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¿Reemplazo hormonal para hombres?

21 de Enero de 2011 | 13:04 | Por Jane E. Brody, The New York Times News Service
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Agencia

Las mujeres están muy adelantadas a los hombres en el conocimiento de los beneficios y riesgos del reemplazo hormonal. Aún no se lleva a cabo un gran estudio que se extienda a lo largo de años, comparable al de la Iniciativa de Salud de la Mujer, sobre la seguridad y efectividad de la terapia hormonal para hombres ya entrados en años, los cuales muestran señales de deficiencia de testosterona.


Pese a creencias fundamentadas en evidencia mediante la observación, en el sentido que la terapia de estrógenos mejoraba la salud y bienestar de mujeres menopáusicas, cuando se hizo un estudio definitivo, facultativos e investigadores quedaron impactados al descubrir que los riesgos del reemplazo hormonal en el largo plazo podrían superar sus beneficios.


E, igualmente, ¿revelaría un estudio similar de terapia con testosterona para hombres que experimentan la “andropausia” más peligro que ayuda? La respuesta podría ser bienvenida por lo que se estima en 4 millones de hombres estadounidenses que tienen niveles subnormales de esta importante hormona, comúnmente a causa de la edad avanzada.


Sin embargo, estos hombres, así como los que ya reciben terapia de testosterona y la generación de la Posguerra, que pronto pudiera padecer síntomas de baja testosterona, pudieran nunca saber si sumarle a la menguante provisión de su cuerpo mejorará o empeorará a partir de la calidad y duración de sus vidas.


Más bien, pudieran tener que fundamentar una decisión con respecto a terapia en evidencia confusa y contradictoria. A finales de año pasado, por ejemplo, el estudio de un gel de testosterona, con fondos federales, aseguró de manera sorprendente los esfuerzos por mejorar las vidas de hombres ancianos que experimentan una declinación en si nivel de energía, humor, vitalidad y sexualidad como consecuencia de bajos niveles de testosterona.


Este estudio, conducido entre 209 hombres de 65 años en adelante que tenían dificultades para caminar, fue detenido cuando las personas que usaban la hormona registraron una tasa inesperadamente alta de problemas cardiacos.


Los investigadores, quienes publicaron sus hallazgos en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, notaron que las probabilidades pudieran haber estado formadas a favor de un resultado peligroso debido a que los participantes, particularmente el grupo que recibió la testosterona, tenía altos índices de hipertensión arterial, diabetes, obesidad y altos niveles de lípidos en la sangre. Pero, también hay que considerar, esta pudiera ser una población realista para el estudio, dado que muchos candidatos para la terapia con hormonas enfrentan probabilidades de padecer ese tipo de problemas de salud.

Cuidadosa consideración en el limbo

Un estudio de 45 millones de dólares, financiado por el Instituto Nacional del Envejecimiento, está en marcha en 12 centros médicos para ver si un año de tratamiento con testosterona ayuda a 800 hombres de 65 años de edad y más con bajos niveles de la hormona y problemas con el funcionamiento físico, fatiga y desempeño sexual o cognitivo.


Este estudio, en el cual los hombres están siendo asignados al azar a recibir la hormona o un placebo de apariencia similar, también evaluará los efectos de la hormona sobre factores de riesgo cardiaco.


De cualquier forma, este estudio no responderá al interrogante de si es seguro o no usar la hormona durante varios años, incluso décadas, lo cual sería necesario para mantener cualquier de los beneficios. Una de las principales inquietudes radica en saber si su uso en el largo plazo promovería el crecimiento del cáncer de próstata, que está presente pero oculto en casi la mitad de los hombres de edad avanzada.


“No hay muchos estudios buenos sobre la testosterona en hombres ancianos”, dijo el Dr. William J. Bremner, urólogo de la Universidad de Washington en Seattle, en una entrevista. “Los estudios son pequeños y el más largo de ellos duró apenas tres años. Necesitamos el mismo tipo de estudio para la testosterona que se empleó en la Iniciativa de Salud de la Mujer: varios miles de hombres, seguidos durante 10 años, quizá. Actualmente, estamos en el limbo con respecto a cómo aconsejamos a los pacientes”.


Reconoció que la necesidad de un estudio de esa naturaleza para los varones es “menos urgente” porque, contrariamente a las mujeres, que experimentan un abrupta caída en el estrógeno durante la menopausia, a menudo con síntomas que crean alteraciones, el descenso de la hormona en los hombres es mucho más gradual, y los síntomas, cuando ocurren, comúnmente se consideran señales normales del envejecimiento, no como una deficiencia hormonal.


Un extenso estudio en Europa, publicado en el mismo ejemplar de la revista buscó determinar de mejor forma quiénes, entre hombres de edad madura y más avanzada, podrían ser candidatos para reemplazo de testosterona.


Entre una muestra de 3,369 hombres entre los 40 y 79 años de edad, investigadores en ocho centros médicos de Europa encontraron que el “limitado vigor físico” y tres síntomas sexuales — disminución de pensamientos sexuales y de erecciones matutinas, así como disfunción eréctil — estaban estrechamente vinculados con bajos niveles de testosterona.


Si bien se cree ampliamente que los bajos niveles de la hormona incrementan el riesgo de depresión en un hombre, los investigadores encontraron que “los síntomas psicológicos tenían poca o ninguna relación con el nivel de testosterona”. Hay cuatro enfoques principales sobre la terapia de testosterona disponible en Estados Unidos: inyecciones intramusculares cada una a tres semanas; aplicaciones cutáneas mediante un parche o gel; así como esferas implantadas debajo de la piel que duran varios meses.


El parche puede ocasionar irritación en la piel, y el gel puede ser transferido a terceros a través del contacto con la piel a menos que se tenga cuidado de cubrir el área donde se aplica. Sin embargo, rara vez se emplea la administración oral debido a los efectos tóxicos en el hígado.

Considerando beneficios vs peligros

La razón más común por la cual los hombres buscan terapia de testosterona es porque su deseo o desempeño sexual ha bajado, aunque la capacidad de la hormona para aliviar síntomas sexuales es impredecible. Más de una cuarta parte de los hombres con niveles normales de testosterona presentaron esos síntomas, en tanto no así muchos hombres con niveles por debajo de lo normal.


Bremner dijo que típicamente él sugiere una terapia de prueba por hasta un año para ver si mejoran la función sexual u otros síntomas. Luego de citar los resultados de muchos estudios de menor tamaño, Bremner dijo: “Hay buena evidencia de que la administración de testosterona puede mejorar la masas muscular y fuerza, así como incrementar la densidad ósea” en hombres que presentan niveles subnormales.


 El Dr. Abraham Morgentaler, urólogo de la Facultad de Medicina de Harvard y autor de “Testosterona de por vida” (editorial McGraw-Hill, 2009), dijo en una entrevista que entre otros beneficios que se notaron están una reducción de la grasa corporal y colesterol total, así como un metabolismo mejorado en cuanto al azúcar del cuerpo.


 En un informe sobre los riesgos de la terapia de testosterona, escrito con el Dr. Ernani Luis Rhoden y publicado en 2004 en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra, Morgentaler notó que la testosterona tiene amplios efectos a lo largo del cuerpo, pero él y Rhoden concluyeron que con vigilancia apropiada, se puede detectar cualquier peligro en el horizonte.


Antes del estudio más reciente, en dosis consideradas normales, el gel de testosterona demostró poco o ningún efecto sobre el riesgo cardiovascular, informaron los dos médicos. Sin embargo, las inyecciones podrían dar como resultado un nocivo engrosamiento de la sangre, particularmente si resultan niveles sanguíneos de la hormona por arriba de lo normal. Aunque la testosterona puede ocasionar un crecimiento excesivo de la próstata, los estudios no han demostrado un daño a la función urinaria, notó Morgentaler.


El riesgo de cáncer de próstata es de mayor inquietud, dado que la supresión de la producción natural de testosterona del cuerpo puede ocasionar que este cáncer regrese. Los hombres que estén considerando un tratamiento primero deberían someterse a un examen total de próstata y medición PSA, con revisiones periódicas de próstata durante la terapia, concluyó Bremner.


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