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La revancha de Adán

No se podían quedar atrás. Si hace 58 años se dio a conocer la existencia de una zona placentera en el cuerpo de la mujer, hoy en día se habla de que los hombres también tienen lo suyo. Pero, como siempre ocurre con este tema de los puntos G, no hay consenso.

29 de Agosto de 2008 | 08:51 |
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Ya son bastantes las frustradas que por más que lo intentan, no logran encontrar el famoso punto G que Ernest Grafenberg presentó al mundo en 1950. Desde entonces, varias voces se han alzado, negando su existencia, mientras otras, como la sexóloga estadounidense Beverly Whipple, actual secretaria general de la Asociación Mundial de la Salud Sexual o WAS (World Association for Sexual Health), hacen una especie de cruzada por el mundo pregonando las maravillas de esta zona.

A esta confusión se suma la aparente existencia de otro punto G. Pero nada de ilusiones. No es de fácil acceso y ni siquiera es femenino. Ellos también pueden disfrutar de su punto G, ubicado frente al recto y bajo la vejiga. Tiene forma de nuez (castaña para algunos) y responde al nombre de próstata.

El urólogo y sexólogo Eduardo Pino asegura que el conocimiento de esta zona de placer masculino es conocida desde tiempos antiguos. De hecho, afirma que en algunos pacientes que se someten a un examen rectal es posible que se presente una erección.

De esta manera, Pino coincide con Whipple, quien, ya en 1980, junto al investigador John Perry explicaron que existen varias clases de orgasmos tanto en hombres como en mujeres, y mientras que en ellas existiría el clitoriano y el uterino, además de la mezcla de ambos, en ellos, se alcanzaría el clímax a través de la estimulación del pene y, por otro lado, con la próstata.

En una conferencia celebrada en Nueva York, llamada “En busca de la plenitud, más allá del punto G”, Whipple comentó las maneras de localizar este lugar masculino. Una de ellas sería la forma más obvia y quizás más evitada por los prejuicios varoniles de "macho man". La otra, menos invasiva, consiste, simplemente, en presionar el sector entre el ano y el escroto.

Al igual que la sexóloga, Pino apuesta a este sector como un punto de placer en el cuerpo masculino, aunque aclara que el más importante siempre será el pene.

Seguirá siendo un misterio

Si bien Antonio Salas, presidente de la Sociedad Chilena de Sexología, coincide con Pino acerca de que “la zona erógena de preferencia en el hombre es el pene, que produce el placer máximo con la eyaculación”, es tajante en desestimar la idea de que la próstata pueda ser considerada un punto G.

“Hay etapas en el desarrollo del ser humano, como la fase oral y anal, cuando son niños. Algunas personas se pueden quedar fijas en esas etapas, pero no es que sea una zona erógena (…) No corresponde a un área erótica, cuya idea, en el fondo, es la reproducción. Es antinatural”, afirma.

¿Mito o realidad? Tal vez, hablar de un punto G masculino resulta casi irrisorio, pero no se debe olvidar que la misma suerte vivió Grafenberg, cuando dijo hace 58 años que existía una zona que aumentaría la satisfacción sexual femenina, y hoy tiene fieles adherentes y testigos que reafirman su postulado.
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