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"He tenido la vida que quería tener"

No es fácil ser galán a los 68 años, pero él lo es. Profundo, cariñoso y caballero, repasa su historia, cuenta anécdotas y hace reír a carcajadas con sus salidas. Sin duda, más que un gran actor, es un tremendo personaje.

29 de Noviembre de 2005 | 09:58 |
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Lleva muy bien sus canas y arrugas, tiene cuerpo de mozalbete –como diría él con el vocabulario amplio que maneja-, viste pantalones de cuero negros, beatle y chaqueta y nadie diría que el 18 de julio cumplió 68 años.

Muestra orgulloso su sala, el Teatro Camino, que está en refacción porque el último aluvión del canal Las Perdices le pasó muy cerca y los fuertes vientos volaron la carpa impermeable que le sirve de techo.

Ahí está él, al frente de las maniobras, conversando con su equipo de trabajo. Son cerca de las seis de la tarde y acaba de llegar de la Universidad Mayor, donde es decano de la Facultad de Artes. Posa para las fotos y luego muestra el lugar que recrea una tornamesa de una estación de trenes.

-¿De cuántos años te sientes?, porque con tanta actividad pareces todavía muy joven.
"De menos, muchos menos. Uno toma conciencia de la edad cuando planifica para adelante y comienza a sacar cuentas; por ejemplo, uno dice ya no me quedan muchos veranos en la playa con mi familia o, saco cuentas y digo, cuántos estrenos más voy a hacer. Ahí tomas conciencia de que las cosas tienen un fin y que el fin no es tan lejano, pero no es de cómo uno se siente, yo me siento igual.
"Por supuesto si intento batir el récord de los 100 metros planos, no se puede; pero nunca lo he intentado tampoco. También ocurre cuando uno saca la cuenta con los hijos…"

-¿A qué atribuyes tu éxito en el teatro?
"Creo que todos los que estamos en el teatro, de mi edad, podemos decir que somos exitosos, porque si no, no hubiéramos llegado hasta aquí; es un éxito estar en la actividad: teatro, televisión, cine, docencia, en fin, todas las cosas en que estamos".

-Pero no todos pueden seguir actuando de galanes…
"¡Ah!, claro, por lo de galán" (se queda pensando).

- Creo que la fantasía de ser la Sigrid Alegría en "Tentación", pasó por muchas cabezas jóvenes y no tanto...
"Sí, qué bueno, ser objeto de fantasía, me parece maravilloso" (ríe pícaro).

-Ya, pero el éxito ¿A qué lo atribuyes?
"Es difícil, porque si uno fuera tan claro se lo podría recomendar a los demás y serían recetas y no las hay ni para el éxito ni para el fracaso. Ahora, sí, hay una cosa que para mí es importante y es que yo no me mido o me programo en términos de éxito o fracaso, sino que me mido en términos de procesos".

-¿Cómo es eso?
"Yo paso de una obra a la otra, de un trabajo al otro, por una clase, por el teatro, por el cine; en fin, por muchas cosas, y todo es un continuo. De repente, algunas cosas, son muy aceptadas por el público y otras, no tanto, otras nada. Eso no depende exclusivamente de mí, no son factores muy manejables. Yo puedo hacer mis proyectos, trabajarlos y hacerlos congruentes con lo que quiero, siento y pienso, pero no soy una persona que diga fracasé en esto o esto fue un éxito, uno dice eso cuando viene harta gente al teatro; qué rico, fue exitoso, entró algo de plata, podemos hacer nuevas inversiones y estoy feliz".

- También cuando se gana el Fondart.
"Sí, también. Pero son medidas muy superficiales, no son la verdadera medida".

- Mi pregunta iba más bien a lo que sientes que has logrado con tu carrera, a la que tu madre se oponía.
"Bueno, he logrado todo, en ese sentido todo; es la vida ¿no? He tenido la vida que quería tener.
"Me acuerdo que muy joven, antes de iniciarme en el teatro, decía a mi me gustaría estar todo el día en el teatro y que, cuando me acostara en la noche, estuviera muy cansado de estar haciendo todo el día lo que yo quiero hacer… y eso se ha dado. Ahora, he sido porfiado y peleo para que ocurra, también.
(Reflexiona un momento en silencio) "Nada es tan fácil".

-Entre las cualidades con que te describen tus cercanos están la perseverancia, la autocrítica.
"Soy perseverante y autocrítico. Autocrítico en el sentido que hago examen de mis actos, en todo, en las relaciones humanas, en el trabajo, pero fundamentalmente en las relaciones humanas. Uno, a esta edad, llega a la conclusión que todo es sólo relación humana.
"Finalmente, cuando se fracasa en una relación con alguien y no me refiero sólo a las amorosas, sino a las de amistad, de trabajo, en el fondo siempre ha habido algún pecado de no saber llevar bien las cosas, algún error de procedimiento".

-Siempre has trabajado con jóvenes ¿Por qué?
"Primero, como profesor, partí muy joven haciendo clases; siempre me ha acompañado la docencia y uno la hace para los jóvenes y con los jóvenes. Después, cuando comienzas a tener más edad, te vas dando cuenta que los de tu generación van siendo pocos, así que siempre estás rodeado de jóvenes.
"Pero también es muy entretenido cuando me encuentro con los de mi edad. Por ejemplo, hace poco hicimos "La Tempestad" con Aníbal Reyna y lo pasamos muy bien, porque uno se acuerda de tantas cosas. Pero los jóvenes… uno vive con ellos, todo lo bueno y lo… no, malo no, lo difícil que implica, a veces, relacionarse con ellos, porque son distintos a uno".

-¿Pero debe haber algún tipo de feed back?
"Sí, si hay. En el trabajo se borran mucho las fronteras de edad, en el teatro, sobre todo. Aparecen en otras cosas, en los carretes, por ejemplo, uno no va no porque se sienta marginado, sino porque no quiere, o va un ratito y dice …ya, suficiente".

-Analiza el teatro en Chile.
"Es un fenómeno, realmente. Terminó la dictadura y se produjo un destape en las artes en general. Una fuerza se liberó, porque todavía estamos en un continente en que la lucha por las cosas continúa.
"No es que se fue la dictadura y todo se arregló y llegó la justicia, el bienestar para todos; eso no ocurre, no ocurrió. Nos liberamos de un aspecto, pero el resto sigue; entonces, la lucha, la necesidad por la creatividad sigue todo el tiempo. Por eso América Latina tiene un arte muy vital, muy fuerte, muy distinto al europeo, aunque ese arte nos gusta mucho.
Los jóvenes son a los que les interesa el arte: teatro, música, cine, literatura. Hay una actividad artística en los jóvenes efervescente, feroz, fantástica, una inquietud que es muy linda".

-La sociedad chilena ha evolucionado bastante, ¿los actores también o siempre han sido más desinhibidos?
"Un buen actor, en el tema de la actuación, en escena, sí, porque afuera somos súper tímidos. No puedo decir que recordando a Silvia Piñeiro, a Ana González, Bélgica Castro o María Canepa, cuando las veía jóvenes, actuando, eran personas cartuchonas; para nada. Tenían la misma soltura que los jóvenes de ahora. Lo que pasa es que ahora hay una soltura que tiene que ver con el desnudo que antes no existía; con la sexualidad más explícita, pero no es esencial ese asunto. Antes la gente se desnudaba menos en la TV, en el cine, en el teatro, pero igual los actores tenían que ser desinhibidos, aunque no se desnudaran".

-¿Verdad que reivindicaste a los mayores siendo rostro de una multitienda?
"Me gusto mucho, la verdad es que me gustó mucho. Me gustó porque a uno le sube el ego, indudablemente y, por otro lado, está bien que los viejos seamos modelos, ¿por qué no?
Es bueno para todos los viejos, anima a la gente. Es probable que viéndome a mí en la foto, muchos viejos se pongan más pretenciosos… eso es bueno".

-¿Tú eres pretencioso?
"Sí, soy pretencioso, pues, claro. Me gusta vestirme, no soy muy ropero, pero me fijo en lo que me pongo, no me da lo mismo una cosa u otra, me gusta verme bien con la ropa, hago mucho deporte, mucho ejercicio y me preocupa mi aspecto físico, no es para mí cualquier cosa".

-¿Y las canas?
"Eso no me importa… quedarme pelado me costó. A los hombres nos duele quedarnos pelados, pero hay una época en que a uno le duele. Hay mujeres a las que les encantan los pelaos, pero a los hombres no; conozco muy pocos a los que les da lo mismo".

-¿Te operarías algo?
"Por el momento no, no veo nada que quisiera operarme. Además se notaría tanto, porque la gente a uno lo conoce mucho. Creo que envejezco armónicamente. Además –como decía una tía mía- a uno la vejez se le nota igual.
"Como esa gente que se tiñe el pelo para las canas y están convencidos que con eso se ven más jóvenes ¡Yo no me teñiría las canas porque me voy a ver mucho más viejo!, sé que me veo más joven con canas… Ahora, si me lo piden para el teatro, lo haría, pero para verme más joven ¡nunca!".

-¿Alguna vez necesitaste engordar para un papel?
"No, fíjate, y me costaría (se ríe a carcajadas). Sí me causaría un problema. Yo admiro a la Mariana Loyola que engordó, no sé, a mí me costaría mucho. A la edad de ella se puede bajar, pero a estas alturas, yo quedo gordo pa´ siempre".

"¡Ah! (yo) era un gancho; sí, no puedo negarlo"

"Soy de una inutilidad absoluta"
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