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"Soy de una inutilidad absoluta"

20 de Septiembre de 2005 | 13:04 |
Es muy divertido como cuenta su infancia, a pesar de la tristeza de haber perdido a su padre a muy temprana edad, porque es una especie de fotografía de la realidad de la época y, a veces, se sonroja, por la vergüenza que le provocan algunas cosas.

"De chiquitito fui un hijo único, sin papá, bastante solo y aburrido. Muy solo, porque el cariño de mi madre y mis abuelos es distinto al cariño de los pares; es raro no tener hermanos”, dice.

"Tengo muchos, muchos primos, pero los veía a veces; vivía muy recluido entre mi madre y mis abuelos, en una casa de la calle Londres, al lado de la Iglesia San Francisco. Era otro mundo, Santiago era otro mundo. La casa de mi familia, la Noguera, una familia de muchos hermanos, casi todos hombres, sólo dos mujeres. Una especie de clan familiar muy fuerte, muy dominado por mi abuelo y sobre todo mi abuela. Era un mundo -yo lo pienso ahora- muy defendido de la realidad de Chile, una especie de bastión.
"Nací en el año ´37 y cuando era chico, Chile estaba con los gobiernos radicales, se transformaba, comenzó a entrar el laicismo, la educación, la clase media, todo lo que Chile es ahora, pero la casa de mis abuelos en la calle Londres era como una especie de castillo donde esas cosas no ocurrían, se miraban por la ventana, a la distancia y, quizás, con paternalismo, una cosa muy lejana", continúa.

-¿Y tú, en tanto?
"Yo estaba en ese bastión, marginado de la realidad, mirando a las floristas de la pérgola, los desfiles que pasaban. Piensa tú que en esa época se armó el PS, la izquierda, pero mi casa era un bastión de caballeros de cuello y corbata que iban a la pieza de mis abuelos, los domingos, y se les rendía una pleitesía formal y ellos, como dos reyes, controlaban las conversaciones.
"Era un grupo social muy conservador, muy agrícola, eran –me avergüenza la palabra- de una aristocracia agrícola, que es distinta a la que era más progresista, más liberal, más ligada a Europa. Para ellos era un lugar donde se iba a pecar.
"Mi papá era el único que leía, que se casó con quien se quiso casar y no en un matrimonio armado. Mi mamá también era de una familia agrícola, pero no rica, más que agrícola, de profesionales, alta burguesía, no eran aristocráticos".

-¡Cómo saliste actor de ese núcleo!
"Anda tú a saber. Creo que por una ligazón con mi padre. Él murió cuando yo tenía casi tres años. Descubrí sus libros cuando era adolescente. Supe con el tiempo que se casó cerca de los 40, que era un bohemio, un vividor y me he sentido muy ligado a mi padre en ese sentido.
"Me decían ¿qué diría tu padre? y yo, en el fondo de mi corazón, sabía que habría dicho lo mismo que yo".

-¿Tuvo que ver el colegio, también?
"Sí, había una cosa muy buena en el colegio y era que respetaban mucho y nos dejaban hacer lo que quisiéramos: teatro, filosofía, biología y no me exigían poco estudio, me perdonaban mucho porque veían en mí un niño metido en todo, y eso les gustaba a los curas. Me perdonaban mis malas notas en matemáticas, en física, en química, en lo otro tenía regias notas; estudiaba lo que me gustaba y en lo otro me declaraba incapaz –una situación bien cómoda- para no estudiar nunca.
"También era una época, en los jesuitas, bastante tiránica en ciertos aspectos, pero a mí no me dolía ni me afectaba; a los demás sí".

Cuenta que el Beato Alberto Hurtado murió cuando él tenía cerca de trece años, pero muchos de sus seguidores exacerbaban sus enseñanzas.

-¿Cómo así?
"Había una cierta exageración del 'dar hasta que duela'.
"El que iba a una fiesta, cuando éramos más grandes, se encontraba su foto en el colegio –tal cual, no me voy a olvidar nunca- con un escrito que decía mientras usted estuvo en la fiesta, tantos niños murieron de hambre en Latinoamérica, entonces tú te sentías criminal o cuando te decían no dé el abrigo viejo, sino el que está usando ahora. Eso era duro, muy duro; ahora, te confieso que a mí no me afectó, debe haber sido porque yo no tenía plata y además, yo creo que mi mamá no me hubiera dejado ni cagando. Era un colegio de clase alta, de mucha plata, pero en ese tiempo mostrar la plata era de mal gusto.
"Tengo muy buenos recuerdos del colegio, me sentí libre".

Cuando murió el Padre Hurtado, Tito Noguera era uno de los que tiraban la carroza y asegura que "llegué hasta el Hogar de Cristo y vi la cruz en el cielo y todo eso".

-¿Sigues sintiendo esa inspiración religiosa?
"No soy agnóstico, pero soy de los pocos del curso que ni pensé en meterme a cura".

Una respuesta nada de rara, si se toma en cuenta que siempre se le ha considerado un hombre tremendamente hogareño y muy orgulloso de sus cinco hijos.

"Cinco hijos vivos- interrumpe-, tengo seis hijos. María Piedad, productora y Amparo, hijas de mi matrimonio con Isidora Portales, quien falleció hace unos años. Después viene un salto grande a Diego, Emilia y Damián. Claudita, la mayor del segundo matrimonio, nació de término, vivió algunas horas, pero venía con múltiples malformaciones".

Diego estudió música en el Instituto de Música de la UC y hoy estudia teatro en la escuela de Fernando González; Emilia también es actriz y Damián está en el Colegio Suizo y tiene 15 años. También tiene tres nietas, hijas de María Piedad.

Ellos son fruto de su relación con Claudia Berger, con quien lleva 26 años casado y más juntos. De ella dice: "La Claudia es privadísima, dice que todos estamos demasiado expuestos para aparecer ella. Me encanta estar con ella, simplemente sentir su presencia… ¡Mira qué egoísta! Debe ser terriblemente machista lo que digo, pero ella está en todas partes, no sólo físicamente, sino en todo lo que irradia y hace. Llego a la casa y puede que no esté, pero es la casa de la Claudia, comes una comida y la hizo ella, te pones una ropa y es la que te regaló, compró o eligió la Claudia… siempre está su presencia, que trasciende tantos aspectos, tan múltiples. Eso es ella, una parte muy importante".

-¿Papá chocho?
"Soy muy, muy chocho; para mí la familia es muy importante. Esto que digo parece contradictorio, porque no estoy mucho con ellos, pero no podría existir sin ellos, me es entrañablemente querida mi familia".

-¿Hobbies?
"Hago bastante deporte: yoga, natación, todo lo que tenga que ver con actividad física me gusta, me recompensa. También me gustan las artes, la pintura, la música".

-¿Vicio privado?
"Pequeñas cosas que me gusta hacer… aparte del deporte; me gustan los desayunos de los domingos en mi casa, me gusta juntarme con todos, me gusta cuando estoy en la casa -ojalá con todos los hijos, nueras, nietos, yernos, pololos-, como fui hijo único, me encanta ver la casa llena”.

-¿Eres machista?
"Uno se las da de no machista, pero hay muchas cosas en las que uno lo es, trata de no serlo o de tener cierto control".

-¿Cocinas?
"Nada. Soy de inutilidad absoluta y cuando he tratado ha quedado la escoba: prendí el horno, estalló y me quedé sin pestañas, sin pelos. Hice una sopa, se me cayó la cuchara adentro, la traté se sacar, se me cayó la olla, me quemé entero. Otra vez fui a echar la sal y se me destapó el salero…"

-Mejor no pregunto si mudaste alguna vez.
"Sí, eso lo hice alguna vez, pero poco... ¡Ves tú que soy machista!"
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