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“Mi locura es tratar que este mundo sea mejor”

13 de Julio de 2007 | 13:20 |
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Una cadena de trágicas situaciones familiares hizo que Pedro Engel esté, por estos días, embutido de cabeza con el tema de la sanación genealógica que es, según sus palabras, analizar el árbol familiar de cada persona y ver cómo influyen los antepasados en la vida cotidiana. “La teoría se basa en que no existen las familias sanas. Porque cada árbol familiar es una réplica en miniatura del mundo y es cosa de ver las noticias para saber cuán enfermo está”, explica.

Su propia experiencia familiar fue muy compleja y por eso dice que buscó alguna forma de poder sanar esas heridas. “Mi familia está marcada por dramas”, asegura. Partiendo porque sus padres y abuelos, provenientes de Hungría, Checoslovaquia y Viena, fueron sobrevivientes judíos de la Segunda Guerra Mundial. “Entonces mis papás ya venían enfermos del chape, porque no es fácil escapar así de algo tan tremendo”.

Además, cuando tenía 15 años, su hermano del medio (eran tres hombres y él es el menor), murió en un accidente automovilístico la noche de su despedida de soltero. “Y a raíz de eso, el mayor se aprovechó de este drama para tratar de quedarse con toda la plata de mi papá, que era riquísimo”. Su padre era el dueño de una de las mayores fábricas de materiales de construcción del país. “Nos dio una vida muy buena, mucha cultura, muchos viajes. Pero cuando murió mi hermano, se produjo una suerte de Caín y Abel entre el mayor y yo. Porque se casó con una mujer muy ambiciosa. Me costó 50 años cortar relaciones con él porque yo no quería que mi familia se dividiera pero no me la pude. Finalmente, yo no heredé ni un lápiz, hasta la casa donde vivo está en litigio”, agrega.

Pero eso no es todo. También vivió la dolorosa experiencia de perder a su mujer, la madre de sus cuatro hijos. Enviudó cuando tenía apenas 28 años. “Pero he hecho lo posible porque esta familia sea lo más unida que se pueda, como la que yo no pude tener, por culpa de tantas tragedias”. Su mujer, también descendiente de hebreos, era sicóloga. El tarotista no se ha vuelto a casar pero sí está emparejado desde hace más de dos décadas.

-¿Cómo llegaste a la sanación genealógica?
“Porque tuve la suerte de asistir, además de a talleres de interpretación de sueños, a terapias de familia con Lola Hoffman, que inventó algo que me sirvió mucho; que es que hay que venerar a los padres. Hay que hacer que la imagen de ellos sea sagrada, porque si uno piensa que son unos desgraciados, por ejemplo, uno también lo será, inevitablemente. Entonces hay que levantar la imagen de los padres como ella los llamaba ‘padres trascendentes’. Y me resultó y logré tener una buenísima relación con ellos. No me importó lo de la plata, me lo salté. Pero sobre todo por mis hijos, para que tuvieron abuelos y tener una familia que valiera la pena”.

Además, cuenta que complementó esa experiencia con la connotada siquiatra con textos de psicogenealogía de Alejandro Jodorowsky y estudió a otros autores especialista en el tema. “Ahí me di cuenta de que si yo no había solucionado este triángulo entre mis padres y mi hermano se lo iba a heredar a mis hijos y me puse a trabajar de lleno en eso. Con todos estos antecedentes construí una teoría con la que finalmente pude rescatar a mi familia y entregarle a mis hijos algo más sano de lo que me dieron a mí. Todavía tengo la herida, pero sobrevivo con ella. Hice estos talleres con mis hijos y noté un cambio profundo en ellos, les saqué este peso que heredaron de mis papás, como la nostalgia de ser emigrantes y se dieron cosas preciosas. Y así me di cuenta que podía utilizar mi propia herida en beneficio de otras personas. Ahí salió esta teoría que yo llamo ‘Familia, tradición o traición”. Y la aplico en personas y me encanta el resultado, he visto sanar”.

-¿Qué piensan tus hijos sobre todo esto? ¿Te creen el cuento?
“Los que no me creían se sanaron mucho más rápido que los otros. Tengo obsesión por mis hijos. Yo fui el rechazado de mi familia por eso ahora tengo este aclaneamiento. Con Catalina, la única mujer y ahora ingeniera comercial, tuve una relación más cercana, la sobreprotegí porque era la única niñita en medio de puros hombres. Kabir, es dueño del pub-restorán “Santo remedio” y del “Ozono”. Esteban, es doctorado en bioquímica y el menor, Simón, es estudiante de veterinaria”.

La sanación genealógica se ha transformado en su obsesión desde hace 5 años. Después de su próximo libro a publicar, sobre interpretación de sueños, escribirá sobre esta teoría. “La familia se supone que es lo mejor que uno tiene, pero pasa que a veces te roban, te traicionan, te dejan fuera, te estafan y eso cómo uno lo puede sanar si supuestamente es sagrada y es la que te acoge. Siempre he tenido esta locura de, con un granito de arena, hacer de este mundo un mejor lugar. Y una forma de hacerlo es ir sanando cada árbol familiar para así tener una sociedad más sana”.


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