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“Estoy obsesionado con el trabajo”

08 de Abril de 2008 | 08:51 |
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Aunque siempre quiso seguir el camino de las tablas, Santiago tuvo una de esas crisis vocacionales que surgen en el último año del colegio, por la presión de decidir qué hacer el resto de la vida. Pasó de la interpretación a la literatura e ingeniería comercial. Incluso se proyectó como el futuro doctor Tupper, título que a su padre ya le habría gustado para su primogénito. “Medicina era la carrera perfecta”, dice el ahora actor.

-¿Qué pasó para que te decidieras por el teatro?
“Una noche estaba carreteando con un compañero del colegio, que también quería estudiar teatro. Nos pusimos a hablar del tema y fue como metámonos a La Mancha, estudiemos teatro juntos, hagámoslo bacán, pasémoslo la raja y que no nos importe nada. Fue ahí cuando me motivé y me di cuenta que me estaba echando a un lado por un tema de lucas y de miedo, pero básicamente de miedo”.

A Santiago Tupper le gusta escribir “especies de poemas”, que son, según explica, “reflexiones hechas de una bonita manera”, para expresar sus asuntos más personales. Lo hace desde chico y dice que tal vez esta afición nació como modo de escape de uno de los rasgos que más rechazo tiene de sí mismo.

“Siempre me cargó esto de ser el tímido, el piola, el tierno y esa era la imagen que yo tenía en el colegio y en mi familia. Mis primos por el lado Tupper son todos extrovertidos y siempre quise ser como ellos, renegando un poco lo que yo era. Por eso la adolescencia también se me hizo difícil, pero siempre peleé contra eso. Pasos importantes fueron una terapia y el haber estudiado en La Mancha, también”.

-¿Cómo fue eso de haber llegado a una escuela de teatro con ese complejo de timidez?
“Fue heavy. La Mancha es una escuela donde si no te la juegas, nadie te empuja. Pero yo tenía mi objetivo tan claro que no me costó tanto al final. Tímido y todo, mi pelea era enfrentar mis miedos, ponerme en situaciones difíciles para ponerme a prueba todo el rato. De a poco fui evolucionando y teniendo mejores notas”.

-¿Cuánto queda de eso hoy?
“Se me ha ido quitando, al demostrarme que soy capaz. Creo que el pensar es lo que hace que uno sea tímido, el pajeo mental, el darle tanto vuelta a las cosas en vez de hacerlas. Y eso es lo que trato de evitar ahora cuando veo que se viene. En ese sentido, la televisión ha sido súper importante para mí”.

-¿Cómo llegaste hasta allá?
“Cuando estaba saliendo de la escuela, nuestro maestro nos llamó a cada uno para una última entrevista con él. Ahí me la hizo súper corta. Me dijo: ‘mira, yo creo que tú no tienes que hacer teatro todavía, porque vas a colapsar, te vas a desequilibrar y te vas a ir a la cresta. Si tú quieres desarrollar una carrera como actor deberías irte a la tele, a un mundo donde nadie te pregunta mucho, donde todo es más rápido. Eso te va a despertar’. Para mí fue como la clave perfecta, porque hizo que me saltara la etapa que muchos pasan cuando salen de la escuela, con prejuicios por lo que es la tele. No, yo salí de la escuela y dije‘si éste es el próximo camino de mi búsqueda para sacar mis trancas, ¡a la tele!’. Y a la tele me metí”.

-Pero también has dicho que saliste de la escuela enojado con el teatro. ¿Tuvo eso algo que ver?
“Sí, enojado entre comillas. Más bien salí un poco agotado del teatro. Aunque son dos años donde lo pasas bien igual, en carreras como ésta que trabajas con grupos humanos, siempre hay hartos conflictos. Eso fue lo que me dejó un poco colapsado. No quería saber de ensayos, ni de juntarme en una plaza con compañeros a crear algo y que fuera siempre difícil ponerse de acuerdo. Todo eso me tenía bien chato. Así que opté por salir de la escuela, dejar el teatro un rato y empezar a meterme en la tele, con una carrera donde tienes que partir solo”.

-Y partiste. Te ha ido bien en la tele y volviste al teatro con la compañía. ¿Te queda tiempo para algo?
“Es complicado, pero he logrado organizarme bien para hacer las dos cosas, aunque cada vez se pone más difícil porque voy teniendo más pega. Así que mucho tiempo para mí no me está quedando, pero no me importa, estoy feliz. Estoy obsesionado con el trabajo. Nunca me había pasado, pero hoy tengo claro lo que quiero y me está yendo bien porque trabajo para eso. Parte de lo que me tenía confrontado con el teatro tiene que ver con que yo era re flojo y me costaba ene ir a los ensayos. Me daban lata, me aburrían… Entonces, en algún momento, trabajando y trabajando, cambié el switch y se me pasó. Y nunca más me dio lata y hoy lo único que quiero es estar trabajando todo el rato”.

-¿No tienes ningún hobbie?
“No me hacen falta. Estoy lleno de pega y eso ocupa mi energía. Eso sí, me gustaría tener tiempo para aprender batería. Hice un par de clases pero no seguí porque me metí en cosas de trabajo. Eso me sigue teniendo medio frustrado, pero lo voy a hacer. La música es algo que tengo pendiente”.

Atrás quedó también el karate, deporte con el que llegó a obtener cinturón amarillo, quedando en la tercera categoría, y los partidos de racketball con su papá. Tampoco juega ya a la pelota, como siempre le ha gustado. Si hasta quiso ser futbolista cuando era chico, tal vez, siguiendo los pasos de su primo Raimundo, el mismo que alcanzó la fama futbolística en la Universidad Católica, antes de quitarse la vida en 1995.

-¿Cómo recuerdas ese momento?
“Para mí fue súper impactante, incluso me puse a llorar cuando lo vi en las noticias. Es un tema delicado a nivel familiar, pero yo era muy chico cuando pasó. Tenía 11 años, así que no es un conflicto para mí… Pena no más.”

Es el único hijo del primer matrimonio de sus padres y asegura tener “una relación súper cercana con ellos, más allá de que estén separados”. “Lo están desde que yo tenía dos años y aunque al principio la relación era muy difícil, hoy se quieren y son amigos”.

-¿Vives sólo o con alguno de los dos?
“Vivo con mi mamá. Me fui a vivir solo el año pasado, siete meses, pero tuve que devolverme con la cola entre las piernas. Tengo ganas de irme de nuevo, pero más tranquilo que antes. Hacerlo aquí en Chile no es muy fácil, porque, en términos de plata, si no es la familia no tienes a nadie que te ayude a hacerlo. Existe la opción de irse con amigos, pero reconozco que soy medio mañoso con las convivencias, entonces son pocos con los que viviría”.

-¿Sigue siendo tu comida favorita el ceviche y las chorrillanas?
“Ahora son el ceviche y el sushi… ¡Me refiné!”

-¿Cuál es tu vicio privado?
(Después de pensar mucho) “Una de las cosas por las que me gustaría vivir solo es para escuchar la música a todo chancho y ponerme a cantar, mientras me paseo por toda la casa como si estuviera haciendo un video clip. Pero pocas veces no hay nadie en mi casa”.


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