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“Somos perfectamente humanos, pero creemos que tenemos que ser perfectos santos”

13 de Agosto de 2007 | 13:44 |
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Isha comenzó su camino a los 28 años, remecida por el dolor de perder a sus padre, abuela y pareja. En medio de tanto sufrimiento resolvió encontrar su propio camino de salvación y empezó a estudiar, primero en Australia y luego en Estados Unidos en el centro creado por el maestro Maharishi Sadasiva Isham vinculado al método de conciencia unificada.

También, siguiendo una técnica milenaria tibetana, el Ishaya, creó su propio modelo de iluminación al que le puso el nombre que ella adoptó y que en sáncrito significa ‘conciencia humana completa en cada momento’.

Así comenzó a formar personas; viajó a Venezuela con el nombre de Sakti Ishaya y creó la Academia Ishaya de Ascensión para América del Sur; luego se trasladó a Santa Marta, Colombia, lugar donde se formó Jael Unger como maestra Isha, y finalmente, desde el 2001, en la Costa Azul, Uruguay, donde el año pasado abrió el Centro “La I”, que algunos han denominado el “spa de la conciencia”.

A Chile vino, por primera vez, en el 2002 y desde entonces nos visita unas tres veces al año.

-¿Qué te motivó a crear el sistema Isha?
“Está creado a través de mi propia sanación, es exactamente los pasitos que yo di para poder experimentar esta libertad que tengo hoy. Fue provocado por el sufrimiento; me cansé de sufrir, de apoyarme en alguien más para mi felicidad. Tenía tanto miedo de ser abandonada; aparentaba ser una mujer muy poderosa, muy exitosa y todas esas cosas, pero tenía tanto miedo, miedo de estar sola y solía transigir mi verdad todo el tiempo y me hacía más pequeña de lo que era en realidad para ser aceptaba. Llegué a un momento en que ya no podía seguir haciendo eso, es cuando se choca contra una pared y uno dice no puedo seguir tratando de controlar todo, todo el tiempo. Me estaba volviendo loca y ahí me di cuenta que tenía que soltar esto.
“Es como recién dijiste, yo no resistí mi dolor, me metí en mi dolor, solté mis adicciones, mis comportamientos compulsivos, mis malas relaciones, todo lo que me causaba sufrimiento y a medida que iba atravesando esto había una voz interna que me guiaba y me decía tengo que hablar de mi verdad, tengo que abandonarme. Habían muchos pasos que eran resultado de la expansión de conciencia”.

-No es una filosofía, no es una religión. ¿Cómo puedes describir este sistema?
“Es una receta”. Se larga a reír y le pide a su traductora que ella lo describa y ésta dice: “Es una cajita de herramientas para abrir las puertas de la libertad interna”.

-¿No se contrapone con la religión?
“No, para nada. Hice un curso en Chile y había un grupo de monjas, madre superiora y sus novicias. Enseño a personas de todas las religiones porque las ‘llaves’ en sí, que causan esta coherencia de ondas en el cerebro, tienen una parte en que tu fuerza más elevada del bien es la que cuenta; se trata de ti, de lo que tú sientes y no entra en conflicto con nadie. Lo que te doy son herramientas para encontrar tu propia verdad, yo no quiero personas que digan lo que dice Isha es verdad, no, yo quiero que las personas encuentren que lo que ellos dicen es verdad y tengan su propia experiencia. Pero esto es totalmente vivencial, es tu propia conciencia. Tenemos tantos sistemas de creencias y filosofías e irónicamente todas esas cosas van manteniendo la mente lejos del amor incondicional, porque estamos siempre tratando de entender todo. Yo le enseño a las personas que hay que ser como niños nuevamente que tienen el amor presente; es estar en un momento, comenzar a abrazarse a sí mismo, abrazar la magia de la vida, en vez, de ser críticos o viendo lo que está mal en uno mismo”.

-¿Se necesitan cualidades especiales para seguirlo?
“No, lo opuesto. Tú vas a empezar a encontrar tus cualidades personales. La mayoría de la gente no sabe quienes son, no tienen idea, porque cambiamos tanto para poder encajar en un molde, creemos que se supone que tenemos que ser de una manera y perdemos nuestra ser tan único y esos aspectos increíbles que tenemos. Con Isha todo esto empieza a florecer de nuevo y empezamos a ver guaaa, yo soy tan especial y único, esto es lo especial. Ahí empiezas a amarte a ti misma”.

-¿Qué debemos entender por expansión de la conciencia?
“La conciencia es difícil de explicar porque es vivencial totalmente. Cuando eres niño vives los momentos presentes, no experimentas miedo, percibes la perfección en todo, pero es una energía. Cuando niños sentíamos las emociones naturalmente y no había juicios en sí; eso dentro es conciencia y eso es amor. Es una energía tan grande que cuando empiezas a enfocarte en esa energía, empiezas a emerger nuevamente. Y no es algo extraño, es muy terrenal y muy sólido interno; es una seguridad interna, una paz interna, es un lugar que está dentro de ti misma y luego, cuando terminas enfocándote en eso va siendo permanente la experiencia. Yo puedo estar en las situaciones más caóticas y sigo experimentando esta sensación interna, sin miedos; todos los humanos podemos tener esto. Vivimos en la matrix de nuestro intelecto tratando de controlar y organizar todo, pero una vez que estamos anclados en la conciencia, en esta energía, seguimos teniendo nuestra vida moderna, pero anclados en un lugar de paz y confianza en uno mismo.
“Tenemos tanto estrés que jamás pensamos en nosotros. Viste como tenemos dudas de nosotros todo el tiempo, decimos tenía que hacer esto; no, tenía que haber hecho esto otro. Hay que confiar en tu propio corazón, eso es conciencia, amor incondicional, perfección”.

-Hablas de sanación, de perfección, ¿es posible? El ser humano es imperfecto por naturaleza.
“Sí, claro que es posible la sanación y la perfección. La imperfección es un sistema de creencias; somos perfectamente humanos, pero creemos que tenemos que ser perfectos santos en vez de humanos. Esa es otra idea y somos tan duros con nosotros mismos, porque los humanos hacen cosas y luego, las juzgamos. Una de las grandes formas de autotorturarnos es la culpa y se nos enseñó todo esto de la culpa desde que éramos chiquititos, que hay algo mal en nosotros, que estamos haciendo algo mal, que necesitamos cambiar, que somos imperfectos.
“Hay aspectos de nuestras vidas que vibran en niveles bajos, que nos causan miedo y sufrimiento y a medida que empiezas a expandir la conciencia tú comienzas a dejar ir esas cosas, a soltarlas, pero no transformándolas en algo malo. Si te enfocas en algo malo, malo, lo atraes más y cada vez se hace más grande y toma control de ti, pero si tú lo abrazas, sólo pasa y puedes ver a través de eso y más allá”.

-¿Se puede vivir sin miedo? La muerte es el gran miedo de la humanidad.
“Síííí, es posible vivir sin miedo. Una vez que empiezas a experimentar el amor incondicional, empiezas a darte cuenta que es permanente y que todo lo demás es una ilusión. Tú eres, permanentemente, amor infinito y no hay nada que temer. Siempre está lo mejor viniendo todo el tiempo y tú puedes ser amor, amor, más amor en cada momento”.

Isha además de enseñar su sistema a través del mundo creó hace algunos años la Fundación Educando la Paz, que busca, en una especie de servicio público, llevar este mensaje a los más necesitados y niños. Para lograrlo, la fundación se financia con los seminarios que Isha dicta.

-¿Quieres que esto sea una plaga?
“Sí (se entusiasma), es exacto lo que digo, quiero que sea una plaga de amor, un virus. Recién me invitaron a una conferencia que se llama W8 en México donde habían líderes financieros del mundo. A mí me invitaron como maestra espiritual para hablar a gente que iba a estar discutiendo sobre generar el bienestar económico social de los pueblos. Y las dos cosas se unen; lo espiritual y lo material no están separados, todo es lo mismo. Necesitamos abrirnos para recibir la abundancia, pero primero tenemos que tener la abundancia interna”.

-Algunos te llaman la ‘gurú cool’. ¿Tienes temor de que esto sea entendido como una moda?
“Ha sido una moda muy larga ésta. Sabes que esto funciona tan, tan bien que no es moda ya; es una moda permanente, clásica. Yo soy una mujer moderna y me gusta la moda y eso no va a cambiar, pero esto no tiene nada que ver con lo que yo estoy enseñando. Lo que enseño es muchísimo más profundo que qué marca uso de ropa. Y bueno también; las personas piensan que los maestros espirituales tienen que estar vestidos con túnicas de algodón y no; quiero que la gente moderna ocupada haga mi sistema, la gente normal. No quiero que piensen que lo espiritual es una cosa aburrida en la que habría que pelarse la cabeza y sentarse en una cueva como si fuera algo a hacer una vez por año. No, quiero que se den cuenta que es algo que haces todos los días, cada día, que va cambiando tu vida y eso es la maravilloso de esto. Una hora por día de práctica del sistema y cambia tu vida y lo puedes hacer en cualquier parte y momento. Así de simple y es placentero, no es pesado... y es una liberación”.

-Entonces, ¿una de las claves es no evadirse del mundo?
“Claro, lo opuesto. Tenemos que experimentar paz, abundancia, dicha, felicidad y todo desde una experiencia diferente, desde una plenitud interior, sin estar arrastrando el pasado al futuro. Tenemos tanto en la mochila, estamos tan protegido pensando en lo que la gente nos quiere quitar y lo único que queremos es amor”.

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