Para los mantecados: 100 gramos de azúcar granulada, 100 gramos de manteca cortada en trozos, 1 huevo, 200 gramos de harina, 1 pizca de polvos de hornear, sal, ¼ taza de leche, esencia de vainilla, canela en polvo, azúcar flor.
Para los buñuelos: 2 tazas de agua, 1 taza de harina, 3 huevos, sal, cáscara de limón, aceite, canela en polvo, azúcar flor.
Para los mantecados: ponga en un bol el azúcar y la manteca. Una ambas cosas con cuchara de palo. Agregue un huevo y siga uniendo. Añada de a poco a la manteca, harina, con una pizca de sal y otra de polvos de hornear. No meta todavía las manos. Cuando ya tenga una masa algo formada, agregue un cuarto de taza de leche, más o menos, con una cucharadita de esencia de vainilla y una, rasa, de canela en polvo.
Revuelva hasta que la masa se ponga pesada de trabajar con la cuchara. Meta ahora las manos y espolvoree un poco de harina para despegar la masa de los dedos.
Cuando la masa se despegue bien del bol, póngala sobre tabla enharinada. Usleree hasta dejarla de 1 centímetro. Corte círculos o cuadrados pequeños. Enmantequille la lata del horno y ponga ahí los círculos con una espátula. Lleve a horno suave precalentado. Hornee exactamente 15 minutos: los mantecados no deben ni siquiera comenzar a dorarse. Retírelos, póngalos sobre un paño limpio y espolvoréelos con abundante azúcar flor. Sírvalos fríos. Si desea puede unirnos de a dos con manjar blanco.
Para los buñuelos. Poner a hervir el agua con una pizca de sal y la cáscara de un limón. Cuando suelta el hervor se baja el fuego al mínimo y se le agrega la harina, revolviendo rápidamente para que no se formen grumos (es bueno no echar la harina de golpe, sino que ir de a poco). Cuando la masa así formada se despega de las paredes de la olla, se retira ésta del fuego y se agregan, uno tras otro, tres huevos, batiendo enérgicamente.
En una olla de freír, más bien honda (así cunde mejor el aceite), se calienta una cantidad suficiente de aceite de oliva, y en él se van poniendo cucharadas de la pasta, procurando redondear los buñuelos. Éstos giran solitos, y cuando están dorados, se retiran, se escurren en papel absorbente y se sirven espolvoreados con azúcar flor y canela.
