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Soltera, y ¿a mucha honra?

Existen muchas razones por las cuales una mujer podría seguir soltera sobre todo si es autónoma y guapa. Pero será hasta que se tome el tiempo de analizar qué es exactamente lo que busca en una pareja que podrá trascender en el departamento del amor.

14 de Enero de 2011 | 11:09 | Por Pilar Lagos
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El Mercurio
Tu repisa está repleta de libros de autoayuda. Eres una experta en temas del amor. Mantienes con firmeza tus teorías sobre la soltería, porque piensas que es mejor estar sola que mal acompañada. Tu idea perfecta de un viernes por la noche es pedir una pizza y ver por décima vez “Orgullo y Prejuicio”. En el fondo, sigues con la esperanza que aparezca tu señor Darcy, que confesará el amor profundo que siente por ti, como pasa en esa novela que Jane Austen escribió hace ya 97 años. Pero, cuando dejas de fantasear despierta, te das cuenta de que los únicos hombres en tu vida son tus mejores amigos. Esos que te tratan como si fueras uno de ellos, eructan enfrente de ti después de beber cerveza y te tratan como la hermana menor.

Entonces, ¿quieres o no quieres ser soltera? Depende de lo que se defina como soltería y lo que una mujer espere de ella o cuánto esté dispuesta a perder o a ganar por sostenerla.

La socióloga y directora del Programa de Equidad y Género de Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), Claudia Dides, lo plantea así: “Los roles han cambiado. La mujer ya no busca un sostenedor, sino una pareja o un compañero para pasarlo bien, incluso para sólo tener sexo”. Entonces: ser soltera no significa estar retirada de la vida de pareja. Como Dides añade: “No es necesario casarse”. Según ella mucho depende del proyecto de familia que una mujer tenga.

Según la psicóloga argentina Irene Meler, experta en temas de género de las generaciones posteriores a la liberación femenina en Latinoamérica –esas que heredaron lo que quedó de los años 60- tienen terror de repetir el modelo de sus madres y de sus abuelas que estaban sometidas a los hombres. Según ella, a comienzos del siglo XX los varones debían formarse e insertarse en el mundo social y productivo, antes de decidir que estaba en condiciones de casarse y de tener descendencia. Lo novedoso, añade Meler en un artículo titulado “¡Uy me olvidé de casarme!” es que hoy “muchas mujeres elaboran, de modo implícito, un proyecto de vida semejante”.

No todas están de acuerdo con la especialista trasandina. Isabel Morales, afirma: “Mi papá fue un buen ejemplo de marido y por eso creo que soy exigente. Además, creo que ya no los hacen como antes”. Ella se define como desconfiada: no se compra al pretendiente ideal, ni cree en el príncipe azul; asegura que no existen y por eso, está a la espera del hombre que se muestre tal cual es y que no venda otra imagen para llamar la atención.

La otra cara de la moneda son las expectativas: un hombre, para ser elegido, debe cumplir con una serie de requisitos, y muy pocos pueden cumplirlos. Entre ellos está el que sean un modelo de equilibrio: “Las mujeres se quejan de que ahora los hombres son tan sensibles, que no se pueden apoyar en ellos, pero si son muy machos tampoco sirven, porque son insensibles”, explica Claudia Araya.

Otra de las causas que llevan a una mujer a permanecer soltera es el miedo. Miedo al compromiso, miedo a ser herida, miedo al riesgo. A fin de cuentas, miedo. Claudia Araya cuenta que conoció a mujeres políticamente e intelectualmente potentes, casadas o emparejadas con idiotas. “Estas mujeres prefieren estar con hombres que dependan de ellas, porque no se sienten amenazadas. No son hombres, hombres. Los cuidan como a un niño”, afirma. Pero, cuando los roles se invierten y hay más compromiso y entrega por parte de los hombres “ellas terminan despeinadas”, agrega.

Hay mujeres que evitan a estos tipos de hombres. De hecho, evitan a los bajos, altos, delgados, gordos, ingenieros, filósofos -y la lista continúa- por miedo a tomar riesgos amorosos y salir lastimadas. “Hay gente que se pregunta  y tiene dudas sobre si la relación va a funcionar o no, ¡nadie dijo que iba a resultar!, no hay relación de pareja que no incluya un riesgo”, enfatiza Araya.

Tú eres de las que lograste superar la etapa de noviazgo. Sabes que le gusta el café con dos cucharadas de azúcar morena, pero, ¿conoces cuáles son sus proyectos de vida?  Claudia Araya cuenta que en una investigación que está realizando ha notado que cada día las personas no toman el tiempo para autoconocerse lo cual complica las relaciones de pareja. “Es muy difícil saber lo que el otro quiere, y a veces qué quiere uno mismo”, añade. En vez de apresurarte, aprovecha la soltería para conocerte y averiguar qué es lo que quieres. De todas maneras, no te está dejando el tren.

Ya no estamos viviendo en los años 50, donde la importancia del matrimonio en Estados Unidos llegó a su punto más alto. El 96% de los adultos estaban o habían estado casados. Hace 30 años en Chile, 77.499 matrimonios fueron registrados. En el 2008, esta cifra disminuyó a 56.112 personas según datos del INE.

“En los últimos años, ha habido una transformación en la intimidad de la mujer y el hombre”, dice Claudia Dides. Añade: “Ahora, son menos las parejas que se están casando, vincularse mediante un contrato va en retroceso porque hay nuevos tipos de familia. Claramente ha aumentado la convivencia y ese es un factor importante para entender la soltería”.

Otra razón ligada a la soltería es que las mujeres “tienen más posibilidades y por eso toman la decisión de postergar el matrimonio y tener hijos”, dice Dides. “Antes, las mujeres tenían la idea de que el único proyecto de vida era el de la reproducción”, concluye.

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