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“Los actores no estamos siendo tan proactivos”

08 de Abril de 2008 | 08:51 |
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Desde el año pasado, el concepto “teatro a domicilio” ha surgido como una novedad entre la oferta actoral, gracias a la iniciativa de siete ex alumnos de la Escuela La Mancha -entre ellos Santiago Tupper-, que decidieron ofrecer a las empresas y público en general sus servicios para enseñar números teatrales, un poco al gusto del consumidor.

Así, con la compañía-productora En boca cerrada, un matrimonio puede ser espectador, en el propio living de su casa, de una recreación del momento en que se conocieron, o el gerente de una empresa le puede enseñar a sus trabajadores las reglas de seguridad que deben seguir, gracias a la representación de estos actores, quienes no utilizan escenografía ni más vestuario que unas mallas negras.

“Ahora estamos haciendo una segunda campaña para una minera, que es Anglo American, sobre prevención de riesgos. El tema es cómo meterle a los trabajadores que tienen que cuidarse, trabajar descansados y que las reglas tienen una función útil. Siempre se hacen capacitaciones, charlas con powerpoint, pero en general no son muy motivacionales, entran por una oreja y salen por la otra, así que el mensaje no siempre queda tan claro. Lo que nosotros hacemos es agarrar ese mensaje que quieren dar los gerentes a sus empleados y lo transformamos en teatro. Ahí tienes la comunicación perfecta”, dice Santiago Tupper, adoptando automáticamente el papel de encargado de la gestión y venta que tiene que desempeñar dentro del grupo.

-¿Ya sabías de eso o has tenido que aprender en el camino?
“No sabía nada. He llegado a reuniones súper formales, sin tener idea de nada y a uno como actor no lo preparan para ese tipo de cosas. Pero voy aprendiendo en la marcha, entre que pregunto y tengo un amigo que es productor”.

-¿Cómo surgió la idea de hacer este tipo de teatro?
“Rodrigo Nanjarí, que es el director de la productora, hizo varias pegas así y vio en eso la posibilidad de un negocio. De a poco fue encontrando gente que quiso unirse a él, como yo, y a medida de que nos fue yendo bien, nos fuimos dando cuenta de que teníamos algo que podía llegar a ser bastante grande. Pero no fue que un día estuviéramos conversando y dijimos ‘oye, ¿por qué no hacemos esto?”.
“El nombre ‘En boca cerrada’ lo escogimos porque somos bien buenos para la talla, pero al ir trabajando juntos entendimos que había que ponerse un poco más serios y ordenados”.

-¿Fue muy difícil el cambio de actuar en las clásicas tablas de un escenario a tener que improvisar en cada lugar nuevo donde les toca actuar?
“Es diferente. A veces en empresas no hay ni siquiera un escenario y hay que actuar en las salas de reuniones, donde tienes a la gente encima.
“Una vez nos compraron un número para una comida que tenía una persona en su casa y cuando llegamos, el público estaba dividido entre el living, al lado derecho y el comedor, en el izquierdo. Nosotros estábamos al medio y tuvimos que actuar de lado, porque al frente teníamos una pared y bueno, en general el teatro lo haces para adelante”.

-Les ha ido súper bien, cosa que no se puede decir de todas las compañías de teatro en Chile. ¿Crees que les ha faltado creatividad o lo de ustedes es suerte, porque en realidad está mala la cosa?
“No está nada de mala la cosa. Tiene que ver con los medios donde cada uno se quiera mover. Hay muchos actores que prefieren hacer sólo teatro, porque por ideales personales no trabajarían para empresas ni para la televisión. Pero de que hay pega para los actores, hay y harta. Lo que pasa es que hay que salir a buscarla y ser perseverantes, porque no va a llegar sola. Si la cosa anda mal no es porque el medio esté malo, sino porque los actores no estamos siendo tan proactivos y sí, falta creatividad”.

-¿Por qué ustedes no representan los clásicos del teatro? Sakespeare, Ibsen…
“Con los clásicos se hacen cosas interesantes, como remontarlos para actualizarlos. Pero creo que hoy el teatro y el público están para cosas mucho más rápidas y, personalmente, me interesan mucho más los temas actuales que meterme en los clásicos, creo que ya pasaron”.
“No es una cosa de descalificar, creo que cada uno sigue el camino que quiere, pero, hoy, una obra de una hora y media es muy difícil de sostener, porque la gente se aburre. Nosotros que ahora estamos preparando una que dura una hora, ya estamos nerviosos. Preferimos hacer cosas lúdicas. Lo pasamos bien con eso y al mismo tiempo, a través de lo cómico, tocamos temas actuales. Es una buena forma de entrar”.

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