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¿Chilenos en extinción?

La experiencia internacional ha demostrado que no es suficiente, para aumentar la tasa de natalidad, sólo otorgar subsidios monetarios, estos no son realmente efectivos si no van acompañados de una serie de otras políticas públicas así como también señales claras en pro de la maternidad y la familia.

11 de Junio de 2007 | 11:11 |
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Hemos conocido el documento “La Disyuntiva” escrito por personeros de la Concertación, en el que se analiza la agenda de Gobierno y se plantean una serie de propuestas en ámbitos tan diversos como seguridad social, transporte, economía y conducción política.

Dentro de este documento y rescatando el llamado a la reflexión y discusión como positivo, llama la atención la propuesta de un subsidio a la infancia, el que se otorgaría a las familias de menores ingresos por cada hijo hasta que éste finalice su educación escolar.

Esta medida, planteada como alternativa a la disminución de la pobreza, se aplica en algunos países europeos (por ejemplo: Alemania, Italia, Suecia, Irlanda y España entre otros) pero con un objetivo distinto y es el que nos interesa llevar a discusión en este momento: fomento de la natalidad.

En Chile, desde el mayor desarrollo económico, social, educacional y sanitario, la natalidad ha presentado una sostenida reducción especialmente entre los años 1990 y 2004 llegando en la actualidad a una tasa de natalidad de 1,9 ; ésta es inferior a la mínima de reposición de la población que es de 2.1 hijos por mujer.

Los países Europeos ya viven esta disyuntiva hace más de una década, con una tasa de natalidad de apenas 1,5 niños nacidos por mujer en edad fértil, las consecuencias no se hicieron esperar y son las que todos conocemos: crisis en los sistemas de seguridad social, escasez de mano de obra, dificultades de inmigración y sus efectos, entre otros.

La experiencia internacional ha demostrado que no es suficiente, para aumentar la tasa de natalidad, sólo otorgar subsidios monetarios, estos no son realmente efectivos si no van acompañados de una serie de otras políticas públicas así como también señales claras en pro de la maternidad y la familia.

Tomemos un ejemplo: Suecia es el país europeo a la cabeza en la natalidad, y esto se debe según Helen Marklund "a las decisiones políticas como la introducción del seguro parental, la ampliación de la asistencia infantil, la aprobación de las normas que impiden la discriminación de los progenitores, tanto para hombres como para mujeres en todos estos temas, entre otros. Estos datos junto a los estudios realizados (en ese país) aseguran que en las familias suecas en las que el padre ha hecho uso de su derecho de compartir con la madre la responsabilidad por los hijos haciendo uso del permiso parental -que le permite por un tiempo pasar de jornada completa a parcial con la misma remuneración- , la tendencia a tener un segundo hijo aumenta” . Lo que pasa es que la confianza aumenta cuando la responsabilidad es compartida y apoyada por el estado y la empresa.

Es por ello que plantear fuertemente soluciones como: la flexibilidad laboral en sus más variadas formas, promover la tributación conjunta de la familia, y no sólo cada miembro de ella en forma individual, continuar trabajando en políticas de conciliación familia y trabajo, son algunas medidas necesarias que debemos implementar desde ya como país.

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