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Un reconocimiento a la maternidad y trabajo femenino

La Superintendenta de AFP apunta a la necesidad de que los chilenos se concienticen de que deben jubilar más tarde de lo que lo están haciendo –o sea, no hacerlo en forma anticipada- y que los independientes deben imponer. Toda una tarea para el Estado.

08 de Agosto de 2007 | 13:38 |
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¡A los 65 años! La exclamación de sorpresa, de algunas, y franca molestia, de otras, no se dejó esperar cuando se aventuró la posibilidad de que las mujeres aplazaran en 5 años su jubilación.

La idea rondó en diversos círculos como ‘la fórmula’ para asegurar que las pensiones de las féminas no fueran tan desventajosas como lo son en la actualidad, pero finalmente, no vio la luz –dentro de la reforma previsional impulsada por el Gobierno en diciembre- porque claramente es impopular.

La actual Superintendenta de AFP, Solange Berstein, a través de un documento de estudios publicado por Expansiva, ilustró el impacto que tiene en las pensiones la edad lo que fue interpretado como argumentación a favor en medida. Eso fue antes de asumir el cargo que hoy la mantiene concentrada en un tema árido y muy técnico, pero que dice relación con lo más vital del ser humano: su pasar después de dejar de trabajar.

-¿En qué se expresa la discriminación de la mujer en el sistema de pensiones?
“El sistema de pensiones es un reflejo del mercado laboral; en el fondo, las diferencias que hay entre hombres y mujeres en éste repercuten también en sus pensiones. Las mujeres reciben menores ingresos, en promedio, que los hombres; y tienen más lagunas previsionales que son períodos en que no trabajan y por lo tanto, no cotizan. Si a esto se le suma que las mujeres son más longevas, es decir, viven por más tiempo y jubilan antes, en definitiva, lo que tenemos es que las pensiones que podemos esperar para ellas son inferiores a las de los hombres”.

-Sí, pero en algunos aspectos la mujer debiera verse más beneficiada y eso no ocurre, como es en el caso de los seguros de invalidez y sobrevivencia, porque es sabido que las mujeres se ‘siniestra’ menos, y aún así sigue pagando altas primas.
“Justamente, esa es una de las cosas que se está abordando en el proyecto de ley presentado. Las mujeres se siniestran menos que los hombres -no tanto en el tema de la invalidez, donde son más o menos parejos, sino en fallecimiento-; en promedio, se producen menos muertes de mujeres que de hombres, por eso son más longevas. Ahora, sin embargo, el seguro de invalidez y sobrevivencia que pagan hombres y mujeres tiene el mismo costo, lo que significa que hay un subsidio de las mujeres hacia los hombres durante su etapa activa, es decir, pagan el mismo valor que los hombres, pero tienen menos probabilidad de fallecer en esa etapa de la vida”.

-La reforma planteada busca abaratar los costos de ese seguro de invalidez para las mujeres, ¿cotizará entonces menos?
“Lo que se plantea es que se liciten en forma separada, para hombres y mujeres, las primas de los seguros, por lo tanto, ellas estarían pagando una prima de seguro menor a la de los hombres. Sin embargo, el diferencial que se produce, en vez de aumentar el salario líquido, va aumentar su pensión futura, porque se va a transformar en una sobrecotización”.

-¿Un ahorro obligatorio?
“Claro, las mujeres tienen mayor esperanza de vida y con esto se busca que, al pagar menos por el seguro de invalidez, tengan una acumulación mayor en sus cuentas individuales y eso permita, en parte, compensar el hecho de que sea más longeva”.

-La otra modificación sobre el seguro de sobrevivencia es que por primera vez el seguro de la mujer va a ser entregado al hombre que la sobreviva (hoy lo reciben sólo los que están en condición de inválidos). En los últimos años el discurso ha sido igualar a la mujer con el hombre y esto es, claramente, una igualación del hombre. ¿Bastante revolucionario?
“Desde el punto de vista de la mujer esto busca entregar mayor protección a su familia. Estamos hablando de mujeres que trabajan y generan un ingreso que es igual o tan importante como el del hombre dentro de una familia; más cuando se es jefa de hogar. Hoy se paga el mismo seguro, sin embargo, los niveles de cobertura son distintos; darle cobertura de sobrevivencia tanto al hombre como a la mujer tiene una mirada sobre la familia. Si pensamos en una mujer de 35 o 40 años que fallece, el seguro de sobrevivencia se le entrega a sus hijos si son menores de 18 años o hasta los 24 si están estudiando; pero esa pensión es transitoria, por lo que la ausencia de pensión del viudo y tiene un impacto muy fuerte en el ingreso familiar. Con esta propuesta se busca proteger a la familia”.

-Hay un reconocimiento al aporte de la mujer que en algunos casos se perdía, o sea, no lo recibía nadie.
“Exactamente, hay un reconocimiento a la contribución de la mujer al ingreso familiar en distintas etapas de la vida. Si pensamos en personas adultas mayores, jubiladas, mayores de 70 años, donde ambos tienen un ingreso por concepto de pensión y la mujer fallece, hoy el hombre tiene que sobrevivir sólo con sus ingresos, cosa que no pasa con la mujer que sigue recibiendo la pensión de su marido (60% del ingreso de él). Hoy, con la propuesta, el hombre recibirá también el 60% del ingreso de su mujer, por lo tanto, ese hogar tendrá una mayor protección”.

-Una de las figuras más interesantes de la reforma es la creación de la Pensión Básica Solidaria (PBS), que se entregará al 60% del grupo más pobres de chilenos. ¿Qué porcentaje de mujeres abarcaría esta pensión?
“La PBS va dirigida principalmente a mujeres, porque son las que participan menos en el mercado laboral formal, es decir, son el mayor porcentaje; aquí se incluye a las dueñas de casa que nunca trabajaron fuera.
“También lo hará el Aporte Previsional Solidario (APS) que es el aporte complementario que se hará a quienes hayan cotizado en el sistema previsional, pero que reciban pensiones insuficientes”.

-¿Qué diferencia tiene el PBS y el APS de la pensión mínima que se recibe hoy?
“Hoy existen dos instrumentos, la pensiones mínimas y las asistenciales. Respecto de la mínima, es una garantía que se le entrega a hombres y mujeres que han contribuido, a lo menos, por 20 años al sistema; es un derecho siempre y cuando hubiesen hecho ese nivel de contribuciones. El APS, en cambio, es un aporte que no establece un mínimo de años, no requiere un número determinado de contribuciones, siempre será un complemento a la pensión y se entregará a partir de los 65 años.
“En tanto, las pensiones asistenciales de hoy se entregan a quienes no han hecho ningún tipo de aporte. La PBS se entregará a aquellos que no hayan hecho ninguna contribución, lo que en cierta forma reemplaza a las asistenciales, pero con dos variaciones, tendrá mayor cobertura que éstas y será por un monto superior (75 mil pesos)”.

-¿El APS es el que tiene más mirada de mujer, porque en definitiva es ella la que presenta más lagunas previsionales?
“Tanto el PBS como la APS tienen esa mirada de mujer, porque uno es para quienes no contribuyeron –que son principalmente mujeres- y la otra es porque tienen pensiones más bajas –que también son principalmente mujeres”.

-La reforma plantea entregar un bono a las mujeres por cada niño nacido vivo. ¿El trasfondo es no castigar a la mujer por su fecundidad?
“Bueno, es un reconocimiento a la maternidad que es un aporte que hacen las mujeres a nuestra sociedad y se hace por esta vía. Se genera un bono por hijo que se le entregara a todas, sin importar su nivel de ingresos, e implica que la pensión de las mujeres que los tuvieron será mayor a las que no fueron madre”.

-¿Cómo se va a entregar este bono?
“Al momento de nacer un hijo, se le reconoce a esa mujer el derecho a tener este bono y que equivale a 12 cotizaciones por el salario mínimo con una rentabilidad anual de 4%. Se paga, entre comillas, cuando la mujer cumple 65 años; es decir, a esa edad, aumenta el fondo de pensión de esa mujer y por lo tanto, las mensualidades que va a recibir van a ser más altas”.

-¿Puede este bono tener un efecto en la caída de la tasa de natalidad que se registra?
“No fue uno de los objetivos del proyecto y no hay estimaciones en ese sentido. Es más un reconocimiento a la maternidad y a las mujeres que se ven más perjudicadas por su longevidad y las características del mercado laboral”.

-El Gobierno descartó elevar la edad de jubilación de la mujer a 65 años, pero tú eres partidaria de ello. ¿Qué argumentos lo hacen válido?
“El proyecto de ley mantiene la opción de la mujeres a los 60 años, pero tiene una serie de elementos que incentivan la postergación; y esto no sólo es importante para las mujeres, sino también los hombres.
“El artículo (que escribió para Expansiva) plantea el costo que tiene para las personas adelantar su jubilación; el impacto de ello es muy importante puesto que repercute en el monto de las pensiones que las personas van a recibir y si consideramos que van a estar en la condición de jubilados por 20 o más años, eso es un período muy largo, donde las necesidades económicas son muy importantes y la calidad de vida que puedan tener depende de las pensiones que tengan. En ese sentido, lo importante no solamente es entregar incentivos adecuados para que quienes puedan jubilarse más tarde, así lo hagan, sino que también se debe educar a la población sobre el real impacto que tiene el hecho de jubilarse anticipadamente”.

-El APS funciona como incentivo de eso, ese complemento se recibe sólo a partir de los 65 años.
“Efectivamente a esa edad está establecido la entrega de todos los aportes solidarios como hoy pasa con las pensiones asistenciales; quienes se jubilen antes no pierden el derecho de recibir el APS, pero lo van a recibir a los 65 años, lo que es un incentivo para postergar la jubilación. De hecho, lo que vemos hoy día es que las mujeres se están jubilando a los 62 años, en promedio. Se ve que la gente está trabajando más allá de la edad legal de jubilar, muchas veces, y lo importante es dar cuenta de cuál es el impacto de esto en las personas”.

-Los detractores de elevar la edad de jubilación plantean que esto provocará una mayor oferta de fuerza laboral femenina y eso tendrá un impacto sobre los salarios.
“Creo que es un aporte al país el que las personas que lo puedan hacer contribuyan con su capacidad y trabajo, en ese sentido, la participación laboral de los adultos mayores debiera ir creciendo en el país y no reduciéndose, precisamente por el aumento de la longevidad. No sólo estamos hablando de mujeres; en general, lo que debiéramos observar es una prolongación del trabajo de la población puesto que el período de vida en que hay que darle soporte es muy largo, o sea, se jubilan a los 60 años y vivirán hasta los 80 años, lo que es muchísimo tiempo.
“Para no generar un efecto en los salarios se requiere de un país que siga creciendo y que necesite fuerza de trabajo. Si entramos en macroeconomía, sin duda que si no hacemos nada y crecemos lo mismo y tenemos una mayor oferta laboral, obviamente ello debiera repercutir en el salario, pero si tenemos una economía más pujante y requiriendo de mayor mano de obra, no debiera darse ese impacto”.


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