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El romance a prueba

Algo tan cotidiano como dejar una toalla húmeda tirada en el piso del baño puede transformarse en una batalla que termine por hacer fracasar una relación. Así lo determinaron científicos estadounidenses a través de entrevistas a 160 parejas. El estudio concluyó que los malos hábitos, que parecen inocuos al principio, pueden tener un efecto devastador a través de los años y llevar las relaciones a la ruina.

20 de Junio de 2006 | 13:39 |
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Según la investigación publicada en la revista académica "Personal Relationships", las personas pueden volverse casi "alérgicas" a los puntos débiles de una pareja. El no controlar una risa estridente, por ejemplo, puede terminar en una furia tal que destruya el matrimonio.

Entre los hábitos más molestos están el no colgar las toallas, dejar un rollo nuevo de papel higiénico encima del vacío y usar un tenedor para rascarse la espalda. Los cariños con términos infantiles también pueden causar una mala reacción.

Muchos de los hábitos que se detallan en el estudio son de tipo doméstico y surgen de la interacción entre hombre y mujer. Ellos incluyen escarbarse la nariz, eructar y usar ropa muy gastada en los hombres; y la demora, hablar demasiado y la falta de seguridad con respecto al vestuario en las mujeres.


Como alergia

El estudio, realizado por la Universidad de Louisville, Kentucky, comparó la "frecuencia de alergeno social" (hábitos desagradables), con la satisfacción y fracaso en la relación en más de 274 personas.
Ranking de desagrados
Inventar anécdotas en las comidas con invitados.

Utilizar en público términos infantiles cariñosos.

Mostrar miedo por parte de los hombres en películas de terror.

Llevar una cantidad excesiva de equipaje en vacaciones.

Hacer que la pareja gaste muchísimo más que lo que ellos quieren comprar.

Reírse de los propios chistes cuando otros no lo hacen.

Quejarse de la ropa de la pareja.

Cambiar las frecuencias preestablecidas en la radio del auto.

No cambiar el rollo de papel higiénico.

Dejar las toallas húmedas en el piso.

Criticar algunas de las características anteriores en la pareja.


El informe resultante, "Alergias Sociales en las Relaciones Románticas", apunta a establecer la naturaleza del vínculo entre los hábitos desagradables y el divorcio.

Algunos de los problemas planteados en este estudio entregarán a las parejas que ya están un tanto desagradadas, una nueva gama de cosas por las cuales quejarse. Entre ellas la rabia que produce el tener que reprogramar el dial en la radio del auto; las anécdotas inventadas para el lucimiento personal delante de otros; y la lectura de e-mails mientras aparenta estar conversando sobre la hipoteca.

Según el estudio, las mujeres muestran niveles ligeramente más altos de hábitos irritantes que los hombres. Entre ellos están: el carácter dominante, las críticas y "dar órdenes sin tener una legítima autoridad". Ellas, en cambio, se quejan del comportamiento grosero y "violaciones de las normas", tales como la ebriedad o la flatulencia.

"La idea de que las cosas llegan a ser más molestas con el tiempo nunca había sido observada antes", señaló Michael Cunningham, quien encabezó el estudio. "Los comportamientos desagradables relativamente menores parecen afectar las emociones de una pareja de forma parecida a cómo funcionan los alergenos físicos. Es probable que la primera experiencia produzca una pequeña reacción negativa, pero el contacto repetido aumenta la sensibilidad", explicó el especialista.

Un ejemplo: las toallas húmedas en el piso del baño producen una irritación suave. Pero la reacción es más fuerte cada vez que sucede.

"Un hábito desagradable puede ser visto como indicativo de una falta de respeto hacia su pareja", explica la terapeuta matrimonial Paula Hall. "Pero la realidad es que pelear por las costumbres desagradables de alguien es más fácil que discutir sobre por qué no han tenido sexo durante dos años".
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