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“Cuando me vaya de luna de miel, voy a llevar mi laptop”

07 de Octubre de 2005 | 10:50 |
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Quienes conocen algo de su historia saben que es hijo de un pastor evangélico que resolvió irse a Estados Unidos a buscar nuevas oportunidades para sus cuatro hijos, todos hombres. Aunque su padre está jubilado, recuerda las miles de veces que lo escuchó predicar en el templo.

Nacido en 1970, en Temuco, es el tercero del clan. Fue educado en un colegio particular subvencionado y bajo la estricta moral adventista. Al llegar a Chicago no sabía una gota de inglés.

Entre nervioso y acelerado, acostumbra estar revisando constantemente su súper Palm WiFi donde recibe mails y otros, y no se despega del celular.

-¿Qué añoras de Chile?
“Tengo muchos amigos acá y me gustaría verlos más. Y de mi infancia… la lluvia; me carga el calor, de hecho, me paso todo el invierno acá, me escapo al sur.

-El olor del humo de leña húmeda…
“Sí, aunque ahora, cuando voy a Temuco, es impresionante el nivel de contaminación”.

-¿Y las comidas? ¿Tu madre mantuvo algunas allá?
“Ella cocina algunas cosas, hace pastel de papas. Me gustan las empanadas, pero no voy al restorán chileno que hay en Manhattan… mira, todo mi respeto y aprecio por la cocina chilena, pero no es la mejor del mundo (se ríe). O sea, entre la peruana y la chilena, prefiero la primera. Noo... el mote con huesillos me parece asqueroso”.

-¿Y no añoras a esos amigos que se dejan caer sin aviso?
“No, me carga, profundamente. Es una falta de respeto llegar a una casa sin avisar, uno puede estar trabajando. No, eso es impensable”.

-Pero eso nos hace más cálidos.
“No, te hace invasor de la privacidad de las personas. Uno puede llamar y decir por qué no nos vemos en la tarde y con hora de comienzo y con hora de final. No se puede llegar a la casa de alguien y no dejar, más o menos claro, a que hora te vas. Uno puede tener planes (con asombro)”.

-¿Has pensado qué habría sido de ti si tu familia se hubiese quedado en Chile?
“Lo pienso siempre. Yo quería estudiar derecho en la Chile o en Concepción. Supongo que me habría ido bien en la prueba porque me sacaba buenos puntajes en los facsímiles de la PAA; habría sido uno de esos casos de buen alumno de un mal colegio subvencionado. Después habría intentado un post grado, pero probablemente sería abogado en Temuco”.

-¿Y es tan malo?
“Nooo, pero habrían sido muchas menos oportunidades. O sea, yo tuve la oportunidad de escoger muchas cosas más porque mis padres se fueron a EE.UU. y, por eso, estoy súper agradecido de ellos”.

La primera impresión que da Navia es de distancia y formalidad que él explica porque escribe de política, pero en privado, se relaja y como reconoce, es “un cabro chico”.

Se da tiempo para contestar todos los llamados y “todos” los mails, porque siempre puede encontrarse con una grata sorpresa. “Sufro cuando se me acumulan los correos electrónicos, me parece algo de respeto mínimo responderlos”, dice.

-Cuatro hermanos hombres, un clan de machos. ¿Echaron de menos a la hermana?
“Nunca; éramos brutos, no sabíamos tratar a las niñas. Para mí las mujeres son un mundo desconocido, fascinante. No tener hermana es una desventaja impresionante porque uno no se entera de un montón de cosas”.

-Y eso hace que la madre sea elevada al altar.
“Mi madre es una santa (en chacota). Nooo… dejé de vivir con mis padres a las 19 años y aunque hablo harto con ellos, mi mamá no cacha nada. Cuando viene a Chile después me dice oye, Patito, parece que te conocen, y le contesto mamá, respétame.
“Ella es el único personaje femenino que tengo; Freud diría que estoy cagado porque ando buscando una mujer parecida a mi madre, pero eso no es verdad”.

-Fuiste criado en un régimen muy conservador, pero resultaste un liberal ¿Cuándo chocan tus dos mundos?
“Mis columnas son prédicas, soy un profeta (sigue sin parar de reírse). La verdad, es que en mi casa eran muy tolerantes que es uno de los grandes valores liberales. Los evangélicos son súper dogmáticos, siempre andan tratando de convertir a la gente y de eso quedé un poco vacunado; yo no quiero convertir a nadie de nada”.

-Pero, ¿las contradicciones vitales?
“Lo que pasa es que las personas religiosas tienen un montón de certezas (y empieza a repetir un pasaje de la Biblia de memoria). Yo no soy ateo, porque yo no digo que Dios no existe, pero tampoco es un tema que me importe mucho.
“Lo religioso para mí es como la hípica en el diario; no la leo, nunca he ido al hipódromo, pero no quiero que la saquen y de hecho, si la sacan y hacen una campaña para que repongan esa sección, firmo y contribuyo”.

Su estricta formación determinó los gustos musicales de Navia. Sólo español o italiano como Rafael, José Luis Perales, Leonardo Favio y Ricardo Cocciante, porque, primero, en Chile, sólo había radio A.M. y después, en EE.UU., sus padres prohibieron la música en inglés. “Cada vez que escucho “Escalera al cielo”, de Led Zeppelin, digo que es satánico si se escucha al revés, porque así me lo enseñaron cuando chico y… mentira, pero la gente se ríe”.

Algo de pop ha incorporado en su catálogo, como Eric Clapton o Phillip Collins, y otros más gruppie, como R.E.M., los conoció a través de algunas pololas de juventud.

-¿Cuál de todos los cantantes cebolleros te ha dado mejor resultado con las americanas?
“No, a ellas o no les importa América Latina o la idealizan, la ven Che Guevara- revolucionaria; entonces lo único que engancha con las gringas de izquierda es Pablo Milanés, Silvio Rodríguez o Inti Illimani. Con eso estaí al otro lado, pero prefiero a las gringas que no cachan nada de América Latina”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“A lo que no renuncio y es doloroso es Internet; no me puedo pasar un día sin ello, sin correo electrónico, diarios web. Estar conectado siempre es una obsesión. El año pasado me fui con mi polola de entonces a Cuba y todos los días iba a revisar Internet, cuestión que me significaba reto y era caro.
“Me genera muchos problemas. Cuando me vaya de luna de miel, voy a llevar mi laptop; lo señalo desde ya, que quede on record, para que después pueda mostrar que lo dije en El Mercurio.
“También tengo mucha gente en messenger; mis alumnos de Santiago, cuando me pillan, a las 2 de la mañana, saben que tienen que hacerme una pregunta específica”.

-¡No duermes mucho!, pero bien, si no fumas ni tomas.
“Duermo como siete horas y… tomo, a veces, vino; digo que no tomo porque mi casa está llena de alcohol que no consumo”.

-¿Y gimnasio?
“Sí, voy cuatro veces a la semana porque trato de bajar de peso. Bueno, ahí tienes otro vicio, como mucho, los restoranes me encantan. Me encanta lo dulce y lo salado”.

-¿No perdonas el postre?
“Postre siempre”.
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