De todas las actividades que realizas, ¿cuál te llena más?
“La formación de jóvenes. Me fascina el tema de proyectos sociales, lo público, pero mi vocación de verdad y por la cual mantengo un perfil más privado, es la formación de adolescentes. Me gusta el contacto con ellos, con los padres y los educadores”.

-No encontré un libro de tu autoría, ¿hay algo de temor en ello, un rasgo de timidez?
“Estoy escribiendo… me costó mucho; lo estoy haciendo en contra mí. Estoy escribiendo dos capítulos para una obra junto a otra persona y otro libro entero.
“¿Temor? No, es una cuestión de opción personal, creo que tengo un don especial para llegar a la gente a través de la palabra. Entonces, como no tengo tiempo, tengo una familia, creo que uno tiene que tomar opciones y escribir un libro implica mucho esfuerzo. Uno en la vida tiene que dar lo que es propio, yo soy buena para hablar y no es mérito mío; uno tiene que aprovechar su plus”.




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