Pareciera ser una de las militante regalonas del Partido Socialista porque son varios los que tienen palabras de reconocimiento a su capacidad intelectual. No en vano, muchos la mencionaron como posible sucesora en el cargo de diputado del fallecido Juan Bustos.
-Se te ve entusiasmada en esta pega.
“Sí, total (alarga la palabra), porque es muy potente. Cuando la Presidenta dice le vamos a cambiar el rostro a Chile lo dice porque está convencida. A pesar de toda la crítica, agresiva desde la oposición, nosotros estamos convencidos -y esos nos mantiene en pie, firmes,- de que aquí al 2010 vamos a ser un país distinto”.
-¿Por eso dijiste que no a la idea de ser diputada? ¿O la verdad es que la tarea parlamentaria no te atrae?
“No, tengo un compromiso con el gobierno de la Presidenta Bachelet, y especialmente en este ministerio. Me siento tremendamente orgullosa de trabajar en el gobierno de la primera mujer en el poder en Chile y eso es muy potente”.
-¿Y te atrae el Parlamento?
“No, estoy preocupada de mis temas…” (trata de hacerle el quite a la pregunta).
No aceptar el cargo frustró, de alguna manera, el retorno de Paula Quintana a la V región. Nacida en Santiago, justo antes del golpe militar debió partir con su familia a Viña del Mar, donde hizo sus estudios. Luego, regresó a la capital ya que cursó sociología en la Universidad de Chile, donde después hizo un magíster en políticas públicas.
Al egresar, entre 1989 y 1995, trabajó en algunas ONGs regionales que ayudó a formar, incluso, como la Casa de la Mujer en Valparaíso. Los temas que la motivaban, en cuestión, eran los jóvenes, las mujeres, el género, y “creo que es algo que no voy a soltar hasta que me muera, porque uno constata que hay injusticias”.
“Qué mejor que las propias protagonistas podamos poner todo el empeño, toda la fuerza, para terminar con esas desigualdades”, dice.
-El puerto ha estado muy presente en tu vida profesional. Fuiste Seremi.
“En 1995 ingresé al departamento de desarrollo regional en el gobierno regional de Valparaíso y a los tres años pasé a Serplac como jefa de estudios y después, en el gobierno del Presidente Lagos, el 2003, me nombraron Seremi de Bienes Nacionales y luego de Serplac”.
-El 2007 asumiste la subdirección del Consejo Nacional de Cultura y Arte. ¿Fue un cambio muy fuerte?
“La cultura como tema era algo nuevo; mi experiencia era de gestión en políticas públicas y administración. En ese ámbito trabajé con mucha satisfacción porque Paulina Urrutia es un lujo y el mundo de la cultura es maravilloso, de gente tremendamente creativa, positiva, con una crítica deliciosa, algo se contagia”.
-¿Algo de artista en ti?
“Sí (duda un poco), pero mis hijos tienen mucho más que yo”.
Separada, de 43 años, tiene tres hijos de 22, 18 y 9 años, razón por lo cual reconoce que vivió la maternidad en dos etapas diferentes.
-¿Más aprensiva con la menor?
“Claro, mi función pública requiere mucho tiempo”.
-¿Cuánto se ha resentido tu vida familiar?
“Me encargo de cubrir como pulpo todas las áreas, de tener las antenas puestas y dedicarles el máximo de tiempo. Me divido entre el trabajo, mi compromiso público y mis hijos, dejando espacio para los amigos”.
-¿Hay espacios, de verdad?
“Sí, me las arreglo para tenerlo, con orden, con agenda, todo funciona con agenda o si no, no funciona”.
-¿Qué es lo que más te desgasta: una agenda sobrecargada o los viajes por el país?
“Ninguna de esas dos cosas. Lo que desgasta es que no se reconozca todo lo importante que estamos haciendo”.
-¿Y frustraciones?
(Lo piensa) “No he tenido frustraciones importantes...”
-¿Paula Quintana es absolutamente controlada o tiene pasión?
“Algo de pasión hay, si no le ponemos pasión tendría, efectivamente, frustraciones. Si no le ponemos pasión habría desgaste. Esto tiene que ser con mucha racionalidad, mucha cabeza, pero con todo el corazón y la piel”.
