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Ayudando a niños con problemas de adultos

El programa Adopta un Hermano se ha convertido en un vehículo no sólo para apoyar intelectualmente a los niños en situación de vulnerabilidad, sino que ayuda a reconstruir su entorno social y familiar.

07 de Agosto de 2008 | 08:31 |
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Partió como una buena idea destinada a potenciar el desarrollo intelectual y social de niños en riesgo y se ha convertido en una experiencia transformadora de todos quienes, de alguna manera, se involucran en él.

Así, el programa “Adopta un Hermano” de la Fundación para la Superación de la Pobreza ha crecido tanto en número de beneficiarios como de monitores que participan en él, destinando tiempo y creatividad para alcanzar logros.

La experiencia no es original de Chile, fue traída de Israel, pero su aplicación se ha justificado y con creces. Aunque se están haciendo estudios sobre su real impacto en el largo plazo, es un hecho que en los dos años que dura el programa, las habilidades intelectuales y emocionales de los niños mejoran.

La directora del programa, Loreto Salinas, se muestra convencida de la necesidad de seguir adelante con “Adopta un Hermano” porque no sólo se trabaja con el niño en situación vulnerable, sino que con la familia y escuela que lo acoge día a día.

-¿Cuáles son las condiciones iniciales en las que se encuentran los niños que participan del programa?
“Son niños que van a la escuela, en concreto, niños de escuelas municipalizadas”.

-O sea, tienen un handicap a favor frente a niños que no van a la escuela.
“Es que en Chile casi ya no existen niños que no vayan a la escuela. Además, nosotros nos situamos en ámbitos urbanos que registran más de un 90% de escolaridad; en las ciudades no hay casi niños que no asistan e incluso, el kinder, que es transición y no es obligatorio, también registra cobertura.
“El problema es que los niños están yendo a la escuela, pero no están aprendiendo lo que debieran aprender. De hecho, nos concentramos en escuelas que tienen puntaje Simce muy bajo”.

-Es decir, hay precariedad intelectual.
“Exacto, pero también vulnerabilidad social y pobreza. El 50% de los niños con los que trabajamos están incluidos en el programa de Chile Solidario, o sea, están sujetos a los instrumentos que miden en el país esos parámetros. Trabajamos con fondos del Estado por lo que tenemos que focalizar en esos niños que viven en situación de pobreza”.

-¿Y las familias?
“Son familias que presentan problemas de drogas y alcoholismo entre sus miembros, o enfrentan situaciones complejas donde la madre es jefa de hogar, por lo que tienen pocas condiciones para salir adelante. Son niños que se hacen cargo de sus hermanos, que tienen problemas de adultos y que les cuesta ser niños; se preocupan porque no tienen qué comer, o porque su hermano o su madre están enfermos. Todo hace que sus condiciones sean muy complejas”.

-¿Qué beneficios se han comprobado del establecimiento de un lazo con un tutor?
“Varios, es cosa de ver qué pasa con un niño cuya familia tiene tantos problemas que lo que menos importa es que le vaya bien en el colegio. Cuando llega una persona ajena, además un universitario, –en un país donde esto tiene peso- al ver al niño hace que la familia lo comience a mirar, a centrarse y preocuparse de él porque va a llegar el tutor.
“El tutor también se involucra con la familia, conversa con el papá, la mamá, la abuela, el hermano grande porque nosotros exigimos que haya un adulto significativo con el cual generar redes de apoyo.
“El hecho de que todos se empiecen a preocupar más del niño hace que comience a irle mejor en la escuela. Donde tenemos mayor impacto es en los niños que más faltan al colegio, que tienen peores notas, son los que tienen mejores resultados. Uno que tiene buenas notas podrá mantenerlas e incluso bajarlas, pero uno que está a punto de repetir, al entrar al programa, empieza a ser visibilizado hasta por el profesor y comienza a mejorar su rendimiento”.

-O sea, más allá del impacto a nivel intelectual, se produce uno a nivel emocional.
“Claramente el impacto es mucho más fuerte en el nivel emocional. Las encuestas que se aplican a padres y profesores develan que el 60% de los niños aumentan sus habilidades sociales, así lo declaran los mayores”.

-¿Con mayores habilidades sociales dejan de ser niños problemas o en riesgo de caer en adicciones?
“Efectivamente hay una mejora de la autoestima, pero esto no te asegura que algo de ello no vaya a pasar. Tienen muchas menos posibilidades de caer en esas conductas, pero son niños que están en riesgo permanente o ya lo están; no seleccionamos especialmente a los más problemáticos o con más dificultades, sino que trabajamos con los que efectivamente tienen bajo rendimiento…”

-Y bajo rendimiento va unido a lo otro.
“A veces sí y a veces no. Algunos son niños muy tímidos, con una autoestima muy baja entonces no necesariamente son niños conflictivos, con problemas de disciplina”.

-¿Se ha logrado que el efecto de la tutoría se perpetúe pasado los 2 años?
“Tenemos buenas intenciones en eso. Lo creemos y sabemos de algunos niños, pero no tenemos aún estudios rigurosos que nos den ese impacto y lo evalúe a largo plazo; esto pasa por una cuestión de recursos que permita levantar un estudio así.
“Lo que sabemos es que al terminar los 2 años terminan con más habilidades y conectados a algunas redes”.

-¿La experiencia internacional no dice aún si es necesario que la intervención sea más prolongada?
“No se manejan esos antecedentes y nosotros nos hemos enfocado en ampliar la cobertura de los niños, o sea, darle oportunidad a más niños para que pasen por el programa, de hecho en las escuelas seleccionadas atendemos hoy a 44 y el año pasado eran 32. Y esto es muy poco; si se ve el Simce, la mayoría de los niños tiene problemas.
“Nos parece que 2 años son importantes si se logran generar las redes de apoyo. Ahora, claro, creo que sería mejor más tiempo, pero se deben tomar decisiones y optamos por tener más niños que hacer el programa más largo”.

-Ustedes hacen una intervención más global al tener el tutor en la casa.
“Sí, al ir a la casa o a la escuela –aunque no entramos a clases ni hacemos reforzamiento escolar- y establecer conversaciones con los familiares y profesores se consiguen nuevas conductas”.

-¿A qué edad se tiene que hacer esta intervención para que rinda frutos?
“El programa se aplica entre 3ero. a 6to. básico, pero queremos partir antes. Ahora eso es más complejo porque los padres tienen aprensiones sobre todo con las tutorías grupales que son fuera de la casa. Si se parte con ellos muy pequeños, el padre no se atreve a darle permiso a que salga; pero queremos ver qué pasa si partimos con las tutorías en 2do. básico porque mientras antes se parte es mejor”.

-¿Y a qué edad ya no se obtienen buenos resultadod? O siempre se obtendrán en estas condiciones.
“Creo que siempre se consiguen, aunque van bajando las opciones en la medida que el niño es mayor; los que están en situación de calle, en la enseñanza media, es muy poco lo que se puede hacer. Ahora, soy de las que creo que el ser humano siempre nos sorprende y que ante la ayuda, cambia. No me atrevo a decir que no hay ninguna posibilidad, aunque estadísticamente son menores”.

-¿Qué efectos negativos pueden derivarse del programa?
“Cuando se establece mal el vínculo y se generan vínculos de dependencia a la larga se hace un daño, pero eso siempre y cuando uno no se preocupe de esto. Por eso, este programa tiene supervisión; el tutor no está sólo, hay un trabajo anterior de formación y asesoría y hay un equipo profesional detrás de él”.

-Y frente a la comparación con su tutor, ¿el niño no se frustra?
“Es que nuestro país el niño ya conoce otras realidades. A través de la televisión tienen eso en la casa; a lo mejor en el campo donde los niños no conocen otras realidades podría ser, pero igual tengo mis dudas porque el tutor es un adulto y el niño siempre busca con quien identificarse. Lo que se logra es que los niños quieran ser como su tutor, además ven que el tutor también aprende con ellos.
“Además, a diferencia de lo que podría pasar cuando se va a un mall donde se sienten contrariados o amenazados, aquí el tutor va a su casa y comparten. Se establece una relación de amistad distinta”.


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