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El sueño de tener una guía Michelín de restoranes

30 de Enero de 2008 | 10:53 |
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Multifacética, a simple vista se percibe que Jacqueline Rodríguez Echeverría es ejecutiva por naturaleza.

Estudió periodismo en la Universidad de Chile, pero nunca ejerció su profesión debido a que, por motivos de estudios y trabajo de su marido, vivió constantes traslados de país. Ello, sin embargo, no fue impedimento para que, afincada en Bogotá, iniciara un negocio de manufactura textil junto a una amiga.

De regreso en Chile, en 1982, cuando su hija mayor ya era adolescente, la crisis económica la hizo aguzar sus capacidades. Nuevamente, ideó una empresa –esta vez en el rubro alimenticio- y comenzó a fabricar unas galletas oblea que en Colombia tenían mucho éxito.

Importó la maquinaria, se instaló y de a poco se fue haciendo un espacio hasta llegar a los escaparates de los supermercados. Sin dejar este negocio, en 1991 resolvió probarse en otra actividad y contestó un aviso comercial que se publicó en “El Mercurio”.

“Me pareció lo más extraño, era como cómico. Decía se necesita señora vip para gerencia y rr.pp. de un grupo de empresarios. Sin saber de qué se trataba, mandé mi currículo y resultó ser Achiga cuyo presidente era Gabriel Délano. Él había querido poner un aviso distinto porque quería provocar una reacción”, cuenta entre risas.

Así, en 1992, asumió la gerencia del gremio con el objetivo de hacerlo crecer. De hecho, entonces tenía cerca de 30 y tantos socios y hoy son más de 220 restoranes, pubs, cadenas de comida rápida, servicios de comida institucionales y banqueteros.

-Gran salto en 25 años.
“Sí, éramos una oficinita chiquitita con una secretaria y hoy nos preparamos para organizar el Congreso Mundial Gastronomía el 2010. Es primera vez en la historia de la WACS, la World Association of Chefs Societies, que un país latinoamericano se hace cargo de un evento de esta envergadura”.

-¿Tenías algún conocimiento de gastronomía que aceptaste introducirte en este mundo?
“Ninguno, porque las galletas, que adoro porque son ricas y me ayudaron en su momento, fueron una necesidad.
“Ahora, siempre me gustó la buena gastronomía. En mi casa, mi papá era muy buen gourmet; se comía bien, mi madre tenía que estar muy pendiente de eso, que hubiera ricos aperitivos, buen vino en la mesa”.

-Haber vivido fuera te ayudó a conocer una cocina que en Chile no había.
“Exactamente. Me entretenía mucho, siempre salía a comer afuera con amigos y terminaba eligiendo el vino”.

-Bastante ejecutiva, entonces.
“Sí, antes de asumir en Achiga fui presidenta de la Alumni Association del Santiago College y también la hice crecer mucho; nos conseguíamos los recursos y de hecho, hicimos una campaña para poder comprar una casa para nuestras actividades”.

-¿Qué característica tienes que te lleva asumir estos desafíos?
“Diría que creo en mis proyectos y me dedico a ellos con toda mi capacidad. Soy un poco trabajólica, pero siempre sigo, sigo, hasta que me resulte”.

Sin que esté entre sus propósitos escribir, Jacqueline ingresó hace algunos años al Círculo de Crítica Gastronómica aunque nunca publicó ningún comentario; de hecho, el año pasado pasó a ser miembro honorario.

-¿Cierto conflicto por ser juez y parte?
“No, ninguno, porque como te digo nunca he escrito crítica; nunca fui juez. Jamás haría crítica gastronómica a menos que dejara de ser gerente de Achiga. Imagínate, cómo voy a calificar a un socio bien y a otro mal, no, no, no, sería un drama.
“Nosotros publicamos en “El Mercurio” nuestra guía de restoranes, pero es una guía informativa”.

-¿Nada más?
“La única manera de tener una guía con comentarios sería trayendo gente de afuera, expertos extranjeros. De hecho, en un viaje a Francia, estuve toda una mañana conversando con la gente de Michelín sobre la posibilidad de hacer una guía de Chile, pero a ellos no les interesa el proyecto; tienen una larga lista de países que están pidiendo lo mismo y nosotros, no… Además, me convencí de que una guía así generaría conflictos, así que mejor que cada comensal disfrute la gastronomía que quiera”.

-¿Te gustaría, en todo caso, hacer crítica? Bagaje te sobra.
“Ah, sí. De hecho, me han invitado a ser jurado internacional. Sí me gustaría, pero no ahora”.
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