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“No me interesa que las mujeres se derritan por mí; me interesa que una sí”

25 de Julio de 2005 | 18:49 |
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No pudo disfrutar mayormente de la teleserie “Machos”. Su grabación calzó, justo, con su separación. Después de casi 20 largos años de matrimonio con la actriz Elena Muñoz, resolvieron muy civilizadamente alejarse.

“Fue bastante heavy”, reconoce.

A la “Nena”, como todos le dicen, la conoció en la Universidad Católica, se casaron en 1984 y tuvieron dos hijos, Milena de 16 y Raimundo de 8 años. Eran vistos como la pareja perfecta por todos sus cercanos y por eso, cuando anunciaron la separación, la crisis no sólo los golpeó a ellos, si no a muchos que los tenían como modelos a seguir e igualar.

El primer tiempo fue difícil. Por eso, aunque tiene claro que no lo andaban buscando como al resto de los protagonistas de “Machos”, evitó dar entrevistas para que no le preguntarán los por qué. Y menos, cuando antes del año ya estaba pololeando con otra actriz, bastante menor, Francisca Villagra.

-Ya llevas casi tres años separado, ¿cómo fue volver a estar en el mercado?
(Duda un poco)”Ehhhhh… no estoy en el mercado, estoy súper bien emparejado. Llevo dos años con la Francisca”.

-Pero más allá de tener polola, volver a estar solo después de 20 años de matrimonio, es un cuento.
“Es que fue todo tan rápido que hoy no podría analizarlo mucho”.

-¿Lo pasaste muy mal?
“Creo que… sí poh. Sentís que algo, que tu pensabas era de una manera, se transforma en otra. La separación es un costo altísimo para ti, la familia, los hijos, los amigos, los que te rodean.
“No tenía idea que con la Nena éramos como una especie de buque escuela, insignia. Me retaban, me decían pero como, ¡ustedes! o se me desestabilizó mi matrimonio. O nos usaban de norte, se puede, allá van. Y como que de repente todo desapareció”.

-Insisto, ¿cómo fue volver a la soltería, al mercado?
“Es que yo no soy así, no soy picaflor. No entiendo la vida como que si estoy separado me puedo meter con una mujer y después con otra y con otra”.

-¿Buscas relaciones estables?
“Sí, me nace eso”.

En este terreno, el extrovertido Rodrigo Bastidas se recoge. Le cuesta caminar por esta agua, las anécdotas ya no están en la punta de la lengua y las respuestas se hacen cortas.

-¿Alguna vez, casado o soltero, te sentiste acosado?
“Uno siempre puede tener la sensación de que hay alguien como mirándote, pero tengo una personalidad como un poco… puedo ser simpático, pero no doy entrada. Es que no ando tirando los cortes, no ando diciendo ¡qué buenamoza!”.

-Nada de conquistador.
“No, cuando tengo que conquistar a alguien lo hago, pero no me interesa que las mujeres se derritan por mí; me interesa que UNA se derrita y punto.
“Lo entretenido que tiene el amor es conocer gente, pero no así, al boleo; prefiero conocer una persona bien que diez más o menos. A lo mejor soy un tonto, a lo mejor unos dicen pero huevón, como no aprovechaste de pasarlo bien (entre risas). Lo he pasado súper bien, no se necesita farrear todos los días”.

-¿Y eso por estructura?
“No sé, soy así. No tenía ganas de huevear. Nunca lo fui, desde chico; me ponía a pololear y duraaaaaaba harto”.

-¿Cómo se maneja una separación con los amigos? ¿Unos se van con uno y otros con el otro?
“No, aquí la Magdalena, la Pepi y Prieto se mantuvieron amigos de los dos y no tomaron bando por ninguno. Siempre sentí eso y que ninguno estuviera más cerca del otro y la verdad, es que tampoco fuimos tan vacas, fuimos bien civilizados como dijo la Nena”.

No puede evitar reírse al reconocer que igual es complicado y que al final, la Magdalena hace, a veces, una comida con él y otras con la Nena. “Ellos nos encontraban la razón a los dos. Y creo que cuando uno comete un error lo dicen, la Magdalena me decía huevón, tenís que ser más compresivo y los más probable es que a la Nena le dijera oye, no es necesario ser tan pesada”.

-¿Cómo ha cambiado tu rol de padre?
“Ha sido agotador. Dije que no me iba a quejar nunca porque mis hijos no van a pagar el pato en esta cuestión y para eso corro todo el día”.

Rodrigo los va a buscar todos los días al colegio, almuerza con ellos; vive en Peñalolén, pero parte a las tres de la mañana a buscar a Milena a una fiesta aunque al día siguiente tenga que llevar al más chico a tenis. “Estoy feliz”, asegura.

-¿Eras tan intenso antes, como papá?
“Sí, pero ahora lo manejas con un poco de culpas. Si me paso dos días sin ver a Raimundo digo pucha que soy mal papá y es terrible, sufro. Es súper fuerte dejarlos en su casa, que se bajen y caminen para adentro, pero lo han comprendido bien”.

-¿Qué gustos te estás dando?
“Bueno, voy a esquiar; tengo un refugio en El Colorado, cosa que nunca imaginé que iba a tener siendo actor (y lanza la carcajada).
“También juego fútbol los fines de semana en una liga; “Zánganos”, gran equipo, hemos sido campeones tres años seguidos y voy mucho al cine, a comer”.

-Si estás en la próxima teleserie del 13, armando una obra, en la radio, en la universidad, ¿cuándo es el momento…?
“De relajo… La vida siempre ha sido así de intensa y no sé de qué cosa bajarme, porque todo me apasiona mucho. No me quejo, me entretiene”.

-¿Qué añoras?
“Hace dos años me fui a Barcelona tres meses a estudiar guiones de cine. Lo pasé chancho, escribí una película que estoy haciendo con Gonzalo Justiniano y espero que salga luego, pero necesitamos lucas”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
(Inspira) “Ése” y se larga a reír.
“Ése, todo el mundo va a entender”.


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