Pertenece a la primera promoción de mujeres oficiales. Siempre quiso vestir el uniforme, porque tuvo la oportunidad de ver a una prima, que era carabinera, trabajar en una unidad de menores.
“La mujer se incorporó el año ’62 a Carabineros de Chile con el grado de brigadier, o sea, ni oficial, ni carabinero. Recién el año ’75 se abrió el primer curso de aspirantes a oficiales y nosotras ingresamos a la Escuela de Carabineros, cursamos los dos años, igual que los varones, con una malla curricular muy parecida donde una de las diferencias era que estábamos en un lugar aparte. Egresamos como subtenientes y juramos con nuestros compañeros de promoción”, recuerda.
Tras dar el examen para ingresar a la Academia Superior, “un verdadero desafío personal, dice”, logró ser seleccionada junto a otras cuatro mujeres, quienes se incorporaron a un curso mixto con las mismas exigencias intelectuales y físicas que los hombres. Reconoce, aún así, que puede ser que ellas ascendieran un poco más lento.
-¿Crees que la mentalidad machista ha ido abandonando las filas de las FF.AA. en general?
“No sé si en las FF.AA. en general, pero, hoy, que soy la única mujer entre varios generales, me siento en igualdad de condiciones e igualmente preparada que ellos. Puedo equivocarme en algo igual que ellos, o ser tan exitosa como un varón”.
-¿La mujer tiene alguna cualidad especial que la distinga del carabinero?
“Bueno, se ha dicho siempre, que tenemos la capacidad de resolver varios problemas a la vez y que podemos estar en varios asuntos”.
-Es que se dice que ‘las paquitas’ en la calle son mucho más duras que los carabineros.
“Sí (se ríe), dura porque se supone que la mujer tiene que tener una actitud, pero ésa es la actitud que tienen todos los carabineros. La verdad es que los hombres se asustan. Puede ser que los hombres utilicen sus artimañas (para tratar de evitar un parte), pero parece que no les resulta” (sigue riendo).
-Si bien llegan a generala, ¿qué explica que no ocupen mandos operativos, siempre son derivadas a Bienestar o la Familia?
“Creo que en el tiempo se dará y se debe a que hay que muchos generales. Ahora, Bienestar no es menor, es una de las direcciones más grandes que tiene Carabineros porque abarca todo Chile, es súper compleja, con muchas aristas; estar a cargo de esta dirección es una tremenda responsabilidad”.
-¿Nunca te viste de jefe de zona, más en la calle?
“Es que si me tocara, también lo haría lo mejor posible. Ahora, ya hay mujeres en mando operativo, existe una Prefecto en Valdivia. Cuando yo ingresé nunca pensamos que podría llegar a haber una mujer prefecto y se dieron las condiciones para que se nominara a una coronel, que lo ha hecho perfecto. Es cosa que se nos dé la oportunidad”.
Agrega que si bien en la actualidad las mujeres tienen más posibilidades de llegar al generalato, porque los hombres se retiran a los 30 años de carrera y pocos pueden ascender, desde que se unificó el escalafón, ambos sexos tendrán en el futuro las mismas opciones.
Al frente de la Dirección de Bienestar debe ocuparse de mejorar la situación de los carabineros y sus familias desde múltiples aspectos, como recreación, salud y vivienda. “Se trata de que los carabineros puedan sentir a su familia segura y puedan salir a trabajar en buena forma. Una mujer en este cargo está bien porque tenemos una sensibilidad distinta a la de los hombres”, dice.
-Un tema permanente entre las filas es la sobrecarga de trabajo, ¿han logrado avanzar en eso?
“Los carabineros estamos formados, conforme a nuestra doctrina, nuestra mística, para serlo las 24 horas del día; nunca dejamos de ser carabineros y uno lo asume así. Ahora, es cierto que necesitamos descansar, pero muchas veces los servicios se complican y se debe permanecer muchas horas. No podemos decir que las jornadas han disminuido o se han alargado, las circunstancias lo determinan, pero nuestra formación nos permite enfrentarnos a eso”.
-¿Se ven muchas situaciones de estrés entre las filas por la sobrecarga de jornada o por la misma labor que desarrollan?
“Sí, pero como todo el mundo, que anda estresado. Es un mundo acelerado, todo es más rápido y tenemos que actuar acorde; todo ha implicado que el estrés se dé, porque, por supuesto, no estamos ajenos a ello.
“Tenemos un servicio social y un servicio religioso que están con los carabineros, saben sus problemas y le entregan un apoyo, incluido el espiritual. Hay algunas acciones que se desarrollan en función de alivianar la carga que puede provocar el estrés. De eso estamos preocupados, porque, como dice el General Director, lo que más importa es el recurso humano; esto implica un gran desafío personal porque son 38 mil carabineros”.
-38 mil carabineros, ¿cómo se explican algunos pocos involucrados en delitos?
“Somos una institución sumamente transparente; cuando existe una situación irregular la informamos de inmediato y eso es reconocido. Carabineros ha mantenido, por su doctrina, una imagen intachable, pero entre un número tan grande por supuesto que puede haber una manzanita podrida, cosa que no es aceptable. Es un hecho lamentable que alguien nos ensucie el prestigio, pero como dijo mi General Director, no somos una institución corrupta, todo lo contrario”.
