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“Tengo problemas con ser añejo”

05 de Mayo de 2010 | 11:45 |
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“Wi-li-ammm”, corrige cortésmente una vez sentado para dar comienzo a la entrevista, al ver que una hoja está encabezada por “Willy Geisse”.

“La verdad es que no me gusta ‘William’ ni ‘Willy’, pero me parece más interesante ‘Williammm’, que ‘Willy’. Mi primer nombre es Iván, pero nunca nadie me ha dicho así”, dice, vestido con una chaqueta de un uniforme color azul oscuro, algo extraño en un personaje como él.

-Pensé que ibas a llegar con una chaqueta más colorida.
“Trato de aprovechar los días libres para andar más piola. Bueno, yo no paso muy piola siempre. Es que, además, se gasta al tiro; te la pones una vez y ya todo el mundo te la vio, y gasto harta plata en ropa”.

-¿Cuántas chaquetas tienes?
“Como 150. Soy súper trapero. Puedo ir comprándome cosas desde Alonso de Córdoba hasta Bandera, sin ningún problema. Lo que pasa es que yo fui muy gordo y era difícil, porque no había ropa para mi talla. Me acuerdo que cuando llegó Zara a Chile, fui a la tienda y me alucinó la ropa, pero al entrar, me dijeron con cara de asco: ‘no, para usted no hay’. Volví 4 meses después que había adelgazado un montón y me compré todo. Ahí me bajó lo de comprar ropa. También tengo obsesión por los zapatos (tiene más de cien); para mí son lo máximo. Tengo algunos que no me he puesto nunca.
“A mí me gusta la cosa colorinche. Si me pudiera vestir en el Caribe o en el Timoteo, sería feliz; harto color, harta cosa”.

-Eres una persona que se preocupa mucho de estar impecable...
“De repente creo que estoy un poco obsoleto en el tema, porque ya no se usa tanto eso. Ahora, la gente, mientras más desarmada y desestructurada esté, está más a la moda. Pero cuando tienes una cierta edad y te dejas de afeitar por tres días y andas con una polera media trapienta, te ves como un viejo patético. Por eso prefiero verme como un semi-señor cuico o pirulo”.

-Con esa forma de pensar de la estética, ¿cómo llegaste a engordar hasta sentirte mal?
“El tema de la gordura no es algo estético, es una enfermedad y siempre hay que plantearla así. Uno empieza a engordar no por hambre, sino que por algún problema en la cabeza. Por carencias y un montón de cosas. Pero lo que se ve afuera es la nada en comparación a la escoba que tienes por dentro, colesterol, dolores en las rodillas... Yo tuve la suerte de que me llamaron de Canal 13 para el programa ‘Diagnóstico’ y me cambió la vida. Cada vez que puedo le comento a la gente que el bypass gástrico es la varita mágica para los gordos; te soluciona la vida, pero siempre que estés bien de la cabeza. Conozco gente que antes de operarse están desesperadas porque ya están pensando en que no podrán comer tal y tal cosa”.

-¿Cómo te cuidas?
“Yo como de todo, aunque trato que sea poco. Deporte no hago, siempre he sido medio flojo. Vivo a una cuadra y media del supermercado y voy en auto”.

-¿Eres de los que le cuesta decir la edad?
“Me cuesta mucho. Depende si es para una portada (ríe). No es difícil saberlo pero prefiero irme por el lado de que tengo experiencia. Pero sí, me carga, me carga, me carga decir los años que tengo”.

-¿Tienes problemas con envejecer?
“La verdad es que no. Tengo problemas con ser añejo, le tengo miedo a eso. Porque hay gente vieja que es súper jovial, que de mente están geniales, actualizados. Pero hay otros que se empiezan a añejar y creo que ante eso hay que luchar”.

-¿Usas cremas?
“Cada vez que viajo compro en el Duty Free todas las cremas antiarrugas que encuentro para el contorno de ojos, para semicontorno, el semiojo... Pero después se me olvida ponérmelas y se me olvida para qué son. Así que las heredan mi mamá o mis hermanas”.

-Dices que te gusta la ropa alegre. ¿Aún se hace difícil vestir así en un país donde la gente suele ser quitadita de bulla?
“No, a mí me da exactamente lo mismo. Siempre, desde muy joven he querido demostrar que soy distinto en todos los sentidos. No tengo ningún problema.
“En mi juventud, lo único que quería era viajar, conocer Europa, recorrer el mundo; siempre mis amistades fueron todas mayores, siempre tuve un sentido estético diferente al resto, estaba en otra. Siempre quise ser distinto, pero todo en un marco de respeto; no rompiendo estructuras. No soy punk, no quiero agredir, pero creo que soy como un agresor light”.

-¿Como cuando le dijiste a Belén Hidalgo que no se vestía apropiadamente?
“Yo pedí disculpas, pero no por lo que dije. Sigo pensando lo mismo, que no fue un acierto, y le pedí disculpas por el mal momento que la hice pasar. Pero sigo pensando exactamente lo mismo. No he reculado. Creo que no fue apropiado porque tampoco aportaba al baile”.

-¿Y nunca pensaste: ella es la cuñada del jefe?
“Lo pensé, pero yo no le tengo que hacer la pata a nadie, nunca lo he hecho. Cuando lo empiezas a hacer, estás frito, y yo soy súper digno”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Ver mucha, mucha televisión. Soy adicto al control remoto, al cable. Paso de un canal japonés a uno alemán, sin entender ninguno de los dos idiomas, y me quedo pegado viendo una película aunque no entienda ni jota. Es lo mismo que me pasa cuando transito en una calle, sobre todo en una ciudad que no conozco. Ahí me gusta mirar a la gente y pasarme películas de la actividad que hacen. Es como un juego que tengo. Me gusta el voyerismo en todo su abanico y lo practico por televisión, porque es más fácil y más sano. Eso de ir a un cerro o a algún edificio para espiar puede ser peligroso (ríe)”.
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