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Nuevas fórmulas para cuidar el pelo

Como la piel, también envejece. Por eso, a partir de los 30 años, la recomendación es erradicar los malos hábitos e invertir en buenos productos.

14 de Julio de 2009 | 08:26 |
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El principal motivo de consulta en trastornos del pelo es, sin lugar a duda, su caída, que se asocia a diferentes factores. Una vez descartadas algunas patologías, la causa más frecuente entre hombres y mujeres es el proceso natural de envejecimiento del folículo piloso.

"Cada folículo tiene un ciclo de desarrollo con etapas progresivas de crecimiento, involución, reposo y caída, hasta que se inicia nuevamente el ciclo", explica el dermatólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Felipe Mardones. Y con el paso de los años, ese mecanismo se ralenta.

Hoy existen múltiples tratamientos para la caída del pelo, que incluyen fármacos orales, lociones y vitaminas específicas. "Para las mujeres, dependiendo de su edad, a veces es necesario incluir en el tratamiento fármacos que regulen trastornos hormonales que influyen en la caída del pelo", agrega el doctor Esteban Hernández, dermatólogo del centro SkinMed.

Pero más allá de los tratamientos específicos que pueda determinar un especialista, existen algunas prácticas arraigadas entre las mujeres, que dañan el pelo, lo debilitan y estimulan su caída, que deben ser erradicadas. Y algunos hábitos que ya es tiempo de incorporar en la rutina diaria.



Secar el pelo con una toalla con movimientos suaves y en un solo sentido para evitar que las cutículas (estructuras que funcionan como tejas sobrepuestas en la superficie del pelo) se atasquen entre ellas.

Si va a usar secador de pelo, dirigir el aire desde el cuero cabelludo hacia el extremo final.

Peinar el pelo en un sentido y ojalá con un peine de dientes separados.

Preferir productos con queratina, ceramidas y pantenol.

Tener una alimentación equilibrada.

NO

Usar champús no apropiados para cada tipo de pelo (grasoso, seco, normal).

Usar productos químicos no adecuadamente certificados, de mala calidad o aplicados por personas no calificadas.

Exponer el pelo al calor excesivo de planchas, secadores o rizadores.

Exponer el pelo al sol excesivo en verano, cloro de las piscinas y agua salada (para evitar sus nocivos efectos hay que enjuagarlo siempre).

Usar pinches y moños demasiado tirantes que fraccionan el folículo piloso.






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