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Un tipo domesticable que asegura no ser un divo

24 de Octubre de 2005 | 11:48 |
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“Puntarelli” era su apodo de chico y, claro, por personalidad y patas no se quedaba. Vecino del ex Presidente Aylwin, le fue a dejar a su casa una tarjeta invitándolo a su cumpleaños y recibió las excusas del caso con membrete del Estado.

Su hiperkinesia natural lo encaminó al periodismo en la Universidad del Pacífico, pero su idea original era ser redactor científico al estilo Hernán Olguín; incluso hizo un curso en el área en la clínica Las Condes.

-Ahora estudias teatro; tu personalidad es más de actor que de periodista ¿es ésa tu vocación?
“Estoy estudiando teatro para aplicarlo en lo que hago yo, es para hacerlo en televisión. No estoy estudiando teatro para trabajar en las tablas ni hacer teleseries”.

-¿No para representar personajes?
“No, para nada, es para trabajar sobre mi personaje”.

-¿Eres un personaje?
(Duda) “Sí, cuando salgo a hacer el programa si poh, soy un personaje; o sea, soy Gonzalo Feito, pero también hay un trabajo de ser más como un personaje en temas de gesticulación, caras, expresión, diálogo, del texto que voy a decir. Obviamente, hay una cosa que es natural, pero eso se tiene que trabajar.
“Hay dos tipos de métodos o de clown, de mimo; el francés se basa en lo que a uno le nace, es cien por ciento uno y uno lo trabaja con técnicas”.

-Pero “C.Q.C.” intentaba no plantearse como personajes, si no que a partir de ustedes, forzar, descolocar a los serios?
“Lo hacemos a partir de ser simplemente reporteros, eso es el ADN, está, es parte de uno, yo no tengo ningún problema para entrevistar al Presidente en nuestro estilo”.

-¿Por qué querías ser periodista científico?
“Yo estudiaba periodismo y odiaba, me cargaban los periodistas. El curso en la Las Condes es parte de mi cosa buscota, vamos pa´ allá, vamos pa´ acá, como que no paro y contemplo. Quería que mis electivos fueran de diseño y vestuario, quería hacer corbatas, camisas (se ríe), pero no me dejaron.
“Yo no podía ir por la vida haciendo las 6 W (concepto para la redacción de la noticia)”.

-O sea, en buena hora llegó “C.Q.C.” a Chile.
“En buena hora. Antes de “C.Q.C”. alcancé a hacer varias cosas, empecé a trabajar a los 21 años en radio, nunca despaché fuera de los tribunales porque siempre supe que eso no era para mí, me imaginaba haciéndolo y entremedio, cagándome de la risa, ¡ no! Sabía que eso para mí no era.
“Una vez vi “C.Q.C.” y sentí que se puede hacer periodismo más jugado, en que podís hacer humor, comedia, descolocar a un huevón, ser irónico y sentía que tenía las aptitudes. En colegio los profesores me decían ay, tan irónico (con tono pesado)”.

-Siempre has vivido con etiquetas.
“Siempre, súper etiquetado, obvio, como buen chileno”.

Feito reconoce, a mucha honra, que el programa es irreverente y que le falta el respeto a algunas personas. Pero añade que la televisión es democrática y que cada uno tiene la opción de no ver “C.Q.C.”.

-¿Ustedes hacen periodismo o hacen humor?
“Humor periodístico, los que no ven eso son tontos graves. Hay que tener dos dedos de frente”.

El Feito de la tele es igual al de la vida real, es difícil encontrarlo en un momento de tristeza. Él no lo oculta y por eso, resulta un misterio saber qué pasa con él frente a fracasos como el programa “La guerra de bares”.

-¿Te lo bancaste?
“O sea, las primeras tres semanas era terrible, pero después, como que uno aprende a agradecer ese tipo de cosas, eso hace que la vida de uno sea mucho más entretenida. Te da background, onda. Cuando fui a “Vértigo” (sin autorización de su canal, lo que le valió un castigo) y me suspendieron y quedó la cagada, en ese momento lo pasé pésimo, pero después, ahora, me di cuenta que es una de las cosas más entretenidas que me han pasado.
“´La guerra de bares´ fue como bueno porque vivís más, sentís más las cosas”.

-¿Qué pasa con un tipo autónomo como tú? ¿lo sigues siendo o te limitaste? ¿lo volverías a hacer?
“No lo volvería hacer, ir a un programa así porque sí, por que se me para la raja, ¡no! He aprendido a controlarme un poco más, a conversar más las cosas, a trabajar más la mental”.

-El sistema te puede domesticar.
“Sí, pero hasta por ahí no más, cachai. Mi contrato dice ahora que puedo ir a tres estelares al año (se ríe). Transo, antes no podía ir a ninguno y ahora a tres, pero para todo pido permisos, soy correcto (se mofa de él).
“Esto es como en el casino, uno da con la mano y, a veces, retira con la pala. En general, soy una persona domable para trabajar, no tengo divismos”.

-¿Y no deben ser indomables para estar en esto? ¿Acaso no te deben doblar la mano?
“Sí, en mi pega lo hago, pero pasa que en televisión cuesta trabajar con los rostros (tono peyorativo) porque se creen no sé qué. Eso no va conmigo, para nada. Esto es un trabajo, es lo que me gusta”.

-¿Cuánto te ha afectado la fama?
“Sé que soy famoso, pero no me lo creo. Voy por la calle y todos me dicen eeehhh… (levanta las manos), me regalan maní, me hacen bromas. ¿El costo?, hay cosas que todavía no las dimensiono porque todavía no me he detenido a pensarlo más, pero creo que los costos están en la privacidad y no lo transo.
“Alguna vez me has visto en la portada de la farándula con la nueva polola de Feito. Hay días en que no quisiera hablar con nadie, ni con mi mamá, que no me salude nadie y menos que te agarren para el hueveo, pero es una cosa que tenís que aprender a llevar. Es un costo que te inventen cosas –me han visto en un baño con tres minas-, que la gente diga de ti lo que quiera”.

-¿Qué te saca de las casillas?
“Las mentiras, no me gustan”.

-Pero si te mienten todos los días, todos los políticos se hacen los chistosos.
“Bueno, yo sé que son todos unos mentirosos, me parece genial que sean unos chamullentos, porque lo sé y los veo así. Obviamente, hay algunos que los sentís mucho más de piel como más verdaderos y sinceros, pero tú sabes que es un circo.
“Me saca de quicio cuando los fanáticos de los políticos te pegan, pero no cachan nada y además, son los menos”.

-¿Qué te pasa con el hecho de que ya los políticos conocen la técnica y ahora se aprovechan de ella, los usan?
“Eso queda a criterio de uno; uno cacha cuando sirve de herramienta para ellos, pero también ellos nos sirven a nosotros. Hay que lograr el equilibrio, o sea, ésta se la doy, pero la otra es para mí; hay una cosa tácita, implícita”.

-¿No se desvirtuó el objetivo de “C.Q.C.” que era provocar?
“A ver, uno no es el justiciero, de ir a pelear con los políticos; hay que entender que esto también es, un poco, un show. Estoy en la tele porque me gusta entretener, porque me gusta que la gente se ría, pero también se queden con algo, que sepan que está la cagada con la gasolina. Bajo ese punto de vista, no me interesa ir a acuchillar al político, ¿para qué? A mí no me sirve, tengo que hacer que se sienta cómodo, que se divierta y eso no quiere decir que no le pegue 3 o 4 palos”.

Feito no logra proyectarse en el tiempo y definir cuánto tiempo más va a estar en “C.Q.C.”. Dice que está más preocupado de hacer otras cosas y está seguro de que el género de la comedia (que viene de ese bufón de la corte que contaba en forma simpática las cosas al rey), donde clasifica al programa, está recién comenzando en Chile y no se agota nunca. Confiesa, eso sí, que le gustaría hacer clases de periodismo en la universidad.

-¿Crees que te puedes reinventar? ¿leyendo Teletrece?
“No tengo idea (con sinceridad). Lo dice la historia, hay cosas que son un paradigma. Quizás en 10 años más estoy leyendo noticias porque a lo mejor los noticieros van a cambiar”.

-¿O lo hará Feito?
“Sí poh, pero lo veo más difícil”.
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